Es difícil no sentir miedo ante la crisis desatada por el coronavirus a nivel mundial. Las estampas de ciudades desiertas, hospitales saturados, estantes de supermercados vacíos y economistas hablando sobre las nefastas consecuencias económicas han alarmado a más de uno. Imágenes que el espectador ha visto en muchas películas que nutren una parte importante de la historia del cine. Desde su creación, el séptimo arte ha contado numerosas historias sobre el fin del mundo, representado de muchas formas y en bastantes ocasiones de manera brillante.

Una de las más míticas fue el mediometraje La Jetée (Chris Marker, 1962), donde un individuo viaja en el tiempo ante una tercera guerra mundial causada por un holocausto nuclear. A través del poder de la memoria, el protagonista intenta reconstruir el recuerdo que tiene de su amada. Ideada a través de un magnifico montaje que se cimenta en fotografías fijas y reflexiona sobre el poder de la memoria, la obra de Marker sirvió de inspiración a la película 12 Monos (Terry Gilliam, 1995).

Si hablamos de apocalipsis y viajes en el tiempo uno debe recordar Terminator, la saga de acción creada por James Cameron en 1984 donde el fin del mundo que hoy conocemos llegaría por culpa de la rebelión de una inteligencia artificial (Skynet), todo un toque de atención en plena era Reagan donde la tecnología alentaba al desaforado consumismo.

Charlize Theron bordó su papel en 'Mad Max: Furia en la carretera'.

Otra saga de acción que ha mostrado con gran personalidad el fin del mundo es Mad Max, creada por el cineasta australiano George Miller a partir de la crisis del petróleo a finales de los 70, lo que le inspiró para construir todo un imaginario apocalíptico postnuclear donde la sociedad lucha por el combustible y el agua.

El recorrido de esta saga se remonta hasta una cuarta entrega con Mad Max: Furia en la carretera (George Miller, 2015), una lección de cine y un ejemplo de narrar puramente a través de imágenes y un montaje tan eléctrico como transparente donde el espectador observa el caos que hay en pantalla pero nunca se pierde el sentido de la orientación.

Un título que cinematográficamente es imprescindible, además de que supone una reactualización de un género tan denostado como el western, tuvo la capacidad de integrar el discurso feminista de forma brillante a través del personaje de Imperator Furiosa interpretado por Charlize Theron.

Un fotograma de 'La guerra de los mundos'.

En cuanto a películas infravaloradas hay que reivindicar La Guerra de los Mundos (Steven Spielberg, 2005), adaptación a época contemporánea de la inquietante novela de H. G. Wells en la que Spielberg -como casi siempre- realiza una clase magistral de puesta en escena.

El cine de terror cambió con la modesta y brillante La noche de los muertos vivientes (George A. Romero, 1968) que sirvió para construir todo un imaginario del zombi en el cine. De hecho, Romero dedicó gran parte de su carrera a actualizar el apocalipsis zombi a través de diferentes secuelas, las más destacables son Zombi o también conocida como El amanecer de los muertos (1978) y El día de los muertos (1985).

Siguiendo con el subgénero zombi, se puede destacar la más que disfrutable Resident evil (Paul W.S Anderson, 2002) adaptación de la saga de videojuegos de Capcom a la gran pantalla y que poco tenía que ver con aquellos. Ésta gozó de un enorme éxito y puso otra vez de moda a los zombis.

'Train to Busan' es el primer filme de imagen real del coreano Yeon Sang-ho.

Sin olvidar Train to Busan (Yeon Sang-ho, 2016), enérgica y sorprendente cinta surcoreana donde durante una descontrolada epidemia que convierte en zombi a los seres humanos un grupo de supervivientes se refugia en un tren de alta velocidad.

Otra de las películas más aterradoras y tremendamente creíbles es Contagio (Steven Soderbergh, 2011), un relato verdaderamente terrorífico en el que la población mundial es contagiada por una enfermedad originada por un murciélago en Hong-Kong -¿les suena de algo?-.

El film en cuestión destaca por la sobriedad y la habilidad de su director, capaz de abarcar desde diferentes puntos de vista la vida de científicos, políticos, altos cargos de las autoridades sanitarias, un periodista que utiliza videoblogs y personas que sufren de forma dramática los estragos de la enfermedad y las devastadores consecuencias de una pandemia global en menos de dos horas de metraje.

En ella se ven imágenes que distan poco de las que estamos viendo en los últimos días por la crisis del Covid-19: población con mascarillas, espacios desiertos, numerosas ruedas de prensa de las autoridades sanitarias, atascos para salir de ciudades, colas en lugares de abastecimiento, ciudades monumentales completamente vacías. Unas imágenes que en la ficción ya resultaban enormemente aterradoras y que ahora las está viviendo la población en sus propias carnes y a través de las noticias en televisión y en las redes sociales.

Jude Law en la película 'Contagio'.

Esto último es algo de lo que Soderbergh, uno de los directores que con más acierto ha utilizado y reflexionado sobre la imagen digital, ya apuntaba hace casi diez años en esta más que notable y sorprendente película.

Otras propuestas interesantes y algunas muy desconocidas son Perfect Sense (David McKenzie, 2011) donde se narra una historia de amor mientras se extiende por toda Europa una grave epidemia; Llega de noche (Trey Edward Shults, 2017), Un lugar tranquilo (John Krasinski, 2018) y La luz de mi vida (Casey Affleck, 2019). Notables películas que cuentan la supervivencia de diferentes tipos de familias en ambientes hostiles y contextos similares donde una pandemia ha diezmado a gran parte de la población.