Dorantes sorprende en Granada con un diálogo inédito entre Scarlatti y el flamenco

Este jueves en el Monasterio de la Cartuja de Granada, dentro de la Bienal de Flamenco, se celebró el concierto Scarlattianas: Tributo a Domenico Scarlatti, con entradas agotadas desde hace semanas y una larga lista de personas que se quedaron con ganas de asistir. La expectación no era casual: la propuesta de Dorantes se diferenciaba notablemente del resto de la programación de la I Bienal del Flamenco de Granada.

El artista de Lebrija se presentó con una propuesta que va más allá del simple homenaje a Domenico Scarlatti, el pianista y compositor sevillano volvió a demostrar por qué es una de las figuras más singulares del panorama musical actual. En el escenario el artista no estuvo solo: le acompañaron Rafael de Utrera, como artista del flamenco invitado en el cante; Antonio Torres al contrabajo; y Sergio Fargas en la batería, conformando un elenco que supo mantener la intensidad de principio a fin.

Él mismo asumió la dirección y la composición de este viaje sonoro, situándose al frente de tres instrumentos distintos —del clavicémbalo, del piano y de teclados electrónicos—, desde los que tejió un universo musical donde lo clásico y lo flamenco dialogan de manera natural.

Descubrimiento

Dorantes descubrió las obras de Domenico Scarlatti durante sus años de formación en el Conservatorio Superior de Sevilla. Ya entonces le sorprendió encontrar en algunas sonatas del compositor italiano rasgos propios del flamenco. Para él, Scarlatti fue el primero en integrar de manera velada, pero magistral, cadencias y giros melódicos que remitían a lo jondo, en un momento histórico en que el flamenco aún no era reconocido como lenguaje musical legítimo en los ámbitos académicos.

Scarlattianas retoma esa intuición: Dorantes no busca una fusión superficial, sino una integración auténtica en la que la estructura clásica se convierte en terreno fértil para que aflore el flamenco. En sus manos, lo barroco adquiere matices contemporáneos, mientras el flamenco se proyecta con una hondura inesperada en el marco de la música culta. El resultado es un puente sonoro que recorre casi tres siglos, desde el eco de la península ibérica del XVIII hasta la sensibilidad artística del presente.

El concierto fue mucho más que una reinterpretación: fue una radiografía flamenca de 1730 trasladada al siglo XXI. Dorantes mostró cómo el flamenco no solo puede dialogar con la tradición clásica, sino que, en cierto modo, ya estaba inscrito en ella gracias a la obras de Scarlatti.

La ovación final del público granadino confirmó que este tributo no se limita a recordar al compositor italiano, sino que reabre un debate fascinante sobre las raíces y el alcance universal del flamenco.

Conseguir combinar músicas y estilos tan distintos, y hacerlo de una manera tan orgánica y natural, resultó impactante. Este concierto destacó especialmente por su originalidad y carácter exclusivo, y los granadinos se mostraron felices de volver a ver a Dorantes, un artista cuyo trabajo conocen bien y cuyas nuevas aventuras musicales esperan siempre con curiosidad.

La idea de Dorantes no fue presentar una simple fusión, sino trabajar desde la integración: estructuras clásicas en las que el flamenco aparece con naturalidad, sin artificios. El concierto ofreció así un recorrido poco habitual dentro de una Bienal que suele girar en torno a formatos más tradicionales. Scarlattianas planteó un viaje sonoro distinto, en el que el público pudo descubrir afinidades inesperadas entre el barroco de Scarlatti y la raíz flamenca.