Tomatito: “El flamenco, como el jazz, es la música del dolor de un pueblo"
El guitarrista almeriense actúa en la Bienal de Flamenco de Granada con un concierto marcado por la memoria de Camarón y Paco de Lucía, la experimentación y la defensa de la pureza del arte jondo
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Granada recibe esta noche a Tomatito, una de las grandes figuras de la guitarra española, en el marco de su primera Bienal Flamenca. El artista repasa su trayectoria y reflexiona sobre la evolución del género, sus raíces y los retos del futuro. El almeriense recuerda que el flamenco se vive de verdad, viene de la raíz, de la emoción, y que lo moderno nace de lo ancestral.
Pregunta.–Ha tardado en venir a la Bienal de Granada, pese a que la ciudad tiene una historia flamenca importante. ¿Cómo vive esta llegada?
Respuesta.–Encantadísimo, con mucha ilusión. Granada es preciosa y muy flamenca. Muchos artistas han salido de esta tierra y seguirán saliendo. Yo voy a muchos sitios, a muchos países, pero me dicen Granada y la vivo.
P.–Empezó muy joven, acompañando a Camarón de la Isla. ¿Cómo ha cambiado su forma de sentir la guitarra desde aquellos inicios hasta ahora?
R.–Siempre pensando en la figura de Camarón, inspirándome en él. Siempre lo recurdo y, por supuesto, a Paco de Lucía, porque ellos trajeron muchas cosas.
P.–¿Cómo ha evolucionado como músico inspirándose en esas fuentes?
R.–Soy muy inquieto y me gusta aprender mucho. Cuando me propusieron hacer cosas con Michel Camilo, Piazzolla o con la Orquesta de Madrid, yo acepté, porque la guitarra me mantiene vivo. Los enamorados de la música necesitamos aprender siempre.
P.–En su estilo conviven la tradición gitana y el flamenco puro con influencias externas como el jazz o el tango. ¿Cómo equilibra raíces e impulso creativo?
R.–Yo tengo una forma de sentir y de interpretar el cante con la guitarra que me da personalidad, pero siempre aprendo lo que no sé. Eso te da nuevas armonías, nuevas melodías, y si tú lo disfrutas y se lo transmites a la gente, es un buen resultado.
P.–Tras Paco de Lucía, muchos lo ven como el referente de la guitarra flamenca. ¿Cómo vive esa responsabilidad?
R.–Estamos unos cuantos guitarristas por edad y trayectoria en esa posición. La mayoría hemos aprendido de Paco. La responsabilidad está en ser honrado con la música, transmitir y disfrutar.
P.–¿Qué le parece el programa de esta Bienal, con figuras consagradas y jóvenes voces?
R.–Es muy ambicioso y necesario. Yo grabé La leyenda del tiempo con Camarón y fue una revolución, pero él seguía cantando flamenco. Él, como Morente, recrearon lo creado porque todo está ya hecho. No se puede inventar de la nada: la soleá, la seguiriya, los tangos… todo está ya creado porque el flamenco, como el jazza, es la música del dolor de un pueblo. Lo que se hace es aportar personalidad sin destrozarlo.
P.–Ha citado el ejemplo del cajón, que Paco de Lucía trajo de Perú y se quedó como instrumento flamenco.
R.–Exacto. El cajón encajó tan bien que ya hablamos de cajón flamenco. Si algo entra y se queda es porque sirve al flamenco; si no, desaparece.
P.–Entonces, ¿de la experimentación queda lo mejor para formar parte de la tradición?
R.–Sí, hay cantes de hace más de cien años que siguen emocionando. Si lo que inventas transmite de verdad, se quedará; si no, pasará.
P.–¿Ha llorado alguna vez escuchando flamenco?
R.–Claro. Si no sientes, no pasa nada, pero si quieres a alguien o te llega de verdad, lloras. Con el flamenco es igual: te remueve por dentro.
P.–Ha grabado discos muy celebrados. ¿Qué papel juegan las grabaciones frente a la experiencia en directo?
R.–La gente quiere escuchar en directo lo que oye en el disco. El problema es cuando en el estudio se hacen demasiadas cosas y luego en el escenario no se sostiene. El público sabe diferenciarlo.
P.–¿Cómo ve la evolución actual del flamenco en España?
R.–Los grandes ya no están o son mayores, y ahora surgen jóvenes. Los genios son pocos, pero siempre aparece alguien que marca el camino. A mí me llaman músicos de jazz porque soy guitarrista flamenco; eso es lo que valoran. El flamenco ha inspirado incluso a Falla, Granados o Turina, y sigue siendo muy importante.
P.–¿Qué conexión personal mantiene con Granada?
R.–Tengo muchas vivencias aquí. Con Camarón veníamos mucho a tocar y decía: "Vamos a ver a Kiki". También grabé en el estudio de Juan Habichuela, con quien me unía una gran amistad.
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