El duende baila en el Café de Chinitas

Cristina Hoyos vuelve a poner en pie al Generalife en el estreno de su versión del 'Poema del cante jondo' de Lorca

La bailaora Cristina Hoyos regala lo mejor de sí misma en su actuación en el 'Poema del cante jondo en el Café de Chinitas'.
B. Durán / Granada

22 de julio 2009 - 05:00

A estas alturas, decir que Federico García Lorca y Cristina Hoyos comparten uno de los romances más bellos de la historia de las artes se quedaría corto. Muy corto. El poeta, "interminable", según la bailaora, sentía una fascinación casi pasional por el flamenco. Lo acariciaba con sus palabras, lo exploraba con la inquietud de quien descubre algo que le quema por dentro y lo contaba al mundo a través de sus versos.

A él, a la esencia del cante jondo, le dedicó algunos de sus poemas más hondos. Hablan de gritos y de jaleo, del bullicio de las tabernas. Hablan también de la tierra que se trabaja con la manos y que da alimento al hombre; del cielo que se abre nada más levantar los ojos y de la luna que lo observa todo discreta. Hablan de amor, de pasiones que con todo pueden y de olvidos que no perdonan.

En Cristina Hoyos la fascinación por Lorca le viene de hace tiempo. De él bebió para dar vida a su Yerma, a su Romancero Gitano... No necesitaba nada más que acompañarse de los versos para encontrar la forma perfecta de ponerlos a bailar.

Años después, pero con el romance tan a flor de piel como el primer día, la Hoyos y su Ballet Flamenco de Andalucía subieron al escenario del teatro de los jardines del Generalife -transformado en el tablao "con lámparas de cristales y espejos verdes" del Café de Chinitas para la ocasión- para poder dar rienda suelta a la vorágine de sentimientos que es el Poema del Cante Jondo.

Fue la primera de las 35 representaciones con las que el verano y la Alhambra recordarán de nuevo a Lorca y el estreno absoluto de un montaje que se llevará por todo el mundo en los próximos años.

El taconeo del Café Cantante, la Parrala, el Anda jaleo, o la Baladilla de los tres ríos; el pulso del Zorongo, Los cuatro muleros, La Tarara, o El Vito encontraron sus pies y sus manos en el brillante Mariano Bernal y la propia Cristina Hoyos junto a un cuerpo formado por catorce bailaores y dos maniquíes, un hombre y una mujer, que flanquearon durante la hora y media de espectáculo los dos lados del escenario.

Poema del Cante Jondo en el Café de Chinitas es el tercer montaje con el que el Generalife ha podido ser testigo de la especial comunión que une a Cristina Hoyos con Lorca y a la que siempre se ha sumado como director de escena Jose Carlos Plaza, el auténtico mago capaz de hacer que por el escenario se pasee el duende todo e l tiempo para que baile y se mueva a su antojo.

Una Cristina Hoyos más festiva y alocada que nunca (de rojo, invocando a la alegría, en lugar de a la pena y a la amargura a las que bailaba en sus anteriores propuestas) lució sonrisas y fuerza sobre el escenario. Hace tan solo unos días aseguraba que el cansancio de las 35 representaciones que le esperaban no le asusta. Igual es porque "las palabras de Lorca bailan solas"; o tal vez porque la Hoyos disfruta reivindicando en las tablas todo lo grande que es.

Sobre el escenario, Fabiola, Vicente Gelo y Miguel Rosendo prestaron sus voces a los poemas. Con ellos, la pareja de guitarristas formada por Andrés Martínez y Ramón Amador, así como Roberto Carlos Jaén a la percusión recrearon el universo musical compuesto por Pedro Sierra para el espectáculo. Por él deambularon todas las esencias del cante jondo a las que Lorca dedicó sus poemas: seguiriyas, soleares, saetas y peteneras. Pero también hubo cambios de ritmo, giros rápidos y sorpresas tímbricas que terminaron de poner los colores a la noche.

Porque entre las líneas del Poema del Cante Jondo, sobre el tablao del Café de Chinitas, en las manos de Cristina Hoyos, en los pies de Mariano Bernal, y hasta en las palmas del público, todo es música, todo rima y todo tiene un ritmo único.

Junto a la nutrida representación institucional que acudió anoche al Generalife, la noche del estreno estuvo arropada por muchas figuras de la cultura y las artes de esta ciudad entre los que se encontraban el cantaor Juan Pinilla o el bailarín y coreógrafo de la compañía Da.Te Danza Omar Mezza, ninguno de los cuales quisieron perderse la puesta de largo de la nueva propuesta de una de las creadoras flamencas más importantes de este tiempo. Con la grada al completo, el espectáculo ya lleva vendidas más de 23.000 localidades hasta el final de la gira, en la que Federico García Lorca volverá a estar un poco más presente en su ciudad.

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