Rotundo éxito del grupo O Sister! en su paso por el FEX, con una actuación llena del genuino sabor y color de la música norteamericana de los años 20 y 30 del siglo pasado, que tuvo lugar en un Palacio de Quinta Alegre tan atestado como debieron estar los garitos clandestinos donde se servía alcohol durante la prohibición. Hasta cien sillas adicionales tuvo que poner la organización, y ni siquiera ese aforo de quinientas butacas fue suficiente porque se quedó fuera mucha, mucha gente.

El grupo formado por tres magníficos cantantes y tres músicos no menos estupendos evocaba esas orquestillas ambulantes que iban por los pueblos acercando al público los éxitos más destacados del momento en cafés y cabarets. Ésta lo hace francamente bien, con su perfecta recreación de época por curiosos procedimientos vocales como el abocinamiento de la voz, el falsete y otros juegos sonoros. En el repertorio, grandes canciones inmortales como Begin to begin, que demuestran lo falsa que es a veces la dicotomía entre la música culta y la popular, y otras menos conocidas, pero igualmente encantadoras y bailables, que hacían al público removerse en el asiento sin poderlo evitar, aunque solo unas atrevidas muchachas y una pareja madura aceptó la repetida invitación de los artistas para que el respetable bailara. La ovación final fue estrepitosa y los espectadores no dejaban irse del escenario a los artistas, que tuvieron que ofrecer varias propinas. Aplauso sin duda merecido para unos artistas que logran dignificar la música popular sin traicionarla y nos devuelven los maravillosos sonidos de aquellos años.