Actual

Los homínidos de Orce cuidaban de sus niños y sus mayores

  • La campaña de excavaciones en los yacimientos de Orce permite seguir avanzando en el estudio de la forma de vida de los primeros pobladores de Europa

Los homínidos que habitaron en Orce hace 1,4 millones de años cuidaban de sus niños y de sus ancianos, eran carroñeros y se disputaban los despojos de los mamuts con hienas de más de 150 kilos. Además, vivían en comunidades de varias decenas de personas, pero no ocuparon las cuevas colindantes y prefirieron vivir en el límite entre el llamo y la zona boscosa, con un árbol cerca por si era necesario encaramarse para huir de algún peligro. Y tenían la suerte de habitar en el mayor vergel de toda Europa, la zona con el clima más benigno durante todo el año, una especie de Marbella en el Pleistoceno.

El equipo multidisciplinar encabezado por los investigadores Robert Sala y Bienvenido Martínez acaba de terminar la campaña de excavaciones en los yacimientos de Fuente Nueva 3, Barranco León y Venta Micena. No han encontrado restos humanos, pero no les ha hecho falta para seguir definiendo cómo era la vida de los primeros pobladores de Europa. De momento, el diente de un niño de unos diez años es el único vestigio encontrado hasta la fecha por este equipo, aunque en esta campaña han encontrado en Barranco León un 'taller' para tallar la piedra con la que descuartizar a los animales. La otra gran noticia de este año es que, definitivamente, Fuente Nueva 3 es el yacimiento con más posibilidades de tener restos humanos, por encima incluso de Venta Micena, el enclave en el que José Gibert encontró en 1982 el polémico cráneo bautizado como el Hombre de Orce.

Presencia humana

El punto de inflexión fue la publicación el año pasado del estudio sobre el diente de un niño de 1,4 millones de antigüedad encontrado en Barranco León. "A partir de este momento ya nadie duda de que haya restos humanos en los yacimientos de Orce", asegura Bienvenido Martínez. De momento, parece que en esta campaña no han encontrado ningún resto humano, "pero eso no significa que no vayan a aparecer los próximos años".

El equipo, que trabaja de forma continuada desde 2010 en la zona, ya ha desterrado el concepto que se tenía de que en Venta Micena iban a aparecer restos humanos con sólo levantar una piedra. "Pero lo importante es el discurso científico, entender cómo eran las especies, cómo se relacionaban, el medio ambiente en el que se desenvolvían estos primeros homínidos que llegaron al continente europeo", continúa el codirector de unas excavaciones que, este verano, han deparado una enorme cantidad de restos de fauna, desde mamuts, hipopótamos, rinocerontes o caballos, pasando por ciervos de todos los tamaños, bóvidos...

A día de hoy, con las chicharras y el sol plomizo de agosto como protagonistas de este paraje, es inconcebible pensar que, hace millones de años, la cuenca de Baza era el mayor vergel de Europa. Fuente Nueva era un cementerio de elefantes, un antiguo manantial de aguas termales donde los mamuts y los ungulados iban a beber, especialmente cuando estaban moribundos.

Todo un reclamo para los homínidos carroñeros de Orce, que podían saber dónde se encontraba un animal fallecido con sólo levantar la vista y observar por dónde sobrevolaban los buitres. Así que la imagen de un cazador con su lanza persiguiendo a un mamut no tiene nada que ver con la dura realidad de estos homínidos de Orce, que en principio tendrían una datación de entre 1,3, 1,4 e incluso 1,5 millones de años. Son más modernos que los encontrados en el yacimiento de Dmanisi (Georgia), de 1,7 millones de años, los más antiguos hallados a las puertas de Europa, un modelo con un cerebro inferior a 300 centímetros cúbicos. El propio Martínez participó en la investigación del esqueleto postcraneal de los homínidos de Dmanisi que se publicó en 2007 en Nature. Pero, ¿qué pasa en cronologías posteriores en 300.000 años? "Probablemente son formas parecidas a las de Dmanisi, pero más evolucionadas, con el cráneo y el esqueleto un poco más grandes", señala el investigador.

En cambio, sí hay datos de cómo se comportaban, de cómo aprovechaban los cadáveres de los grandes ungulados como los mamuts de Fuente Nueva. Podían descuartizar un animal de mil kilos, pero no llevaban los utensilios consigo, portaban un núcleo y lo tallaban allí mismo, sacando una serie de pequeñas lascas para cortar la piel, descuartizar al animal, cortar las patas y también para desarticular el cráneo y sacar el cerebro, "que nutritivamente es lo más rico de cualquier cuerpo", continúa Martínez porque, a estas alturas, no se puede pensar en ningún tipo de ritual.

Los mamuts, por su tamaño, estaban a salvo de los depredadores y, cuando se ponían enfermos, intentaban en primer lugar combatir la deshidratación, con lo que acudían como quien va a la consulta del médico a las aguas termales, que tenían un gran contenido en sales minerales. Algunos animales se salvaban, pero otros morían allí. Y el hombre siempre intentaba llegar antes que sus grandes competidores, las hienas.

De hecho, se han encontrado los restos de un elefante totalmente desarticulado. Le sesgaron las cuatro patas y le extrajeron los sesos, que es el mejor alimento para dos tipos de humanos, los bebés recién destetados -que no tienen los dientes preparados para procesar alimentos más duros- y los ancianos desdentados. "En Dmanisi se ha encontrado los restos de una anciana desdentada con los alveolos reabsorbidos, y llegó a ser tan vieja porque la cuidaron las hijas. Si esto se produjo es porque había ya cierta organización social y se cuidaba a los ancianos, un comportamiento que se conoce en los humanos desde hace unos 2 millones de años y que también se tuvo que dar en Orce", señala.

Vida en comunidad

Los grupos humanos que habitaron en la cuenca de Baza eran capaces de llevarse los restos de un elefante que puede pesar más de 10.000 kilos. Pero, ¿dónde se llevaban la comida? "A nadie se le ocurre montar un campamento en campo abierto", señala Martínez pese a que su equipo no ha encontrado en la zona cuevas que tengan vestigios de habitación humana. Pero, en torno a las montañas que circundan la sierra, hay muchos bosques y es probable que estos homínidos viviesen en la interfase entre el llano y los bosques "porque los árboles siempre ofrecen protección". Son homínidos que han bajado de los árboles pero, si es necesario y hay peligro, se vuelvev a subir rápidamente.

En Fuente Nueva y Barranco León se ha documentado presencia humana; de momento, en Venta Micena no se ha encontrado ninguna evidencia clara. "Esto no quiere decir que no vaya a aparecer presencia humana aquí, yo personalmente tengo la esperanza de que sí se encontrará, porque la fauna de Venta Micena, que se parece mucho a la de Dmanisi, indica que las condiciones biológicas permiten la vida de los homínidos".

En Barranco León y Fuente Nueva han encontrado, aparte del diente del niño, más de 3.000 piezas líticas talladas, lo que indica que la actividad humana era importante. No podían comer carne podrida y nadie transporta algo que no se va a comer, con lo que estas comunidades tendrían que estar integradas por bastantes decenas de personas. Transportaban 800 kilos de comida y esta carne había que comérsela antes de que se pudriera... "Sólo ese dato nos indica que los grupos humanos eran relativamente grandes, lo que indica que la organización social era más o menos elaborada". Pero no se puede decir que fueran sedentarios. Los carroñeros necesitan cierta movilidad, lo que ocurre es que esta zona era un lugar exquisito para la vida, nada que ver con el secarral que es hoy en día. "Tenía unas condiciones climáticas excepcionales porque el lago hacía que en invierno hiciera menos frío y que en verano hiciera menos calor. Fuera de aquí, el clima no era tan bueno ni la vida tan rica. Por eso Orce es tan importante", recalca.

Además, el hombre no tenía depredadores porque capturar a un homínido para la cena es poco rentable. "Si te especializas en comer humanos te mueres de hambre", explica el profesor e investigador de la Institución Catalana de Investigación y Estudios Avanzados (Icrea) y del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social. De hecho, los carnívoros se especializan en comer una especie, que se lleva el 60 o 70 por ciento de sus capturas, otras dos especies que se llevan el 15 por ciento y el resto lo que buenamente pillan. Los humanos, en ese organigrama, son menos numerosos aunque muy peligrosos porque se defendían a pedradas. "Hemos encontrado piedras 'voladoras' de más de kilos que los humanos utilizaron para defenderse", señala el investigador que recalca su convencimiento de que en Fuente Nueva, un yacimiento plagado de elefantes y megaherbíboros, es la tumba de algún homínido. "Es el lugar con mayor potencial para encontrar restos humanos. Hemos excavado sólo la punta del iceberg", concluye.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios