En la mente de escritores granadinos por el Día del Libro
Día del Libro
Hablamos con varios autores sobre su proceso creativo, los temas o motivos que les llevan a crear y temas de actualidad como la cultura de lo gratis o la decisión de no abrir librerías durante la crisis
Granada/"Una mujer debe tener dinero y una habitación propia si desea escribir ficción". Virginia Woolf dejó para la posteridad esta frase que alude directamente a los principales problemas de las mujeres en aquella época si deseaban dedicarse a la literatura: un techo e independencia económica. Un siglo después, los escritores deben sortear en mayor o menor medida algunos de estos obstáculos de los que hablaba la autora inglesa. La crisis provocada por el coronavirus ha hecho tambalear el sector cultural, azotado mucho antes por la precariedad, la política de lo gratis, la concepción de éste como accesorio y las pocas o nulas inversiones económicas por parte de las instituciones públicas. ¿Cuál es proceso creativo de los escritores? ¿Qué les inspira o les anima a crear? ¿El confinamiento los ha bloqueado o los ha animado todavía aún más? Todas estas preguntas y más contestan varios autores granadinos durante su confinamiento con motivo del Día del Libro.
Las preguntas
1) ¿A la hora de escribir un libro, sigue una metodología muy concreta o se deja llevar según el momento?
2) ¿Qué temas o situaciones que haya vivido en primera persona le han llevado a escribir una novela, un poemario?
3) ¿El confinamiento y las situaciones que han derivado de éste le han impedido escribir o le han motivado más?
4) ¿Qué opina de la cultura de lo gratis? Algunas empresas y personas han regalado cultura a coste cero.
5) ¿Deberían haber abierto las librerías durante el estado de alarma declarado desde el pasado 15 de marzo?
Jesús Montiel: "Vivo confinado en una hoja de papel desde hace 15 años; la escritura es una oficina portátil"
1) Escribo mis libros raptado por una emoción concreta, y me dejo llevar hasta que esta se desvanece. Nunca desde el cálculo o la estrategia sino espontáneamente. Luego, durante la reescritura, es cuando me ocupo de la estructura, la forma. Eso que llamamos literatura. La espera es lo más importante. Se tarda mucho tiempo en no saber escribir. Quedarse uno callado. Al acecho. Luego llega la emoción. Y por último la reescritura. La parte más engorrosa, al menos para mí. He tardado entre cuatro y cinco meses en escribir mis últimos libros. Mi rutina es sencilla. Esperar, tomar notas, esperar.
2) Absolutamente todo. Todo es materia de escritura. Lo importante es la mirada, la curiosidad. Si se tiene, si uno se queda perplejo, todo puede pasar por el tamiz de la escritura porque todo esconde oro. Mi trabajo es desescombrar cada cosa. Rescatarla de la costumbre.
3) No ha cambiado nada. Vivo confinado en una hoja de papel desde hace quince años. Salgo poco, normalmente. La escritura es una oficina portátil. No requiere nada más que un corazón agradecido. Ahora traduzco un libro de Christian Bobin que saldrá este año. También pulo un libro que saldrá en otoño, al menos de momento. Y escribo otro, en el que llevo trabajando unos meses.
4) El escritor debe obrar por su oficio. No es nada injusto. Como padre de seis criaturas, no puedo permitirme el lujo de trabajar gratis. Debo tener un contrato, unos derechos de autor, una subsistencia. Hace falta más respeto, en España. Más dignidad.
5) Sí. Pudieran abrirse manteniendo una estricta vigilancia de las normas. Igual que se hace en otros países del entorno. Leer no es como comer. Uno no se muere si no compra libros, pero nutren de otra manera, sostienen, acompañan. Y los libreros, sin caer en romanticismos, son náufragos necesitados de ayuda, en la sociedad tecnológica. Son Quijotes. Son fortalezas donde sobreviven la lentitud, la demora, la empatía o la ensoñación.
Gracia Morales: "Pensar que la cultura se hace sola sigue condenándonos a la precariedad"
1) No tengo una metodología cerrada. Sólo necesito un espacio tranquilo (casi siempre con música de fondo) y un tiempo de sosiego. Parece sencillo, pero tiene su dificultad encontrar lo uno y lo otro. Casi siempre empiezo con una idea que todavía no tengo definida. Una intuición, una imagen, a veces una frase. Luego depende del género (poesía o teatro) y de lo cercano a mi propia experiencia que sea el tema que quiero tratar. Con el teatro, como se trata de abordar una situación alejada de lo que conozco, suele necesitar un proceso de investigación, a la vez que voy escribiendo. Creo que todo se me va clarificando a medida que escribo: no me hago planes previos muy elaborados. Luego le dedico mucho tiempo a corregir lo escrito.
2) Escribo sobre lo que me interroga, me preocupa, me conmociona o me inquieta.
3) Tengo mucho deseo de escribir, pero es difícil encontrar la soledad y el tiempo de calma que el ejercicio de la escritura necesita. Quiero acompañar a mi hijo en todo este proceso, él lo necesita; además, la teledocencia es muy muy exigente, porque los y las estudiantes requieren que se les preste también atención específica. En estos momentos es difícil posicionarse en esa especie de "lugar egoísta" (en el buen sentido de la palabra) que implica la creación.
4) Me parece que podría existir una cultura totalmente gratuita para el ciudadano si contáramos con un apoyo institucional real para los creadores. Las profesionales del teatro, de la literatura, de la música, necesitan vivir dignamente de su trabajo: necesitan ser pagados por ello. Esto ya debería ser una obviedad que no tuviéramos que andar cuestionando. A nadie se le ocurre dejar de pagar al panadero o al fontanero que viene a arreglarnos una avería. Pensar que la cultura se hace sola, sin el esfuerzo y el compromiso de personas que necesitan apoyo económico, sigue condenándonos a la precariedad. No obstante, entiendo también que en las condiciones actuales haya quien, desde un gran generosidad, quiera hacer más fácil el confinamiento a otras personas, ofreciéndoles ver una obra de teatro o poniendo a disposición del público un libro. Pero ha de ser una situación excepcional.
5) No me siento autorizada para responder a esa pregunta. Tal vez respetando las mismas condiciones de acceso y de distancia social que y en los supermercados, hubiera podido ser sostenible.
Álvaro Salvador: "Estoy haciendo un diario del confinamiento porque me parece una situación tremenda"
1) Bueno, depende del libro. Si vas a escribir un libro de ensayo o un libro académico tienes que tener un plan preconcebido, porque has hecho antes una investigación, quieres demostrar una tesis, etc. Si es una novela, yo creo que hay que tener también un plan, una estructura mínima, pero hay algunos escritores que dicen que se dejan llevar. Yo no. Y si es un libro de poemas, los mismo poemas van estructurando el libro. Forzar la poesía con un plan es muy peligroso porque la poesía viene cuando ella quiere.
2) Situaciones que te impresionan o que te conmueven. A veces ves las imágenes gráficamente, otras veces es la emoción que te provoca un hecho o una experiencia cultural o intelectual, a veces una persona o un argumento. No sé, los motivos para escribir son innumerables. Ahora estoy haciendo un diario del confinamiento porque me parece una situación tan tremenda que quiero dejar constancia de ella y que no se me olvide nunca. Y he escrito un poema sobre mis paseos en el parking subterráneo de mi urbanización en donde paseo. Es una situación muy extraña, muy surrealista, que me ha movido a escribir.
3) Cuando estás inmerso en una situación traumática fuerte no se debe intentar escribir de ella. Debes esperar a tener una cierta distancia, a reelaborarla con la memoria y la reflexión. O bien esquivarla, burlarla, poniendo la atención en algo secundario. Mi rutina no ha cambiado.
4) Yo siempre escribo en primer lugar para mí, para que me guste a mí. Me satisface, me produce placer. Si no fuese así, no escribiría.
5) No, aunque en las librerías no se suele amontonar mucha gente, por desgracia. Esto es muy serio como para hacer ninguna clase de excepción. Además, se pueden adquirir libros por internet. Los suficientes para resistir.
Rafael Guillén: "La cultura no tiene precio"
1) Según cada momento, y ya se trate de poesía, de narrativa, de ensayo, etc. Mi proceso creativo consiste en tomar apuntes cuando surge la idea y construir el texto posteriormente. He tardado unos cinco años en escribir cada uno de los dos últimos libros. O sea: unos sesenta meses. Ciento veinte meses. ¡Qué barbaridad, ahora que lo pienso! Claro que eran de poesía.
2) Cualquier situación lo merece.
3) Un poema: Las calles vacías, que mis hijos enviaron a ese periódico y lo publicasteis a tutti orquesta. Cosa que os agradezco de veras, porque nadie escribe para los archivos.
4) La cultura no tiene precio. Otra cosa son los medios con los que se difunde. Hay quien vive con estos medios.
5) Dada la afluencia de público en estos establecimientos, ¿por qué no?
Teresa Gómez: "No podemos dejar que mueran nuestras librerías, motor de tanta vida cultural"
1, 2, 3) El confinamiento ha cambiado mucho mi rutina, pues al estar tanto tiempo en casa, y a pesar del teletrabajo, he podido dedicar más tiempo, tanto a leer, como a escribir. He escrito algunos poemas y, curiosamente, no sobre la soledad ni sobre el aislamiento sino sobre el propio proceso creativo. Quizá por la propia "sobredosis" de oferta cultural que de golpe ha poblado las redes a través de enlaces a todo tipo de plataformas cinematográficas, teatrales, museísticas, musicales, literarias… Me ha apetecido reflexionar sobre el proceso creativo para cuyo desarrollo es tan importante "el silencio".
4) La cultura de lo gratuito es muy peligrosa porque los creadores y las creadoras necesitan comer y pagar la factura de la luz. Claro que si los estados valoras en de verdad la cultura, podría ser gratuita ya que ellos asumirían los salarios de los creadores.
5) La iniciativa que se está llevando a cabo de apoyo a las librerías con cheques anticipados, me parece muy interesante, como me parece interesante cualquier otra idea que ayude a que las librerías salgan a flote. Ya lo dijo Margarit: "La libertad es una librería". No podemos dejar que mueran nuestras librerías, motor de tanta vida cultural, lugares de encuentro con tanta poesía y pensamiento y sin embargo cada día escuchamos, incluso antes del coronavirus, la triste noticia de una librería que cierra.
Jesús Ortega: "Todo lo que suponga tiempo de intimidad y encierro es bueno para los procesos de escritura"
1) No es lo mismo un libro de relatos, que se va construyendo fragmentariamente, que, ejemplo, un ensayo unitario, surgido de un único y prolongado esfuerzo. Los dos primeros son los mismos que decía el clásico: tener algo que contar y quererlo contar. Luego viene la pelea con los materiales. Y con ese hombrecillo insidioso que es el crítico interior. En los próximos meses voy a publicar, en la editorial Comares, La caja de alegría, un ensayo sobre Federico García Lorca y la Huerta de San Vicente. Se trata de una reelaboración de los textos que escribí cuando comisarié la exposición Álbum en la Huerta en 2014-15. Fue un año de trabajo intenso entonces, y han sido meses ahora de reescritura y corrección.
2) Cualquiera que me concierna profundamente. Por lo común de tipo emocional. Si no se produce un movimiento íntimo, casi como un ramalazo de necesidad, no escribo.
3) Todo lo que suponga tiempo de intimidad y encierro es bueno para los procesos de escritura creativa. Yo ahora estoy trabajando una novela, y además un ensayo sobre el cuento como género literario.
4) La cultura es un bien social de primera necesidad y no debe ser gratis, sino que debe llegar a todo el mundo y con la mayor calidad posible, que es cosa bien distinta. La cultura no es decorativa ni un entretenimiento, sino algo muy serio y muy importante como para no apoyarlo económicamente. Nuestros creadores y nuestra cultura son también de lo mejor que tenemos como país.
5) No. Pero hay que apoyarlas al máximo, y no esperar a que se "normalice" la situación, sino pensar desde ya en cómo hacerlo. Debemos sostener el ecosistema de librerías locales, independientes. Nos va la vida cultural en ello.
Jorge B. Ortiz: "Si se paga de vez en cuando por un producto cultural nadie se va a morir"
1) Yo particularmente soy muy anárquico. Pero a fuerza o error, lo único que he aprendido es lo obvio: hay que escribir todos los días, o al menos muy regularmente. Luego cada cual tendrá su método, todos con seguridad serán mejores que el mío. Escuché una vez decir a Almudena Grandes que "dejarse llevar" es un error de principiante que hay que evitar. Cosa diferente es que veas que lo que escribes te lleva a algún sitio no previsto.
2) Los que se me enquistan.
3) No creo que el confinamiento motive más. Alguno tendrá más tiempo (yo mucho menos). Pero puede ser una trampa el hecho de "tener que escribir porque estoy encerrado".
4) Es un tema complejo. Me parece guay que la gente ofrezca su arte sin esperar nada. Si es verdad que no pides /quieres nada, estupendo. Si lo haces por promoción, pues asume. Hay que apoyar luego al artista, y eso viene del nivel de concienciación del escritor. Hay que volver a los bares. Si se paga de vez en cuando por un libro / película / disco (disco disco, no cuenta premium de Spotify, que también está bien) nadie se va a morir.
5) No deberían abrir. Se tendrían, si me apuras, que haber cerrado los Amazon y Fnac por competencia desleal. Pero ahí estaremos cuando vuelvan a abrir nuestras librerías para hacerle todo el gasto que no le hemos hecho durante todo este tiempo.
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