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El día que el grunge murió

  • El pasado 5 de abril se conmemoró la desaparición de estos dos músicos cuyas vidas surcaron caminos y dolores paralelos

El día 5 de abril es una fecha teñida de luto para el mundo de la música. Fue en este día cuando dos de las figuras más importantes de la música de los noventa abandonaron este mundo. Pese a que sus vidas fueron diferentes sí es cierto que tuvieron muchos paralelismos vitales: nacieron en el mismo año, crecieron en el Estado de Washington, alcanzaron la fama con apenas veinte años y fueron pasto de sus propios fantasmas.

Kurt Donald Cobain y Layne Thomas Staley nacieron en 1967, en el Estado de Washington, al Noroeste de los Estados Unidos. Cobain vino al mundo en Aberdeen, una pequeña ciudad situada en el Condado de Grays Harbor, al Oeste de Seattle, mientras que Staley nació en Kirkland, un suburbio de Seattle cercano al Lago Washington. El clima, húmedo, permite que crezcan árboles frondosos que dotan al lugar de tonalidades verdes que se mezclan con el gris lluvioso. Así son, en cierta manera, las vidas que nos ocupan.

INFANCIA

Si se observan otras vidas de artistas consagrados, lo más probable es que descubramos a unas familias rotas por el divorcio de los progenitores. Los casos de Cobain y Staley no fueron una excepción.

Cobain nació en el seno de una familia humilde pero feliz. Los primeros años de Kurt fueron felices, era un niño alegre que ya empezaba a interesarse por la pintura y la música. El pequeño Kurt escuchaba a los Monkees y llamaba la atención de sus familiares con su talento para el dibujo. Esta estabilidad se quebrantó cuando sus padres se divorciaron en 1975. El carácter de Kurt ya nunca sería el mismo. Se sintió "vulnerable y confundido", como admitiría más tarde.

Staley creció en un entorno muy similar al de Cobain. Fue un niño inquieto al que pronto le empezó a interesar el arte, sobretodo el canto, por lo que formó un grupo con amigos del colegio cuando apenas contaba con cinco años. Tales inclinaciones no se correspondían con la realidad familiar. Creció en un entorno hostil, en medio de discusiones entre sus padres. La pareja se divorció por el errático comportamiento de su padre, del que se supo que estaba involucrado en problemas con la mafia y las drogas.

Ambas personalidades sufrieron una paulatina transformación en la adolescencia. Cobain y Staley empezaron a tener problemas en la escuela. Staley, debido a sus continuas trifulcas, fue trasladado a un centro para jóvenes con problemas sociales. Cobain, por su parte, abandonó el instituto poco antes de graduarse, hecho que disgustó a la madre, que terminó por echarle de casa. Kurt pasó de mano en mano, en casa de familiares y amigos ya que la convivencia con su padre tampoco fue buena.

Layne Staley sí gozó de una adolescencia "más estable", sobretodo por lo unido que estaba a su hermana Liz y a su madre. Pero había un hecho que no paraba de atormentar a Layne: la marcha de su padre. Desde los ocho años, según reconoció el propio Staley, su vida estuvo "rodeada de sombras y se convirtió en una pesadilla". La obsesión por encontrar a su padre le hizo querer ser una estrella del rock, de esta manera pensaba que su padre se reuniría con él. El reencuentro llegó y la sensación fue muy decepcionante. De esta manera la música fue lo único que le quedaba. Staley utilizó la músico como elemento terapéutico. Cobain y Staley vieron en la música la única salida tanto laboral como social.

EXHAUSTOS EN LA CIMA

Staley y Cobain comenzaron su andadura por el mundo de la música de forma errática, como le ocurre a todo aspirante a músico. Cobain fundó Nirvana junto a Krist Novoselic, con quien ensayaba mientras trabajaba como monitor de una piscina, limpiador de un hotel (del que fue despedido por beberse las botellas de un minibar) y ayudante de la consulta de un médico, entre otros empleos. Staley formó parte de varias bandas como batería-cantante hasta que conoció a Jerry Cantrell en el Music Bank de Seattle. Estos dos, junto a Mike Starr y Sean Kinney, fundaron Alice In Chains.

Los primeros pasos de Cobain y Staley hacia el estrellato comenzaron poco después de la grabación de sus primeros discos, que fueron acogidos con cierta expectación y funcionaron como augurio de lo que se venía encima. Los segundos trabajos de Nirvana y Alice In Chains fueron sus respectivos cantos de cisne, mostrando en ellos una madurez que les quitaba la etiqueta de principiantes para consolidarles en la cima del Everest musical.

El Nevermind de Nirvana, publicado en 1991, deja entrever ciertas pistas de la fragilidad y angustia que padecía Cobain. El éxito que tuvo el álbum pilló desprevenido a todo el mundo. Alice In Chains publicó dos trabajos en 1992: el EP Sap y Dirt. Dirt es el disco más aclamado de Alice In Chains ya que es un ejemplo de perfecta sintonización entre composiciones, sonido y letras. El resultado es una música potente y armoniosa arropada por los versos de Staley , que reflejan a un individuo obsesionado por las drogas y la muerte.

Staley y Cobain empezaron en 1992 su particular pulso con la muerte. Cobain estuvo a punto de morir en enero de ese año, mientras que la dependencia de Staley aumentó alarmantemente. Los dos artistas comenzaron a sumergirse lentamente en un mundo autodestructivo del que ya no saldrían.

Nirvana grabó en 1993 su último disco: In Utero. Las letras de Cobain, al igual que el sonido del disco, son ásperas y corrosivas. Se podría afirmar que son el equivalente del trabajo de Staley en el Dirt. El cansancio de Cobain quedó plasmado en la gira del In Utero ya que intentó suicidarse en Nueva York y en Roma. Staley también empezó a mostrar síntomas de fatiga, cada vez le era más difícil subirse a un escenario por sus problemas físicos. Alice In Chains siguió publicando excelentes discos pero su promoción fue muy escasa debido a la salud de Staley. El final estaba cerca para ambos.

PAULATINA MUERTE

Nirvana canceló su gira europea en marzo de 1994 y Cobain, tras el intento de suicidio de Roma, ingresó en una clínica de Los Ángeles para desintoxicarse. Allí vio a su hija por última vez, la misma noche que trepó el muro de la clínica para coger un vuelo rumbo a Seattle.

Tras deambular varios días por su casa, mientras se le buscaba, el cinco de abril se inyectó una cantidad ingente de heroína y, posteriormente, una bala escupida por un cañón del calibre veinte, introducido en la boca, acababa con su vida. Su cuerpo fue encontrado tres días después por un electricista.

El final de Staley fue más largo y traumático si cabe. Su muerte fue lenta y dolorosa. El estado anímico de Staley, de por sí muy tocado, sufrió un duro revés cuando murió su novia en octubre de 1996. Staley se apartó del mundo a finales de 1999. Se recluyó en su casa de Seattle y poca gente lo volvió a ver. Staley murió otro 5 de abril, de 2002, debido a una sobredosis de cocaína y heroína. Hallaron su cuerpo dos semanas después en avanzado estado de descomposición. En la última entrevista que concedió, un año antes de morir, Staley confesó: "Sé que me estoy muriendo. He tomado crack y heroína durante muchos años. Nunca quise terminar así. No hay vuelta atrás. Es demasiado tarde."

El viento de Seattle, la ciudad verde y gris, transporta, si se afina el oído, la música de estas dos almas inundadas de dolor y aflicción, ansiosas por escapar de este mundo.

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