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El milagro del tiempo contado con poesía

  • 'Recuerdos de un olvido', del realizador Manuel Polls Pelaz, evoca el cine de Val del Omar y la poesía de Cernuda a través de una náyade perdida en el siglo XXI

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La historia y la leyenda cuentan a medias que el cineasta José Val del Omar, tras quedar insatisfecho con el resultado de su primera película en 1926, no dudó en convertirla en cenizas. Era como si se negase a que el paso del tiempo fuera testigo de algo que, según él, ni debería haber llegado a existir. Arruinado y con la ferviente necesidad de reflexionar, decidió autoexiliarse a Sierra Nevada con un reloj, una lupa y un imán en sus bolsillos como únicos compañeros de viaje. Varias décadas después, la anécdota se convierte en el metafórico punto de partida de Recuerdos de un olvido (fluir primero: el río Todavía), el documental-ficción con el que el cineasta Manuel Polls Pelaz lanza un grito de "esperanza y libertad" envuelto en imágenes y poesía.

Las imágenes remiten a Val del Omar; a grandiosos paisajes naturales donde un reloj de cuerda, una vieja lupa y un imán oxidado se convierten en símbolos de todo lo que ya ha sido y de lo que está por venir. La poesía es cosa de Luis Cernuda, "el poeta del olvido y la pérdida", y que en la película presta su voz a autores andaluces como Rafael Guillén, Julio Egea, Manuel Urbano, Gregorio Morales, Antonio Enrique, José Lupiáñez, Juan Delgado, Antonio Parra, Carlos Barceló, Emilio Montaño, Gonzalo Sáenz de Buruaga o Fernando de Villena, convertido en el maestro que conduce los sentimientos del espectador. Y como punto de unión de todos, una náyade (una extraña criatura, ninfa de las aguas, de la que se cuenta que atraía con sus encantos a los pastores con la intención de engullirlos hasta lo más hondo del agua de las lagunas) interpretada por Luisa Castilla.

A lo largo de las siete horas que dura el documental producido por Guadalcine, la náyade descubre el mundo real y conceptos tan relativos como el tiempo de la mano de todos los poetas. "La película es un milagro colectivo. Quería crear un refugio del tiempo que fuese evolucionando a algo mucho mayor. Aunque tenía una intención clara, no había guión; la idea era que la náyade despertara al mismo tiempo que los poetas le abren su corazón", añade el cineasta.

Manuel Polls comenzó con la aventura de este documental hace más de cinco años y unas primeras imágenes "inundadas de tiempo". Su fascinación por Cernuda y Val del Omar, que llevaron juntos el cine a los pueblos más pequeños de la Alpujarra a través de las Misiones Pedagógicas, hicieron el resto tanto que ya apenas alcanza a recordar si fueron las ideas las que viajaron hasta él o si fue él quien buscó esas ideas.

El agua es otro de los elementos esenciales de esta "película-río" en la que el tiempo va surgiendo "en el silencio y en todos los antes y después de cada encuentro" entre la náyade y los poetas: "En el día se crea una especie de ritual donde a veces se llega a perder la condición del tiempo. Precisamente, el funcionamiento de los recuerdos es lo que motiva el montaje de un documental que ha nacido en libertad. Recuerdos de un olvido es, en realidad, la posibilidad de una película. Habla de la cinemística que, al igual que todas las palabras importantes de la vida, es algo muy difícil de definir", explica.

Con mucho material aún por montar y un largo repertorio de ideas e imágenes que siguen fluyendo, Recuerdos de un olvido comenzará en las próximas semanas un viaje por festivales de cine independiente donde Val del Omar, Cernuda y Polls tendrán mucho que decir.

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