Manuel de Falla es una de esas figuras clave para entender el siglo XX. Fue uno de los grandes compositores de su tiempo, un hombre de infinita cultura que conseguía que los días duraran más de las 24 horas habituales. Pero, además, tenía un carácter minucioso, copiaba todas y cada una de las cartas que escribía en su correspondencia con las grandes figuras de su tiempo, guardaba desde sus recibos bancarios, radiografías o recetas médicas hasta los billetes del tranvía o las entradas para los espectáculos a los que acudía, un material que ha dado pie a la edición de una biografía económica del creador de El amor brujo. Todo este ingente legado, que incluye entre otros muchos documentos un fondo de partituras con originales de obras clave en la Historia de la Música como La Atlántida, se custodian en el Archivo Manuel de Falla, que se inauguró hace exactamente 25 años tras tres décadas de negociaciones. Pero, como centro dinámico y abierto, este patrimonio se incrementa año a año mediante adquisiciones, cesiones en depósito o donaciones, como la de Rafael Puyana en 2014, que vino a agravar los serios problemas de espacio que padece desde hace años.

Junto al Auditorio y la Casa-Museo del Carmen de la Antequeruela, donde vivió entre 1922 y 1939, conforma un triángulo imprescindible para entender la vida y la obra del compositor gaditano. Entrar en sus dependencias llega incluso a apabullar al visitante, porque el volumen de documentos llega a ser casi desmesurado y da una medida hasta ahora desconocida de lo que una vida mortal puede dar de sí. Elena García de Paredes, hija de Maribel Falla -sobrina y heredera del compositor gaditano-, es la eficaz gerente del Archivo. Conduce la visita por un pasillo en el que se han tenido que instalar armarios para aprovechar cada rincón del espacio inaugurado hace 25 años. También asoman sus discos de 33 revoluciones -aunque detestaba la música grabada- o curiosidades como el cedé que publicó Miles Davis sobre El amor brujo. García de Paredes se detiene en los libros que el compositor leyó en su niñez; después muestra desde una fastuosa colección de programas de ballets rusos de principios de siglo hasta las gramáticas del catalán que empleó para La Atlántida, antes de llegar al despacho donde se sigue documentando y digitalizando el inabarcable patrimonio. En las paredes cuelgan alcayatas y se observa el cerco que han dejado algunos cuadros que actualmente se exhiben en una muestra en Salamanca sobre Zuloaga y Falla. Después llega el momento de adentrarse en el corazón del Archivo, la cámara acorazada con documentos como tres carpetas de Picasso, partituras históricas como el Manuscrito 975 del siglo XVI que ha sido estudiado por investigadores llegados ex profeso desde Australia o auténticas joyas como siete manuscritos con letra de Lorca y el propio Falla de una obra de teatro inconclusa titulada Lola la comedianta, un trabajo que refleja su complicidad y en el que el autor gaditano propone incluso cambios de escena o sugiere un dúo estilo pergolese para uno de los momentos de la obra. "Aquí hay trabajo para varias generaciones", señala García de Paredes sin exagerar un ápice. "Es un referente internacional y cuando vienen los directores que actúan en el Festival de Música y Danza se quedan impresionados desde que entran en el archivo", continúa mientras muestra un libro de visitas con dedicatorias de músicos como Barenboim o Elliot Gardiner, por citar a algunos.

Después reflexiona sobre la importancia de las personas que creen que la cultura no es un adorno y cita a los alcaldes Manuel Sola y Antonio Jara como dos de los responsables de que Granada sea el epicentro de todo lo que generó Falla. El primero puso en marcha en los sesenta la Casa-Museo, que décadas después se pudo reproducir tal y como la dejó gracias a los dibujos que realizó de las estancias Hermenegildo Lanz. El segundo creyó ciegamente en el proyecto que se inauguró bajo su mandato y que en 1998 recibió el premio Honoris Causa por parte del Consejo Internacional de la Música-Unesco. También valora el esfuerzo del actual Ayuntamiento pese a la crisis que se ha vivido en los últimos años y que ha hecho que el Archivo se apriete el cinturón. De hecho, desde que Diego Martínez abandonó la institución en 2012 para hacerse cargo del Festival de Granada el puesto está vacante, aunque la intención de García de Paredes es que el 25 aniversario concluya con el "necesario" nombramiento de un nuevo director -una plaza que anteriormente ocuparon Jorge de Persia e Ivan Nommick-, además de firmar la prórroga del contrato de cesión del legado y la digitalización de todos los escritos del músico con vistas a su publicación. Y continuarán con su día a día, conservando e incrementando sus fondos, fomentando los trabajos científicos, publicando libros, colaborando con las instituciones de la ciudad o con las becas de apoyo a la investigación.

El Archivo Histórico Nacional, en un informe de 1990, resaltaba que pocos ejemplos habrá más completos que el del archivo de Manuel de Falla. "En él pueden reconstruirse no sólo la biografía del compositor y su personal aportación a la historia de la música, sino el ambiente cultural de toda una época, y particularmente las siempre estrechas relaciones entre música y literatura", señalaba el documento. Un patrimonio de "valor incalculable" que en 1991 se tasó en más de mil millones, bastante por debajo de su valor en su momento por asuntos relacionados con el seguro, aunque desde entonces el fondo se ha incrementado con piezas de gran valor.

Manuel de Falla dejó Granada en 1939, en principio para una corta estancia en Argentina, pero desde la invasión de Polonia por los nazis supo que probablemente no volvería jamás. Es el mismo presentimiento que tuvo Hermenegildo Lanz en la despedida de su maestro, cuando escribió una carta que se guarda celosamente en el Archivo en la que se lee: "Cuento las horas desde que se marchó mi segundo padre D. Manuel de Falla, el hombre que modeló mi espíritu, quizá para no volverlo a ver jamás. Cúmplase la voluntad de Dios". Falleció en 1946 en Argentina y, desde entonces, su familia comenzó a reunir todo su legado hasta constituir la Fundación Manuel de Falla en 1988, que encontró al final su hogar definitivo en 1991.

Fondo Histórico

Está integrado por la biblioteca personal del compositor, unos 4.000 libros y partituras con anotaciones personales de Falla y dedicatorias autógrafas, que además contiene revistas de la época. Sigue a ello una sección constituida por programas de concierto y una numerosa colección de recortes con artículos de prensa española y extranjera desde finales del siglo XIX. El apartado fonográfico contiene ediciones de principios del siglo XX y diversas grabaciones históricas. Carteles de época relacionados con estrenos y representaciones de obras de Falla completan estas series documentales. Uno de los fondos más relevantes es el de correspondencia, con cerca de 26.000 documentos.

A través de los manuscritos musicales es posible seguir la evolución de la obra de Falla desde sus primeros borradores a las versiones definitivas. Otros numerosos manuscritos permiten al investigador acercarse al mundo de las ideas y de la creación del compositor y su época. Bocetos de escenografías, figurines o retratos se complementan con los más de 2.700 documentos originales que conforman el archivo fotográfico.

Fondo actual

El Archivo Manuel de Falla es un centro vivo que día a día sigue incrementando los fondos originales legados por el compositor con aportaciones más recientes. Cuenta con una completa biblioteca de referencia sobre la cultura en tiempos de Manuel de Falla. La fonoteca contiene grabaciones en distintos soportes y material audiovisual. Revistas, libros, partituras, programas de mano, prensa periódica, carteles y otros materiales gráficos se actualizan con vistas a disponer de los más recientes estudios y documentos sobre esa época. El fondo documental se ha visto ampliado con constantes adquisiciones, incorporación de reproducciones o importantes donaciones posteriores.