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El futuro ya pasó

  • Los granadinos Dellafuente y Maka, la revelación de la escena hip-hop, actúan esta noche en El Tren El tema 'La vida es [un contratiempo] tiene más de 500.000 reproducciones en Youtube

En Madrid tienen claro lo que significa enamorarse en el Zaidin, no solo lo saben, es que lo gritan, lo reivindican sin haber pisado nunca el popular barrio granadino. Tampoco hace falta haberse integrado en el rito del ligoteo nocturno para cantar Mae West, homenaje a la conocida discoteca de Neptuno. Dellafuente y Maka son una sociedad recién creada que arrasa en Youtube y que se permite sacarle la lengua virtual a las multinacionales que quieren aprovecharse de su talento y de su tirón. Han llegado hasta aquí sin ayuda de nadie y no quieren que los esclavice un señor con mocasines desde su despacho. Tan distintos y tan absolutamente complementarios, en el escenario y en una entrevista. Esta noche actúan en la sala El Tren en el transcurso del trayecto de su gira Quejíos y autotune con buena parte del taquillaje vendido, aunque fue casi anteayer cuando se encaramaron juntos por primera vez al escenario con un destilado de flamenco, hip-hop, reggaetón y procesadores de sonido que da una nueva definición del término inclasificable. No saben que esta misma noche actúan los 091 en la Plaza de Toros; poco importa en la agenda de esta generación sin poses ni imposturas. Tampoco conocen la música de otras bandas como Los Planetas; lo suyo es Camarón, investigar las posibilidades del trap. ¿Si Los Chichos comenzaran ahora irían por este camino? Seguramente, responde Maka, que además del flamenco ortodoxo se ha criado escuchando a Los Banis o Los Calis, la verdadera banda sonora de la Zona Norte.

Se conocieron en casa de un amigo poco tiempos después de que Maka dejara la carcel. Un flamenco hiphopero de Almanjáyar recién salido del talego que fue carne de los medios de comunicación. Su fama, alimentada por el morbo de la condena, se esfumó como el humo cuando las cámaras encontraron otra historia a la que hincarle el diente. Él es consciente de la vertiente de sensacionalismo que tuvo su momento, combinado a partes iguales con las siempre necesarias historias de superación. Cuando se encontraron, Dellafuente era rendido admirador de Maka desde hace años. "Ahora es al revés y soy yo quien le admira", señala el cantaor que confiesa que su estancia en la cárcel fue un máster en flamenco.

Dellafuente, por su parte, se crió en Armilla y no tiene muy claro cómo prendió en él la hoguera de la música. De hecho, si se le pregunta por sus influencias, sonríe bajo su gorra y confiesa que escucha Radiolé, que no tiene ínfulas de entendido de la música y que Radio 3 no está en la memoria de la radio de su coche. "De hecho ahora mismo estoy componiendo mi próximo disco en solitario y estoy totalmente aislado, no escucho absolutamente nada", confiesa como si, en su caso, la creación fuese un territorio virgen, un acto de introspección.

Habla quitándose importancia a cada frase, desmificándose en cada palabra. Y si le dicen que no sabe venderse se encoge de hombros. Entonces aparece Maka para apuntar que esa es otra forma de promocionarse. Dellafuente no lo tiene tan claro y avanza que su intención es la de explorar el mercado francés. "Está en plena efervescencia y los americanos, si buscan un espejo en el que mirarse, miran a Francia y no a Latinoamérica", señala convencido.

Han vendido todas las entradas en sus dos conciertos en Madrid y han metido a cerca de mil personas en su actuación en Barcelona. Pero Dellafuente confiesa que, todavía, sigue pasando un mal rato antes de cada concierto. Después se relaja en el escenario, pero acaba tan cansado que al terminar enfila hacia el hotel para comer como una lima y dormir como un lirón. Maka tiene más desparpajo y experiencia, pero tampoco apura la noche y se enclaustra tras las actuaciones desmintiendo desde el comienzo todos los topicazos de los artistas de hip-hop. De hecho, llegan a la entrevista en un Ford Focus y la única pose que se permiten es para la sesión de fotografía.

Con su último tema La vida es [un contratiempo] han conseguido más de 500.000 reproducciones en Youtube mostrando la belleza oculta en los destartalados edificios de Almanjáyar y sacando a flote la poesía de sus calles. Una reflexión social en toda regla para hacer visible la cara b del barrio, la que representa la gente que se levanta a las cinco de la mañana para ir a su trabajo. Y eso que Maka reconoce que, en su niñez, los héroes del barrio eran los narcotraficantes, los que llevaban los mejores coches y las cadenas de oro más gordas. Ahora habla de eso como si fuera otra vida; y quizás tiene razón, porque aunque apenas soplan 29 años habla como si hubieran pasado siglos, como si su DNI le llevara la contraria a la edad que ha adquirido a fuerza de vivir.

En Granada, declarada oficialmente como Ciudad del Rock por el Ayuntamiento, hay una explosión musical que abrió Pxxr Gvung y que continúan Dellafuente y Maka. Es el futuro que ya pasó, un territorio no apto para nostálgicos ni para esa tribu que abandera verdades categóricas. En la incertidumbre está su espacio natural. De la calle a la carcel, del extrarradio al escenario, de los focos a la vida. Un bis a bis con lo auténtico.

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