Ian Gibson(Dublín, 1939) es uno de los investigadores de Lorca más conocidos, sino el que más. Pero su trayectoria profesional va mucho más allá del mérito de ampliar el conocimiento que el gran público tiene del poeta de Fuente Vaqueros. Investigador vehemente y apasionado, ha abordado con la misma intensidad las biografías de Dalí o Buñuel. Su método va más allá de la frialdad académica y ampliando el horizonte de estas biografías ha contribuido también a ensanchar el de la propia historia de España, el país por el que cambió su Irlanda natal. Su propia vida da para un libro, y eso es lo se plasma en Donde acaba la memoria, el documental sobre el hispanista que llega este viernes a los cines españoles.  

Dirigido por Pablo Romero Fresco, ha sido pre-estrenado estrenado este jueves en la Filmoteca Española y el mismo día 2 de diciembre el Cine Madrigal de Granada acogerá un coloquio entre el director y el historiador tras su proyección. Esta producción recorre Las Hurdes, la Residencia de Estudiantes de Madrid, Sitges y finaliza en Víznar y Alfacar para construir un retrato de Gibson, un detective literario que ha dedicado su vida a recuperar la memoria de un país a través de las biografías de tres de sus genios más reconocidos.

En 1933, Luis Buñuel viajó a Las Hurdes, una región aislada y empobrecida del centro de España, para realizar el histórico documental Tierra sin pan. Ocho décadas después, el hispanista y biógrafo Ian Gibson hizo el mismo viaje para completar el trabajo de una vida. Allí se inició Donde acaba la memoria, con la visita del escritor acompañado por Mike Dibb, autor de más de medio centenares de documentales para la BBC y que Romero Fresco califica como el "co-protagonista" de la cinta. "Dibb conoció en Londres a un gallego cineasta extraordinario que estaba allí enseñando filmografía, un joven Pablo Romero Fresco", cuenta Gibson a Granada Hoy sobre el germen de este documental. "Yo entonces trabajaba en una biografía de Buñuel y tenía intención ir a Las Hurdes a recorrer los sitios en los que él estuvo trabajando. A ellos les interesó acompañarme durante mis días por allí visitando los lugares que había filmado y los cambios que habían experimentado. Y eso fue lo que hicimos".  

Sin embargo, todo ese trabajo "sufrió una tragedia": "La financiación, que era mínima, procedía de la Universidad e Londres. En sus laboratorios hubo un robo masivo de ordenadores y todo el material del montaje se borró y hubo que volver a empezar". "Aunque finalmente eso se consiguió reelaborar, se tardaron años y yo ya había publicado mucho en ese tiempo sobre la muerte de Lorca. Ellos quisieron añadirlo y en vez de ser una investigación sobre Buñuel se convirtió en un trabajo sobre mis investigaciones", explica Gibson sobre la evolución que sufrió el proyecto a lo largo de media década de rodaje, desde 2013 a 2018, y casi otros tantos años de postproducción.  

A sus 83 años, Gibson sigue con la misma actividad y entusiasmo en su actividad investigadora.

Fue así como la película, de 70 minutos de duración, pasó a convertirse en un documental "sobre la memoria". "Hay un cruce de Buñuel y Lorca, Las Hurdes y Granada ocho años después, con algo de Dalí y de mis otros libros. Creo que en el fondo el tema es el hispanismo, porque somos miles los locos hispanistas como yo que llegamos de fuera fascinados por la Península Ibérica en algún aspecto. Hay muchas cuestiones que estudiar en el país más complejo de Occidente: una mezcla de oriental y occidental, de distintas razas, de capa sobre capa, de culturas y sangres, de idiomas... Y, ¿quién es Ian Gibson? Pues uno más de los que vino a trabajar sobre Lorca en vez de estar fuera en Estolcomo o Australia para enseñar en una cátedra". 

Pero el biógrafo de Lorca, Dalí o Buñuel no se siente cómodo hablando de sí mismo. "Es un poco violento para mí". Sin embargo, asume mejor hablar de la película como el "retrato de un hispanista obsesionado con su aspecto de España". Y sobre todo como "una contribución a la situación actual en relación con la memoria histórica, una llamada a los que dicen que no hay que buscar al abuelo": "Es una película que quiere la verdad, el reconocimiento del pasado para poder avanzar, sino estamos perdidos". 

Así, las voces de Gibson y Didd se mezclan con los testimonios de los vecinos de los pueblos visitados y de otros nombres trascendentales para la historia del arte de este país como Carlos Saura, Román Gubern o Paul Hammond, que también ayudan a construir el retrato del hispanista. El viaje finaliza en Granada, donde, tras una búsqueda de 50 años, Gibson está más cerca que nunca de encontrar los restos de Lorca como símbolo de reconciliación de un país que todavía no ha conseguido hacer las paces con su pasado.

Ian Gibson obtuvo también la nacionalidad española en 1984. Profesor de literatura hispana en las universidades de Belfast y Londres, en 1978 fijó su residencia en España, país a cuyos temas ha dedicado la mayor parte de su producción. Especialista en historia contemporánea, sus obras suponen una amplia revisión histórica sobre la Guerra Civil (1936-1939) y el régimen del general Francisco Franco (1939-1975).

El director del documental detalla que la cinta ha querido ser también un homenaje a Ian Gibson, pero desde el único punto en el que se podía acercar a su figura y a la importancia que tiene en España: sus investigaciones. "Sabíamos que él no quería un documental tradicional así que nos acercamos a lo que estaba trabajando para poco a poco girar la cámara hacia él. Así podemos conocerlo un poco más y de esa forma conocernos también a nosotros, ya que ha pasado su vida contando nuestra historia".