Manuel Cano revive en el corazón de Granada

El Teatro Isabel la Católica acogió un espectáculo inolvidable con su hijo José Manuel Cano y grandes artistas del flamenco

El dúo Cavatina provoca el fervor del público en su concierto para guitarra y piano

Un momento del homenaje / Daria Zelenska
Daria Zelenska

Granada, 20 de julio 2025 - 12:38

Este sábado el Teatro Isabel la Católica de Granada fue escenario de uno de los momentos más emotivos y destacados del IX Festival de la Guitarra, que este año rinde homenaje al insigne guitarrista granadino Manuel Cano en el centenario de su nacimiento. Además, este año se cumplen 35 años del fallecimiento del compositor.

El acto flamenco, organizado en colaboración con la Peña La Platería, reunió a un elenco excepcional de artistas que ofrecieron al público una noche cargada de emoción, arte y profundo respeto hacia la figura de uno de los grandes referentes del flamenco no solo en Granada, pero también en el pais.

La velada, de más de dos horas y media de duración, se abrió con una breve introducción en la que se recordó la trayectoria del maestro, su papel como guitarrista revolucionario y su enorme contribución al desarrollo musical y cultural de Granada y de toda España.

Una apertura inesperada y conmovedora

Pero lo que marcó verdaderamente el inicio del concierto fue una sorpresa no anunciada en el programa oficial: la proyección de una valiosa grabación de archivo del maestro Manuel Cano interpretando un solo de guitarra en el Palacio de Carlos V durante el Festival Internacional de Música y Danza de Granada en 1979.

La proyección emocionó visiblemente tanto al público como a su hijo, José Manuel Cano, quien desconocía este homenaje audiovisual. El teatro se sumió en un silencio reverente, roto únicamente por los aplausos tras la imagen final. Fue un momento cargado de simbolismo, que pareció devolver al maestro al escenario por unos minutos, marcando el tono de toda la velada: más que un homenaje, fue una auténtica presencia viva.

Visiblemente emocionado, José Manuel Cano fue el primero en subir al escenario tras la proyección, y con su guitarra rindió tributo a su padre con una interpretación sentida y serena, que funcionó como puente entre generaciones. A partir de ahí, la noche transcurrió entre el cante, el baile y las seis cuerdas, en un concierto que ya se perfila como uno de los momentos más inolvidables del festival.

Además, esa noche el hijo del compositor tocó una guitarra que perteneció al guitarrista Antonio Marín, cuyo nombre lleva el Festival de la Guitarra.

Baile, cante y guitarra: Granada unida por su maestro

Este inicio inesperado y cuidadosamente emotivo convirtió el homenaje no solo en un acto musical, sino en una auténtica experiencia colectiva de memoria, arte y gratitud hacia una figura irrepetible del flamenco.

En este homenaje le acompañaron reconocidos artistas del panorama flamenco como Miguel Ángel Cortés, Pilar Alonso, Abraham Campos y El Poti, en un diálogo de cuerdas que evocó la maestría del homenajeado.

El baile no faltó en esta cita de altura, con la imponente presencia del cuadro de Vero La India, que llenó el escenario de fuerza y pasión. La acompañaron las voces de Sergio El Colorao y Juan Ángel Tirado, la percusión de Miguel Cheyenne y la guitarra de Marcos Palometas, completando un cuadro artístico de gran calidad y profundidad expresiva.

El público, visiblemente emocionado, respondió con ovaciones en cada número, en una velada que se convirtió en un viaje por el alma del flamenco y un sincero acto de memoria colectiva. No fue simplemente un concierto: fue un acto de justicia artística y afectiva hacia un hombre que dedicó su vida a dignificar el arte flamenco y a llevar el nombre de Granada por todo el mundo con su guitarra como estandarte.

El Festival de la Guitarra continúa su programación con diversas actividades y conciertos, pero sin duda, el homenaje a Manuel Cano quedará como uno de los momentos más memorables de esta edición. Un recuerdo vivo para un artista irrepetible.

Sobre Manuel Cano Tamayo

A pesar de que sus padres amaban la música -su padre tocaba la guitarra y su madre el laúd-, el compositor no decidió dedicarse a ella de inmediato. Al principio, quería enfocarse en el negocio familiar del comercio, pero luego elegió su dedicación verdadera del concertista.

Manuel Cano Tamayo no solo fue un virtuoso de la guitarra flamenca, sino también un pionero en su enseñanza. El músico fue el primer catedrático de guitarra flamenca en la historia, en años 1980 en el conservatoria de Córdoba, abriendo las puertas del flamenco a las enseñanzas regladas en los conservatorios. A partir de este momento la guitarra flamenca fue conocida en el nivel academico. Su legado como concertista lo llevó a recorrer escenarios de todo el mundo, convirtiéndose en una leyenda admirada hasta en lugares tan lejanos como Japón.

En Japón existe una sala-museo especial donde se conservan 18 instrumentos que pertenecieron al músico. José Manuel Cano ha donado al Ayuntamiento de Granada una gran parte de los objetos personales de su padre (partituras, discos, grabaciones) y actualmente lucha por que en la ciudad natal del guitarrista se abra también una sala-museo destinada a preservar y exhibir este valioso legado y también mantener la memoria de su padre.

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