Las mil y una noches de Gabriel Morcillo

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La sala de exposiciones de CajaGranada acoge una muestra del pintor granadino donde retrata la ciudad de manera exótica y tradicional

El espacio exhibirá medio centenar de obras hasta abril

Las mil y una noches de Gabriel Morcillo
Las mil y una noches de Gabriel Morcillo
Isabel Vargas

Granada, 22 de diciembre 2017 - 08:41

Delacroix, Ingres, Fortuny. A todos ellos les fascinaba la cultura oriental -entendida como islámica- porque en ella observaban una civilización ajena a la occidental: exótica, salvaje y fantasiosa. Encontraron en el mundo islámico una forma de vivir llena de verdad, sensorial, donde las emociones tenían más peso que la razón, llena de luz, pasión y erotismo. Influido por el orientalismo y el simbolismo, Gabriel Morcillo (Granada, 1887-Granada, 1973) siguió la estela de los tres pintores, dejando a su paso un legado pictórico que bien podría ilustrar Las mil y una noches. Uno lo observa en cuando visita la nueva muestra que ayer se inauguró en la sala de exposiciones de CajaGranada en Puerta Real, donde se exhibirán más de medio centenar de obras suyas hasta el próximo uno de abril.

Tres décadas después de las últimas exposiciones monográficas dedicadas a Morcillo, impulsadas en su momento por las dos cajas de ahorros granadinas, la General y la Provincial, con motivo del centenario de su nacimiento, CajaGranada Fundación considera que es "un buen momento" para organizar esta muestra antológica donde se redescubre al creador. "Era una asignatura pendiente sacar a la luz las obras de don Gabriel", señaló el director de CajaGranada Fundación, Diego Olivo, durante la presentación de la atractiva exposición comisariada por Fernando Carnicero, Eduardo Quesada y Miguel Arjona.

La segunda parte de la muestra ahonda en la patria chica del creador, vestida de mantilla

La primera parte de la muestra está dedicada a las piezas orientalistas, donde se encuentran los famosos moros de Morcillo a todo color. "El orientalismo tiene que ver con el fenómeno de la alteridad, es decir, de ver fascinantes otros mundo. El orientalismo tuvo una versión muy arraigada en esta ciudad con el alhambrismo, que representaba la Granada musulmana, anterior a la cristiana. El pintor fijó su objetivo en el mundo nazarí que el evocaba con muchísima mas fantasía que realidad", subrayó Quesada mientras posaba su mirada en obras como Arqueros, Pastor, Árabe con pájaro. Harún y Grupo de muchachos.

Muchas de estas obras, al igual que Tema oriental y Moros, transmiten, en palabras de los comisarios, "una especie de sensualidad, que a veces se considera homoerotismo y lo parece, pero lo definiría mejor con la palabra panerotismo, que bebe de ese horizonte simbolista del que procede Morcillo". El público podrá ver bellos retratos de semidesnudos masculinos y femeninos, entre los que destaca Sinfoníaazul, donde se observa a una mujer de sinuosas curvas recogiéndose el pelo.

La pincelada de este discípulo de Cecilio Plá, destacó el profesor en la Facultad de Bellas Artes de la UGR, "es de lo más distintivo". "Unas son muy ligeras, casi líquidas, y otras están muy insistidas. En este sentido, Morcillo es absolutamente personal, es el creador de un lenguaje que de pronto te puede sonar a un artista contemporáneo, pero en seguida notas que es suyo", explicó Quesada. Los visitantes comprenderán mejor esta explicación cuando se coloquen frente a Mujer, un retrato de corte figurativo pero cercano a la abstracción en algunas partes -fíjense en la peineta, rematada en una sola pincelada y en el fondo sin terminar-.

Tras el paseo por esa Granada nazarí, la segunda parte de la muestra ahonda en la patria chica del pintor, esa ciudad llena de gitanos y vestida con mantilla negra. Hay que tener en cuenta que casi la vida entera de Morcillo transcurrió en una Granada que recorría a diario desde el mismo punto de partida al que siempre regresaba: su hermoso carmen del Plegadero Alto, el de Nuestra Señora del Rosario, a unos cuantos metros, colina abajo, del monumental carmen o torre de marfil de José María Rodríguez-Acosta. Era su aventura diaria, cotidiana, doméstica y local y lo tradujo en bellas estampas como Día de la Cruz y Retoño. Sin olvidar sus bodegones "vistos con una ternura casi real", señala Quesada.

La exposición hace justicia a un artista cuestionado por las vanguardias. Muestra de ello se encuentra en el primer número de la revista Gallo, donde se publica una nota sobre "dos jóvenes pintores que triunfan en París: Manuel Ángeles Ortiz y Ismael González de la Serna", en la que se advierte "a los jóvenes viejos pintores granadinos que si siguen el aire que sale del estudio de Morcillo estará absolutamente perdidos para la pintura". A las críticas por parte de artistas modernos se sumo el hecho de que hubiera retratado a Franco y a su esposa a finales de los años 50. "No se debería mezclar todo esto porque su obra es de calidad y desde una perspectiva tradicional fue un caso único y último", subrayan los comisarios. No se pierdan las mil y una noches de Gabriel Morcillo, porque viajarán hasta ellas con solo mirar una de sus óleos.

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