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La década prodigiosa de Borderline

  • Los hermanos Francisco Miguel y Juan Antonio Salinas celebran el décimo aniversario de su empresa de comunicación, pionera en la promoción de los grupos a través de internet

¿Qué tienen en común Bob Dylan, El Marismeño, Pimpinela o Barón Rojo? Que a todos ellos les ha llevado la comunicación de sus últimas giras la empresa granadina Borderline Music, un proyecto que cumple 10 años desde que los hermanos Francisco Miguel y Juan Antonio Salinas montaron su centro de operaciones en la calle Pareja. La agencia de prensa, imagen y comunicación celebra su primera década el próximo jueves con una fiesta en la sala Siroco de Madrid con las actuaciones de Alondra Galopa y Los Autonautas. Que los fastos sean en la capital de España y no en Granada tiene mucho que ver con la próxima apertura de una oficina. "La mayoría de nuestros clientes son de Madrid para arriba y queremos tener una relación más estrecha con los productores y los grupos", explica Francisco Miguel Salinas. "Tengo clientes con los que hablo a diario desde hace 7 años y no les pongo cara, hace falta tener una relación más personal", continúa .

Los hermanos Salinas llevaban años embarcados en distintos grupos hasta que decidieron cambiar la guitarra por un ordenador y un teléfono. Juan Antonio -que ha retomado los escenarios con Varaverde- trabajaba en un estudio de grabación y, al tiempo, dedicaba sus ratos libres a configurar una base de datos que unía la industria musical y los medios de comunicación. "Por esa época intuíamos lo que iba a pasar y apostamos por crear una nueva herramienta ágil y económica para promocionar grupos, giras, eventos culturales y demás", explica Francisco Miguel.

Comenzaron haciendo campañas de newsletters publicitarios con una base de datos adaptada a las características del anunciante "para que tuviera posibilidades reales de promoción de manera económica". Sus primeros clientes fueron la sala El Tren o Musiserv y de ahí extendieron sus redes al resto de Andalucía y a Madrid y Barcelona. Y así fue como se hicieron cargo de las giras de Roger Waters, Mark Knopfler, Luis Eduardo Aute, Barón Rojo, Bob Dylan o Paco de Lucía, además de festivales como el Contemporánea, Viña Rock, el Festival de Blues de Cazorla, el Luna Lunera o el Festival de la Guitarra de Córdoba. Y aunque la música, como tantas otras cosas, siempre ha estado en crisis, llegó un momento en el que era "muy complicado trabajar con ayuntamientos porque cobras mal y tarde". Y si se trataba de ayuntamientos andaluces, "todavía más difícil". En la actualidad mantienen una relación fluida con ayuntamientos como el de Bilbao, una institución con una política de pagos "muy normal y que siempre cumple", continúa el 50% de Borderline. "Antes una institución era un cliente seguro, pero ahora trabajamos más con promotores privados, hay además menos festivales y lo que se trabaja más son las giras de grupos". Porque lo suyo es adaptarse a las circunstancias, como camaleones de la música -con permiso de David Bowie-.

"Antes, por ejemplo, trabajábamos para sellos discográficos y ahora nosotros hacemos paquetes de edición de discos para sellos discográficos y para grupos que comienzan, ofertamos una herramienta para que los pequeños sellos y los grupos puedan utilizar nuestro servicio de fabricación que incluye asesoramiento con los temas legales, distribución y promoción". De hecho, artistas de primer nivel como el saxofonista Jorge Pardo trabajan con Borderline en la producción de sus discos.

En resumen, un trabajo curioso pasando de Dire Straits a El Marismeño sin solución de continuidad. "Antes había gabinetes de prensa que se dedicaban sólo a un estilo musical y nosotros hemos ido más allá, tenemos un plan de medios adaptado a cada grupo, somos gabinete de prensa de Rosana, Pedro Guerra, Barón Rojo o de Iron Maiden en su última gira por España". Y si hay un grupo flamenco que contrata sus servicios se ponen manos a la obra para buscar la máxima difusión en medios de flamenco o entre los críticos, además de medios más generalistas.

El trabajo, como el de casi todos los que empiezan con una pequeña empresa, ha sido y sigue siendo duro. No hay hora de salida y los días libres pueden dejar de serlo en cualquier momento". De hecho, el próximo 15 de enero, domingo, Salinas tiene previsto acudir a la oficina aunque la noche del sábado se le haya ido de las manos. Uno de sus clientes, Jorge Pardo, recibirá el premio como mejor artista europeo de jazz y tendrá que contactar con los medios para darle la máxima difusión a la noticia, "sobre todo en los medios nacionales".

Sin embargo, ha sido precisamente esa actitud lo que ha contribuido a que hayan conseguido consolidar su nombre. Junto a ello, los hermanos apuntan que desde el inicio su idea fue no especializarse demasiado, sino poder ofrecer un servicio personalizado a cada tipo de cliente. "Aunque esta diversificación les chocó a algunos al principio, han comprobado que la calidad del trabajo no disminuye y eso es lo importante".

Porque los grupos se han dado cuenta que haciendo sólo buena música no se llega a ningún lado. "Cuando comenzamos en esto la industria ya estaba cambiando. Antes, un sello apostaba por un grupo y pagaba cifras astronómicas en publicidad". Y entre los músicos existía el concepto de que ellos sólo tenían que hacer canciones y si el disco era buena un sello lo iba a comprar y se lo iba a vender. Sólo tenían que ir preparando los pantalones de cuero para las entrevistas. "Ahora, de cara a que tu grupo pueda tener presencia, hay que presentarse de manera profesional a los promotores. Y ahí entramos nosotros para presentar esta propuesta y asegurarles difusión".

Y da igual ser una joven banda con muchos sueños y telerañas en los bolsillos o Roger Waters. "Nosotros cobramos lo mismo a todos", asegura Salinas.

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