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La historia grande de un taller

  • Christian M. Walter tiene ya para siempre su nombre vinculado a Granada a través de su Taller de Serigrafía, por el que han pasado todos los grandes.

No es la primera vez que hemos tenido la ocasión de escribir sobre Christian M. Walter y su Taller de Serigrafía. La última fue con motivo de su exposición en el Museo de Obra Gráfica de San Clemente (Fundación Antonio Pérez ) de Cuenca. Ahora tenemos la posibilidad de volver a hacerlo, gracias a una exposición mucho más inmediata y que nos vuelve a servir para enfrentarnos con la ingente y esclarecedora labor del maestro alemán en torno la creación y difusión de la obra artística.

La historia de Christian M. Walter y Granada es bien conocida en los ambientes artísticos; sin embargo, no me resisto a ofrecerles unas leves pinceladas. Christian llegó a Granada a principios de los años ochenta; la ebullición artística en la ciudad de los Cármenes comenzaban a dejarse sentir con fuerza; existía ansia de renovación, de seguir continuando lo mucho bueno que se había iniciado en aquellas espléndidas exposiciones en el Banco de Granada. Las galerías Palace y Laguada -la del entrañable Frasco- concitaban una atención y ponían las bases para un arte granadino que iba conquistado terreno a los sombríos momentos de un pasado que se quería definitivamente terminado.

Además, Christian se encuentra con una tradición de muy buen arte seriado, con talleres de gran trascendencia y maestros que han sido referencia absoluta para sus compañeros de generación y para artistas de un futuro próximo. En ese ambiente comienza a funcionar el taller de la carretera de la Zubia; muy pronto las excelencias del trabajo de Christian y Loli Rodríguez, su compañera granadina, tan implicada como él en la serigrafía, se convierten en una auténtica factoría hasta donde acuden los mejores para que producir obras que han sido de gran trascendencia en la difusión del mejor arte que se ha hecho, en los últimos años, en Granada y fuera de ella. El reconocimiento del Taller de Serigrafía de Christian M. Walter es unánime y su realidad está por encima de una creación que, ahora, desde Belicena, manifiesta una gran proyección.

Joaquín Peña-Toro, artista y máximo conocedor del trabajo que se lleva a cabo en el Taller es el comisario de esta exposición que nos vuelve a situar en los máximos de una realidad artística que Christian Walter convierte en suprema actividad para el contacto con una obra que, así, puede llegar a muchos. Una selección muy cuidada que abarca muchas situaciones estéticas y que acoge a muchos de los grandes artistas que han grabado en el taller de la Zubia o de Belicena. Desde el Homenaje a Zóbel de José Guerrero, de 1987, uno de los primeros trabajos realizados por Christian Walter hasta las últimas serigrafías, Red y Estela de Rosa Brun para su exposición en el C.A.C.Málaga. Entre ellas, tres décadas de grandes trabajos. Destacamos La montaña mágica de Soledad Sevilla, Boni y Bola de Juan Vida, Tu nombre es humo de Luis Gordillo, la carpeta de nueve estampas, con un texto de Francisco Javier San Martín, titulada Geología y Genealogía de Santiago Ydáñez, Reflejos en el ojo dorado de Julio Juste, las Alhambrerías de Miguel Rodríguez-Acosta, una magnífica serigrafía sin título, de Enrique Brinkmann, Atrapados de Daniel Verbis, los magníficos desarrollos paisajísticos, Chiado y Los álamos de Juan Domingo Santos y de Christian M. Walter, respectivamente, una espléndida obra de Paco Pomet, Nótt, la serigrafía sobre ladrillo y escayola, Almada Silveira de Carlos Miranda y Juan Aguilar, las obras siempre con múltiples miradas y lecturas de Rogelio López Cuenca, la genialidad de Jesús Zurita en Remedios y la que se presenta sin título, así como, la presencia de una obra llena de ilimitados elementos del comisario de la exposición, Joaquín Peña-Toro, Limonero en el jardín de las delicias. Y como colofón, la presencia entrañable de la obra de Valentín Albardíaz, el artista granadino recientemente fallecido y que siempre estuvo muy cerca del taller.

De nuevo Christian M. Walter nos conduce por las esplendideces de un arte grande que, él, lleva hasta las estancias más populares. Una exposición importante que nos permite contemplar la gran historia del arte que, desde Granada, conquista fronteras.

Taller de serigrafía. Casa Molino Ángel Ganivet.

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