La memoria vital de Lorca
La casa museo natal del poeta cumple 25 años desde que fue inaugurada para rescatar el legado del poeta
La democracia en Granada nació en Fuente Vaqueros un 5 de junio de 1976. Aquel fue el día en que las autoridades, ya en los últimos coletazos del franquismo, permitieron un homenaje de media hora a la figura de Federico García Lorca en su pueblo natal. Fue la primera brisa de aire fresco que llegaba con los nuevos tiempos. Diez años después, aquel homenaje dio paso al primer museo en el mundo dedicado a Federico García Lorca: la inauguración al público de su casa natal el 29 de julio de 1986. Ayer se cumplieron 25 años.
Los responsables del museo ofrecieron ayer una jornada de puertas abiertas para que el público pudiera visitar en lugar en el que nació García Lorca. No hubo grandes actos porque todos se encuentran en situación de provisionalidad mientras la nueva Diputación decide a quién nombrar para llevar el museo. Pero la casa natal de Lorca nunca ha necesitado de grandes actos y alharacas. Su sola existencia atrae a miles de personas de todo el mundo.
Baste recordar un puñado de nombres, de artistas e intelectuales que han entrado en la casa para ver el piano en el que tocaba Lorca o contemplar su primera cuna, para visitar el granero y beber la fresquísima limonada con yerbabuena que acostumbraba a servir la familia: Leonardo Cohen, Joe Strummer, Andy García, Rafael Alberti, Camarón de la Isla, Enrique Morente -que llegó a grabar un disco allí-, Manolo Sanlúcar, Lindsay Kemp, Pilar López Júlvez, Juan Luis Buñuel, las sobrinas de los hermanos Machado, la hermana de Miguel Hernández, los Reyes de España...
En junio de 1986, el poeta Juan de Loxa recibió el encargo de la Diputación de Granada de presentar la casa, restaurada y rehabilitada, a los medios de comunicación. Unas semanas después, fue inaugurada oficialmente. En aquel acto estuvieron presentes Isabel García Lorca, Gloria Giner de los Ríos, Gloria Ibáñez, Elena Martín Vivaldi... "Estaban allí todas las amigas de Federico", recuerda el que fue durante casi 20 años director del museo.
De Loxa quiso que aquella casa fuera algo vivo. "Yo me rodeé de un equipo formado por José Rodríguez, que era el guía, Francisco Expósito, Claudio Sánchez Muros, que hizo todos los diseños y Alejandro Gorafe... Y nos pusimos a hacer cosas", comenta. Entre esas cosas se encontraban organizar hermanamientos entre Lorca y sus contemporáneos, como Dalí, Alberti, Antonio Machado, Miguel Hernández, Encarnación López Júlvez... Cada uno de ellos recibiría una calle en Fuente Vaqueros.
Juan de Loxa también se dedicó a buscar y recuperar todos los documentos posibles que hubiera por el mundo en torno a la figura de Lorca: manuscritos, fotografías -hay miles de ellas-, cartas, libros. "Todo eso lo buscaba yo en baratillos, en subastas, aunque también había donaciones".
Entre ellas se encontraban las cartas más íntimas de amor que Lorca envió a su amigo Eduardo Rodríguez Valdivieso o todo el material que Ian Gibso empleó para sus investigaciones. Material de primera mano. La única espina que De Loxa dice tener es no haber logrado comprar la casa de al lado para instalar ascensores que permitiesen a los discapacitados visitar todas las habitaciones.
La casa museo se convirtió en un motor cultural de primer orden para Fuente Vaqueros, que vio cómo los principales artistas españoles tocaban en el pueblo cada 5 de junio. Ahora, aquel lugar que vio los primeros ojos de Federico García Lorca sigue siendo un bastión de libertadm poesía, ternura y democracia.
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