Actual

La depuración del cine de François Ozon

Drama, Francia, 2012, 105 min. Dirección: François Ozon. Guión: F. O. (Basado en la obra de teatro 'El chico de la última fila' de Juan Mayorga). Intérpretes: Fabrice Luchini, Ernst Umhauer, Kristin Scott Thomas, Emmanuelle Seigner, Diana Stewart, Denis Ménochet. Fotografía: Jérôme Alméras. Cines: Cinema 2000.

El mundo de referencias literarias de François Ozon es sorprendentemente heterogéneo. Ha convertido en películas las obras teatrales Gotas de agua sobre piedras calientes de Fassbinder, Ocho mujeres de Robert Thomas y Potiche de Pierre Barillet y Jean-Pierre Grédy; la novela Real Life of Angel Deverell de Elizabeth Taylor y el cuento Ricky de Rose Tremain. Y ahora la obra teatral de Juan Mayorga El chico de la última fila. Mundos muy distintos son los del cineasta y dramaturgo alemán Fassbinder; el actor, realizador, director teatral y comediógrafo francés Robert Thomas; el dúo formado por Pierre Barillet y Jean-Pierre Grédy -creadores de comedias de inmensa popularidad- o las novelistas inglesas Elizabeth Taylor y Rose Tremain. A su vez, poco tiene que ver con ellos el teatro de nuestro Juan Mayorga, uno de los más importantes e internacionalmente reconocidos dramaturgos españoles.

Lo interesante es que en cada caso Ozon ha hecho suyas estas obras tan distintas, y hasta opuestas, sin faltarles el respeto, con una rara mezcla de humildad (poniéndose a su servicio) y de soberbia (poseyéndolas hasta fundirlas con sus muy reconocibles obsesiones temáticas). Se podría hablar de afinidades pero, ¿cómo podrían darse entre él y autores tan radicalmente distintos: profundos o superficiales, íntimos o brillantes, cómicos o trágicos? Es un misterio en el que tal vez radique la riqueza del a la vez coherente y desconcertante cine de Ozon, reconocible a la vez que distinto, unas veces inteligente y otras pedante.

En el caso de la obra de Juan Mayorga sí que se dan afinidades entre la propuesta dramática de El chico de la última fila y los mundos de Ozon. Singularmente el gusto por la narración dentro de la narración y la utilización de la creación literaria como metáfora de la vida; con paralelos entre la relación del autor con sus personajes y sus lectores, y la que los personajes (muchas veces también vinculados al mundo de la creación) establecen entre ellos.

Un profesor frustrado por su propia mediocridad y por la de sus alumnos repara en el raro y provocador talento de un joven a través de sus ejercicios de redacción, en los que va desvelando la vida de la familia de un compañero en la que se introduce como si fuera una variante perversa del ángel del Teorema pasoliniano. La película es una sutil, profunda, irónica, cruel y a veces tierna obra polifónica que juega con las relaciones entre el profesor, su mujer y el alumno; las oscuras y crueles andanzas de éste; y la vida -¿real o inventada, escrita o vivida?- de la familia espiada y profanada.

¿Pero a qué seguir? Las posibilidades interpretativas de esta película son tan interminables como las que su juego de espejos ofrece. Debe verse, sentirse y punto. Disfrutar de sus granes interpretaciones, perderse en sus laberintos, divertirse con los guiños sobre las imposturas artísticas, sentir su aspereza, admirar la inteligencia de sus juegos con la realidad y la ficción, percibir su oculta emoción y al final rendirse al relato sin final, abierto a los "continuará…".

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios