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Una investigadora pone en valor el papel de Alonso Cano como arquitecto de la Catedral

  • La historiadora del arte Ana María Pérez Galdeano propone a partir de un documento hallado en el Archivo de la Catedral que el regreso del artista a la ciudad en 1652 se debió desde el principio al interés del Cabildo de que fuese él quien cerrase la fachada

El papel de pintor y escultor de Alonso Cano en la Catedral de Granada es más que fácil de reconocer a través de las numerosas muestras visibles que dejó en ella, como la serie de pinturas del ciclo de la vida de la Virgen o su preciosa imagen de la Inmaculada. Un trabajo de la investigadora de la Universidad de Granada Ana María Pérez Galdeano pone ahora de relieve el papel esencial de Cano como arquitecto de la Catedral e implica directamente su regreso a la ciudad como racionero en 1652 con su participación activa, desde el principio, en el estudio del cierre de la fachada de la Catedral.

Alonso Cano nació en Granada, aunque buena parte de su aprendizaje y formación artística la realizó en Sevilla en el taller de Pacheco y más tarde en Madrid, como pintor y ayudante de cámara del conde duque de Olivares. Pero Granada siempre estuvo en el corazón y en los pensamientos de Cano, a quien el 20 de febrero de 1652 el Cabildo le concedió la prebenda de racionero de la Catedral para ocupar una plaza de músico y con la única condición de ser ordenado sacerdote en el plazo de un año.

El archivo de la Catedral sigue siendo la mejor fuente de información para conocer su propia historia e incluso dar un vuelco a lo que siempre se ha dado por cierto. Así, entre un legajo documental de más de 500 folios, un pliego de dos hojas firmado por detrás por el racionero llamó poderosamente la atención de Pérez Galdeano hace unos días, que ha ido más allá de lo que aparece escrito en él para aportar una hipótesis que puede cambiar el sentido de la función artística que Alonso Cano iba a cumplir en la Catedral.

El documento, que aparece fechado el 15 de marzo de 1652 -tres semanas después de la aceptación de la prebenda como racionero de Cano-, es un recibí que señala que el cabildo le hizo entrega al artista de una material "muy valioso" consistente, entre otros, de las trazas realizadas en pergamino por Diego de Siloe, una serie de alzados con el cierre de la fachada de Asensio de Maeda y de otros arquitectos y de unas memorias con la interpretación del proyecto arquitectónico, entre ellas una realizada por Ambrosio de Vico. Aunque ya existe una referencia previa al documento en 2008 en el trabajo de Álvaro Recio Mir La memoria del Renacimiento: Alonso Cano, la Catedral de Granada y la práctica artística, la aportación de Pérez Galdeano plantea nuevas hipótesis acerca de la controvertida faceta de arquitecto de Alonso Cano.

"Hoy por hoy, las tesis defendían que la faceta arquitectónica de Cano se relegaba al final de su vida, a 1667, cuando el artista vuelve a Granada después de su paso por Málaga tal y como se recoge en las actas de cabildo donde aparece su nombramiento como maestro mayor de las obras de la Catedral, pero con este documento hoy podemos asegurar que su primera ocupación desde su llegada, en 1652, sería la del cierre de la fachada de la Catedral", apunta la investigadora.

Pero, uniendo lo que ya se conocía por la Historia y las aportaciones de este documento, Pérez Galdeano ha revelado el interés primero por parte del cabildo en que fuera un granadino como él quien diera los últimos retoques a la Catedral. Como racionero, la función de Cano debían ser, entre otras, la de asistir al coro. Los privilegios con los que llegó como artista para pintar, entre otros, el ciclo de la vida de la Virgen, le permitían ciertas licencias que el resto no tenían, como la de limitar sus horas de coro a las fiestas de guardar y sus vísperas, lo que pronto levantó las críticas de los demás. En los tres primeros meses desde su llegada a Granada, Cano aún no había tomado los pinceles, lo que refuerza la tesis de Pérez Galdeano de que en ese tiempo fue más que posible que se estuviese dedicando a estudiar los documentos y a hacer diseños de arquitectura.

El tiempo quiso hacer un parón en la etapa granadina de Alonso Cano el 3 de octubre de 1556 por culpa de un examen de latín que no aprobó y que le impidió ordenarse como sacerdote, condición con la que había llegado a la ciudad ocupando una prebenda de racionero. "Él está seguro de sus conocimientos de latín, pero está convencido de que sus examinadores son sus enemigos", añade la investigadora. Así, Cano no tiene más remedio que pedir la restitución de su cargo a la Corte y esperar hasta 1658, fecha en la que el propio Nuncio papal le examina con gran éxito de latín y es ordenado sacerdote en Salamanca.

En 1660 el cabildo de Granada le restituye en su cargo y, durante cuatro años, termina los últimos cuatro lienzos del ciclo de la Virgen.Su estancia en Málaga desde 1664 a 1666 por cuestiones profesionales le devuelven un año después a su ciudad para acometer, esta vez ya sí de forma oficial y conocida, su trabajo como maestro de obras de la Catedral.

Alonso Cano estudió concienzudamente los modelos catedralicios, la estructura que ya estaba cimentada y levantada en la fachada -los estribos y unos alzados arquitectónicos con los que Lázaro de Velasco había continuado el diseño de portada de Diego de Siloe-, y con todo ello intentó dar un cierre meditado a una fachada que no supusiera un 'parche' delante de una estructura renacentista:"El resultado debía crear unidad dentro del conjunto, incluso con las torres, y hacer que desde la calle no diese una sensación de ahogo.Aportó cierta originalidad al modelo propuesto por Diego de Siloe para llenarla de vida".

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