Dulce alma de blues

Brandee Younguer actuó en el Festival de Jazz de Granada

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Brandee Younger. / Rafael Marfil
Rafael Marfil Carmona

Granada, 07 de noviembre 2025 - 11:17

Justo ahí, en el centro del escenario oscuro, silenciosa y brillante, por la luz cenital, veíase el arpa. Esperaba las manos de Brandee Younger, la joven neoyorquina que, desde el primer minuto, creó con su instrumento un ambiente que, siendo dulce en la sonoridad, nos situó en la profundidad espiritual del blues y del soul. Con largas entradas en solitario, antes de que sumaran sus dos compañeros de equipo, fue repitiendo esquemas en un in crescendo emocional y, como se hace en buen jazz, desarrollando musicalmente una serie de melodías de sus trabajos discográficos, seleccionadas con muy buen gusto. Asistimos justo a lo que explicó muy bien la directora del festival, Mariche Huertas, “hacer ligereza del esfuerzo con un instrumento tan difícil”, rompiendo géneros musicales desde su extraordinaria formación clásica.

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Brandee Younguer. 45 Festival Internacional de Jazz de Granada.

Brandee Younguer, arpa; Rashaan Carter, bajo; Allan Mednard, batería.

Fecha y lugar: jueves, 6 de noviembre, Teatro Isabel La Católica.

Lo que se pudo escuchar fue una belleza serena, pero que no quedaba lejos de las improvisaciones de cualquier jam session en los clubes clásicos de su ciudad. Sonriente, contó cosas. Por ejemplo, momentos de creación en la pandemia o, indignada y comprometida, en la protesta conta el racismo del movimiento Black Lives Matter. Su tema Unrest conmovió especialmente a Adelina y a otras muchas personas presentes en el teatro. Hubo tiempo para sus melodías, pero también para hacer un homenaje a Stivie Wonder o cerrar con Marvin Gaye. En el recuerdo, las dos arpistas de referencia en la historia del jazz, Dorothy Ashby y Alice Coltrane, a las que ha dedicado parte de su trabajo discográfico.

El arpa

Los arpistas acarician su instrumento, lo miran como un tesoro. Juegan, lo pellizcan. En la infancia, mi generación se quedaba embelesada escuchando a Harpo Marx, cuando reponían esas películas en la tele de aquella época. Su sonido es, inevitablemente, delicado, hasta el punto de que Patricia y Cristina se plantearan si tiene garra para el jazz. La respuesta es que sí, porque no se echó de menos nada durante la sesión, con la riqueza de escalas y arpegios que permite uno de los instrumentos más antiguos de la historia. En cualquier caso, qué más da el instrumento. Lo importante es saber lanzar esas cargas de profundidad melódica, armónica y rítmica. Es posible que los directos de esta artista sean más auténticos que sus discos. Es algo propio del jazz.

Y en lo rítmico, coincidiendo con Norberto, en la primera fila, el sentir general fue la exhibición de oficio y acierto del batería, Allan Mednard, un señor de Queens que no destacó únicamente por sus solos, sino por la creativa, ajustada y prudente manera de acompañar cada cambio de ritmo, de marcar el tempo con una activa luminosidad, haciendo posible, junto al bajista Rashaan Carter, que el arpa brillara desde una base sólida, estable y excepcional. En Granada, hacía tiempo que no veíamos un batería así. Brandee Younger, sin divismos y con una simpatía que se agradece, lleva ya un bagaje discográfico notable en pocos años. Es toda una referencia en su estilo y va a seguir sorprendiendo desde su original instrumento para el jazz. No debemos perder de vista su trayectoria y, desde ya, esperamos su vuelta.

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