La esencia española del guitarrista Pablo Sáinz Villegas

Pablo Sáinz Villegas actuó ayer en el Corral del Carbón.
Pablo Sáinz Villegas actuó ayer en el Corral del Carbón. / Fernando Sáinz Villegas
Gonzalo Roldán

29 de junio 2018 - 08:48

La ficha

'Pablo Sáinz Villegas' Programa: Isaac Albéniz, Sevilla y Asturiana de la Suite española op. 47 y Rumores de la Caleta de Recuerdos de viaje op. 71; Enrique Granados, Danza española núm. 5 Andaluza; Ángel Barrios, Cinco piezas para guitarra; Francisco Tárrega, Recuerdos de la Alhambra y Gran jota de concierto. Solista: Pablo Sáinz Villegas (guitarra). Fecha y lugar: Corral del Carbón, 27 de junio de 2018. Aforo: lleno.

La apuesta del Festival por la música solista se dejó ver ayer en la presencia de grandes intérpretes, como es el caso de Pablo Sáinz Villegas, uno de los guitarristas de mayor alcance en redes sociales del momento. Su juventud no es óbice para mostrar un dominio increíble del instrumento, puesto al servicio de la difusión e interpretación de la música española, de la que se ha convertido en embajador más allá de nuestras fronteras.

Para iniciar su concierto interpretó dos piezas de Isaac Albéniz y otra de Enrique Granados, padres junto a Manuel de Falla del Nacionalismo contemporáneo. Sevilla, de la Suite española op. 47, sirvió para templar el ambiente e introducirnos en un viaje a la esencia de la música de nuestro país, tal como el propio guitarrista expresó en su discurso de presentación. El dominio del rasgueo, la habilidad para establecer planos sonoros y destacar melodías y la dulzura de su interpretación se hicieron patentes en esta pieza, así como en la Danza española núm. 5 de Granados. En un homenaje al cante flamenco y su vinculación con Andalucía, se interpretó Rumores de la Caleta de los Recuerdos de viaje de Albéniz, con un ostinato en el grave sobre el que se construye el canto de la guitarra, de clara inspiración flamenca.

La ductibilidad para sacar sonidos muy diversos a la guitarra es su sello de identidad

En el año en que se rinde homenaje a Ángel Barrios, al que se le entregó hace unos días a título póstumo la Medalla del Festival, el guitarrista riojano quiso escoger como escenario el Corral del Carbón para interpretar su música, un edificio emblemático de la ciudad de Granada cuya conservación fue defendida y apoyada por el propio Barrios. De Ángel Barrios, uno de los principales exponentes de la música nacionalista para este instrumento en el siglo XX, se interpretaron cinco piezas que demostraron la riqueza y variedad de su producción. Canción y danza del Valle de Lecrín abrió este homenaje, demostrando con ella un claro dominio del punteado al distinguir claramente la línea melódica, al igual que en la Vieja canción granadina; por su parte, Viejo romance y Sin estrella y sin cielo nos transportaron a un intimismo de aires populares con un lenguaje muy propio para la guitarra, y el Tango zapateado sirvió a Sáinz Villegas para elaborar una pieza más rítmica y dinámica, de aires danzables.

El viaje sonoro por las esencias de la música española hizo un alto en el imaginario granadino con Recuerdos de la Alhambra de Francisco Tárrega, una pieza muy relacionada con el Festival ya que grandes nombres de la guitarra la han interpretado a lo largo de su historia. Nuevamente, el instrumentista construyó un discurso muy en el estilo de la época a la que pertenece la pieza, distinguiendo la melodía de los distintos planos armónico-melódicos del acompañamiento.

La ductilidad y habilidad para sacar sonidos muy diversos a la guitarra es un sello de identidad en la interpretación de Sáinz Villegas, y lo dejó patente en las dos últimas piezas del concierto. En Asturias, también de la Suite española de Albéniz, distinguió sus distintas secciones modulando el toque y utilizando tanto graves potenciados como armónicos para diferenciar repeticiones de frase. Similares recursos utilizó en la última obra del programa, la gran jota de concierto de Tárrega, donde introdujo igualmente toques de caja y redobles rítmicos.

En una interpretación muy efectista, aunque por momentos fuera de estilo, obtuvo el agrado del público, que aplaudió profusamente la propuesta interpretativa del músico; el guitarrista, persuadido por la ovación, ofreció fuera de programa el joropo Seis por derecho de Antonio Lauro.

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