El viajero apasionado

Entre militares y marineros

  • La Mamola es el destino principal de una ruta por la costa granadina que atraviesa una serie de municipios en los que aún no se ha instalado el turismo de masas

Los pescadores no se atreven a pronunciar el nombre de una localidad de la Costa porque creen que da mal agüero hacerlo, y la llaman pudorosamente "el pueblecillo". Éste es uno de los destinos principales de una ruta que tiene como compañera la línea del mar, que pasa por una serie de municipios en los que aún no se ha instalado el turismo masificado y donde se aprecian las huellas del pasado defensivo que han quedado plasmadas en ciertas edificaciones.

El recorrido comienza en Castillo de Baños, perteneciente a Polopos, donde el viajero, en este caso, realizará la primera parada para admirar la primera construcción de interés militar. El emblemático castillo de este núcleo de población data del siglo XVIII. El Hornabeque (primera línea de defensa contra un ataque terrestre) de Castillo de Baños es una fortificación de dos baluartes, construida en el siglo XVIII y que fue cuartel de la Guardia Civil. En su interior, se podrá disfrutar del Centro de Interpretación de las Defensas de la Costa Granadina, según reza su proyecto.

En la época cristiana, la proximidad de la Costa y la amenaza continua de corsarios y árabes hicieron que se desarrollase en la zona una arquitectura militar de gran interés. La disminución con los años de las incursiones por mar trajeron la prosperidad a la zona más costera, donde se fue instalando un número cada vez mayor de población. Es así como se consolidó el carácter peculiar de los habitantes de estas poblaciones, cuyos términos municipales se extienden en partes de interior y de costa y que se refleja en su parte serrana y marinera, lo que da lugar a multitud de tipismos y a una gastronomía rica y variada basada en lo mejor del mar y de la montaña.

La finalidad defensiva de determinadas construcciones también dejó su impronta en La Mamola, núcleo situado a las orillas del mar, bajo el refugio de la Torre del Cautor, de 23,5 metros de altura, de origen árabe y de indudable valor histórico. Fue modificada en el siglo XVI y abandonada en el XX. Se puede acceder de manera fácil, aunque el camino no está en muy buenas condiciones.

En lo alto, el aroma a romero pone un toque especial a unas vistas espectaculares de la franja que transcurre desde Castell de Ferro hasta los límites con la provincia de Almería, donde se pierden en la lejanía los invernaderos próximos al litoral y un mar infinito. A los pies de la torre, se encuentra una noria que daba servicio a la atalaya y un aljibe de la época árabe.

Y bajo la torre vigía, el túnel y la aún principal vía de comunicación que une la Costa de Granada con Málaga y Almería, la N-340, que se aprecia serpenteante desde este lugar ideal en el que llevarse magníficas instantáneas. Pero, por desgracia, en muchas ocasiones escapa a la visita de los turistas, que desconocen su accesibilidad y la del mirador que se ha construido a su alrededor con motivo de su rehabilitación.

La Mamola, cuyo nombre algunos hoy día no se atreven a pronunciar, goza de todo el encanto de los pueblos marineros y de las condiciones ideales para disfrutar de unas vacaciones. En la actualidad, sus gentes se siguen dedicando a la pesca y a la agricultura, lo que ha hecho que algunos extranjeros hayan hecho de esta localidad su lugar de residencia. No obstante, su población asciende a tan sólo unos 600 habitantes.

"El pueblecillo", como le suelen llamar, está construido al pie del mar y en su pequeño paseo transcurre casi toda la animación del mismo. Presidido por la Torre del Cautor a lo lejos y caracterizado por los espigones que hacen de barrera para que el agua no suponga una amenaza, dispone sus casas en una escasa pendiente en primera línea de playa.

Son muchos los visitantes de La Mamola que recuerdan veranos junto al mar con puestas de sol impresionantes. Además, en esta época del año la luz, a la caída de la tarde, adquiere unas tonalidades especiales. Otra de las características que aprecia el viajero es la sencillez de sus gentes, siempre dispuestas a la hospitalidad.

La iglesia de la Asunción en La Mamola es otro de los puntos de interés que hay que visitar. Ese nombre que muchos no se atreven a pronunciar, al parecer, proviene del latín 'mammula', que significa mama pequeña y que venía a significar el montículo sobre el que se construyó la torre vigía del Cautor.

Siguiendo por la senda de la N-340, el siguiente núcleo de población que se encuentra es Los Yesos, perteneciente a Sorvilán que está compuesto por una estrecha playa de arena en la que viven unas 200 personas.

A continuación, se encuentra el término de Melicena en el que se conserva, en muy buen estado, una antigua torre construida por los mozárabes y restaurada por los Reyes Católicos, que se conoce como Castillejo del Madroño. Pertenecen a esta población dos playas, una semiurbana, la playa de Melicena, y otra virgen, la playa de Las Cañas, punto y final de esta ruta que discurre paralela al pasado militar y marinero de la Costa de Granada.

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