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Con ellos llegó el escándalo

  • Joshua Logan fue el encargado de adaptar 'Picnic' y tiene entre sus "méritos" haber dirigido a tres de las mujeres más fascinantes de la historia del cine

En la década de los cincuenta, el dramaturgo norteamericano Williams Inge alcanzó gran éxito en Broadway con cuatro obras de teatro. Inge que, por haber nacido en Kansas, se le denominó como Playwright of the Midwest (El Dramaturgo del Medio Oeste), llegó a estar catalogado a la altura de los dos grandes nombres del teatro americano: Tennessee Williams y Arthur Miller. Sin embargo, perdió el reconocimiento del público y la crítica tan rápidamente como lo había alcanzado y con la excepción del guión de Esplendor en la hierba -que escribió directamente para el cine- todas sus obras posteriores fracasaron al punto de que desesperado por su decadencia artística se suicidó a los 60 años inhalando monóxido de carbono.

Aquellas cuatro exitosas obras tuvieron su versión cinematográfica y, aunque por distintas razones, dos de ellas aún conservan cierta relevancia. Bus Stop porque la protagonizó Marilyn Monroe y Picnic (por la que a Inge le dieron el Pulitzer a mejor drama en 1953) por la polémica que levantó en su momento dada la manera de mostrar (o más bien insinuar) las turbias relaciones amorosas de su protagonista y por su (soterrado) erotismo, totalmente impropio para la época.

Joshua Logan que ya había dirigido la obra teatral en Broadway, fue el encargado de adaptar Picnic al cine. Curiosamente, este director de muy corta filmografía tiene entre sus "méritos" haber dirigido a tres de las mujeres más fascinantes de la historia del cine: la citada Marilyn Monroe en Bus Stop; Jean Seberg en La leyenda de la ciudad sin nombre y Kim Novak en Picnic.

La película cuenta la historia de un muchacho aventurero y calavera, Hal (William Holden) que llega a un pequeño pueblo de Kansas en busca de un compañero de universidad, Alan (Cliff Robertson) esperando que su acaudalado padre le proporcione un trabajo. La llegada del forastero altera la monótona y reprimida vida de las habitantes femeninas del pueblo y en especial la de Madge (Kim Novak), la novia de Alan, que se enamora a primera vista de Hal. Toda la acción se desarrolla en el día de la Fiesta del Trabajo (Labor Day) y en el picnic que organizan los vecinos en la orilla del río.

El personaje de Hal le fue propuesto a Paul Newman (que ya había interpretado en el teatro el de Alan) y a Marlon Brando. Ambos rechazaron el papel y Logan se lo ofreció a William Holden a pesar de las reticencias de la productora que consideraba a Holden demasiado mayor (entonces tenía 37 años) para encarnar al joven protagonista y para dar la réplica a una casi debutante Kim Novak que acababa de cumplir los 22 años. Al inicio de la película Holden se quita la camisa y muestra (mientras la anciana señora a la que, a cambio de la comida ayuda a quemar unos trastos viejos, le lava la mugrienta prenda) su atlético y bronceado torso durante un buen rato (para parecer más juvenil hubo de depilarse el pecho). Esta especie de semi-striptease del galán masculino no era habitual en un tiempo todavía dominado por el férreo Código Hays (en Un tranvía llamado deseo el libidinoso Marlon Brando todo lo más aparecerá en camiseta) y servirá, además de para soliviantar a sus vecinas -Kim Novak y su hermana menor en la película, Susan Strasberg-, para convertir al ya maduro William Holden en un icono sexual americano de los años cincuenta. Con todo, es de Kim Novak de la que no sólo quedaba prendado Holden sino la mayoría de varones que vieron la película convirtiéndola ipso facto en una de las rubias favoritas del cine.

En Picnic hace todo un derroche de sensualidad, resultando especialmente turbadora en la escena donde bailan al anochecer en el embarcadero, una secuencia de baile solo comparable en cuanto a su voluptuosidad a la mítica de Rita Hayworth quitándose el guante en Gilda.

Con el clásico de jazz Moonglow como música de fondo, Holden intenta enseñar a bailar al ritmo de las palmas a la hermana pequeña de una Kim Novak que de repente aparece y comienza a palmear mientras baja las escaleras llamando insinuantemente la atención de Holden e iniciando un baile que sin mostrar nada trasmite una tensión sexual que hasta el menos espabilado de los espectadores sabe dónde va a acabar.

En las memorias de James Wong Howe (el director de fotografía de Picnic), este refiere que Kim Novak podía ser fotografiada desde cualquier ángulo. La mayor parte de las bellezas tiene un lado "favorito" pero esto no pasaba con Kim que, según Howe, tenía la más grande de las ventajas para convertirse en una estrella: Se proyectaba desde la pantalla a cada hombre en la oscuridad del cine... como si él fuera únicamente el objeto de sus románticas insinuaciones. Es una cualidad elusiva, intangible, que aflora naturalmente o no se presenta. No puede fingirse y Kim Novak la tenía. Lo que la hacía extraordinaria era la inusual combinación de su belleza clásica con un matiz sensual y lujurioso que ninguna clase de censura podía ocultar. Ambos (Holden y Novak) provocaron el escándalo en la puritana sociedad americana de los cincuenta, sobre todo, si se tiene en cuenta que al final el "pecado" (en forma de sexo, libertad y amor) triunfa plenamente ya que Holden se va en el tren y, sin pensarlo, Novak abandona su existencia provinciana para ir a su encuentro en un autobús. El plano final en que vemos como el tren y el autobús avanzan en paralelo, es relevante por ser una de las primeras tomas realizadas desde un helicóptero.

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