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La historia de amor del diablo

  • Granada acogió ayer el estreno oficial de 'Caníbal', un acto que contó con la presencia del director y el protagonista, el popular intérprete Antonio de la Torre

Es el actor del momento y había mucha expectación para poder verlo. Antonio de la Torre llegó, derrochó simpatía y naturalidad y convenció en el estreno oficial de Caníbal en Granada. La cinta dirigida por Manuel Martín Cuenca y protagonizada por De la Torre había sido rodada e incluso pensada para escenarios de la ciudad, tal y como reconoció ayer el propio director.

El largometraje, producido por La Loma Blanca PC y MOD Producciones, llegaba precedido por el aplauso de la crítica y el público en sus recientes presentaciones en los festival internacionales de cine de Toronto y San Sebastián, donde se hizo este fin de semana con el premio a la mejor fotografía aunque no con el de mejor actor a pesar de que de la Torre sonaba en todas las quinielas como uno de los favoritos.

La película narra una apasionante historia de suspense protagonizada por Antonio de la Torre, junto a la actriz rumana Olimpia Melinte. Los actores andaluces Alfonsa Rosso y Manuel Solo completan el reparto.

El guión de Caníbal, escrito por Manuel Martín Cuenca y Alejandro Hernández e inspirado en la novela del escritor cubano Humberto Arenal, formó parte del mercado de proyectos del Atelier de la Cinefondation del Festival de Cannes, además de ser seleccionado por Cinemart, el mercado de proyectos del Festival de Rotterdam. La historia gira en torno a Carlos, el sastre más prestigioso de Granada, pero también un asesino en la sombra.

No tiene remordimiento, ni culpa, hasta que Nina aparece en su vida. A través de ella, conoce la verdadera naturaleza de sus actos y surge, por primera vez, el amor. Carlos es el mal, inconsciente de sí mismo. Nina la inocencia. Y Caníbal la historia de amor de un demonio. Sin embargo, el actor encargado de interpretarlo aseguró ayer en la rueda de prensa que se ofreció tras el preestreno en el Teatro Isabel la Católica que "un actor jamás puede juzgar a su personaje para interpretarlo"

"Creo que mi obligación como actor es intentar siempre buscar mis límites, tratar de crecer, ser valiente y pensar que algo va a quedar en mí", señaló De la Torre, que detalló el proceso que siguió para hacerse con el personaje.

En este sentido, explicó que necesitaba sentirse un sastre creíble, algo que sirve al protagonista en la película como "máscara o coartada" para hacer "lo que hace".

Por otra parte, estaba ese otro lado, el del asesino, un auténtico depredador, aspecto que siempre fue algo "tabú" entre él y el director. "No queríamos ponernos psicologistas ni juzgarlo. No mencionamos la palabra asesino", precisó ayer el ex periodista, a quien une una larga relación con el director ya que empezaron a trabajar juntos cuando ambos estaban en los inicios de sus respectivas carreras cinematográficas.

Respecto al personaje, y en respuesta a las críticas que tachan la cinta de fría, el director indicó que siempre tuvo claro que tenía que tener la emoción "en su interior", que no pretendía hacer llorar al público, ni que este empatizara o se identificara con un tipo que hace "cosa monstruosas", sino más bien que comprendiera la naturaleza de lo que estaba haciendo.

"A mí el narcisismo y el espectáculo emocional de ciertas películas y ciertos actores no me interesa, me parece melodramáticamente televisivo", apuntó Martín Cuenca. El protagonista es aparentemente una persona "absolutamente normal, uno de los nuestros", añadió el creador, que piensa que es precisamente eso lo que asusta de él a determinada gente.

Respecto a su localización en Granada, provincia que acogió su rodaje, Martín Cuenca explicó que, tras viajar por diferentes lugares de Andalucía, tuvieron la "revelación" de que la película debía grabarse aquí. "Hicimos varias versiones del guión porque lo fuimos escribiendo en distintas capas, y Granada está desde la segunda o la tercera versión", manifestó el director, quien comentó que vivió durante nueve años en Granada cuando era estudiante. "Iba mucho a Sierra Nevada, por eso conocía muy bien lo que quería que saliera".

Martín Cuenca se motró ayer también crítico y duro con algunos prototipos del mundo del cine. El director aseguró que, como cineasta, a él "no le vale" el discurso de que el sector no pasa por un buen momento, porque actualmente ya hay mucha gente que lo está pasando mal. "No me quiero quejar", declaró el director almeriense al ser preguntado por la situación de la taquilla en España y las prioridades presupuestarias en materia de Cultura del Gobierno. "Los gobiernos pasan cada varios años, la cultura queda y el cine también", sentenció.

Se trata del cuarto largometraje de Manuel Martín Cuenca, una de las voces más personales e innovadoras de la cinematografía española, y en su opinión, desde su "trinchera" los cineastas, productores, actores y directores deben seguir peleando para hacer buenas películas "hasta el final". "Decidir qué cultura queremos es decidir qué país queremos ser", manifestó Cuenca, quien añadió que los recortes también se han dado en sanidad o educación y que, insistió, no quiere ser un cineasta que se queje especialmente de la situación del cine "porque hay mucha gente que lo está pasando mal".

Respecto a la situación de la taquilla en España, en bajos históricos en los momentos en los que Caníbal llega a la gran pantalla, señaló que no cree que se deba a una única razón como la subida del IVA o la piratería y recordó que también está afectando a películas comerciales norteamericanas. Por lo pronto, el público granadino se entusiasmo ayer con su última entrega como director.

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