formación

La forja de una idea

  • Alumnos de la Escuela de Arte de Granada realizan durante sus prácticas trabajos para mejorar el aspecto de la Iglesia de Villanueva Mesía

  • Este año harán lo mismo en Salar

La mayor satisfacción que puede tener un artesano es que su trabajo tenga en la vida real el uso para el que sus manos lo crearon con el amor de quien hace nacer un objeto desde la nada. Diseño específico, materiales adecuados y esmero hacen posible que esta siga siendo su esencia.

Pero en un mundo en el que los teléfonos inteligentes, los ordenadores, la realidad virtual y la tecnología en general rigen en cierto modo el orden de la vida, el artesano encuentra cada vez más dificultades para llevar su trabajo a término. Es lo que les ocurrió a los alumnos de Forja Artística de la Escuela de Arte de Granada (EAG), que cuando ya hace tres años tenían que iniciar sus prácticas en empresas, no encontraban talleres en los que realizarlas. Sin embargo acabaron por hacer de la necesidad virtud y actualmente dos llamadores alados con aldaba guardan la puerta de la Iglesia de Villanueva Mesía y dos veleros de forja la flanquean.

Cómo se llegó a esa magnífica solución es sencillo. La iglesia tiene un sacerdote, y el sacerdote, además, estudia en la Escuela, aunque en otro ciclo, el de Joyería y Orfebrería. Y su iglesia (una de ellas, porque también es sacerdote en Salar) no tenía ni llamadores ni veleros. ¡Eureka! El sacerdote-alumno propuso a sus compañeros realizar algún material para mejorar el aspecto de la iglesia y surgió decorar la puerta, que se había restaurado hacía poco, con dos llamadores.

La Iglesia puso el dinero para los materiales, los alumnos el diseño y las manos y la EAG tanto el taller como el maestro del mismo para realizarlo. En la primera edición de esta 'simbiosis' perfecta, en 2013, se realizaron los llamadores que representan dragones alados, que se ponían en estos lugares para alejar el mal, y en la segunda, ya en 2015, los veleros que lucen ambos lados de la puerta.

Según explica el párroco, Jorge Javier Hernández, la idea no fue difícil de llevar a cabo, ya que ambas partes lo vieron como una buena solución. Señala que desde que se colocaron los nuevos ornamentos, el Viernes Santo ha cambiado en la Iglesia de Villanueva Mesía: se abren las dos puertas y, en silencio, las velas alumbran la salida del paso.

Por su parte, el maestro de taller, Alberto José Vázquez Arganza, que dirigió los trabajos, apunta que la petición del párroco era "apetitosa, porque se trataba de vestir el exterior". Los alumnos estuvieron encantados desde el principio y el diseño partió también de ellos, con el trabajo previo de estudio histórico correspondiente, y su satisfacción "es evidente, ya que ven su trabajo no sólo expuesto, sino en uso".

Del mismo modo se expresa el director de la EAG, Blas Calero, quien apunta que las enseñanzas que allí se imparten son "profesionalizadas", por lo que la finalidad de los estudios es que "el alumnado adquiera las competencias necesarias para insertarse en el mundo laboral". Así, cuando no hay empresas donde hacer las prácticas, el alumno hace uso de los talleres de la Escuela pero realiza un proyecto para instituciones sin ánimo de lucro, "bien sea la realización de elementos ornamentales, como en este caso, o bien la participación en proyectos de conservación y restauración de obras de arte".

Y parece que esta idea se mantendrá, porque para este año ya tienen previsto elaborar unos faroles para la Iglesia de Salar.

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