Ioana Gruia, escritora

Ioana Gruia: "Yo me siento habitada por los cuadros de Hopper"

  • Ioana Gruia, escritora y profesora de Teoría Literaria en la Universidad de Granada, reflexiona sobre el arte y los roles femeninos en su nueva publicación 'Las mujeres de Hopper'

Ioana Gruia: "Yo me siento habitada por los cuadros de Hopper".

Ioana Gruia: "Yo me siento habitada por los cuadros de Hopper". / R. G. (Granada)

Ioana Gruia, escritora y profesora de Teoría Literaria y Literatura Comparada en la Universidad de Granada, regresa con nuevo libro: Las mujeres de Hopper (Editorial Tres hermanas). La colección de cuentos supone un recorrido narrativo de gran vitalidad guiado por la obra pictórica del artista. 

-¿En qué se ha basado tu criterio para elegir los cuadros que conforman el libro?

-He elegido los cuadros que me han parecido más narrativos, y en los que aparecían mujeres, lo cual tampoco es difícil por la presencia femenina en la obra del autor. 

-La obra de Hopper puede considerarse una constante en tu producción literaria, ¿qué importancia tiene su figura en tu vida a nivel personal?

-He escrito mucho sobre los cuadros de Hopper, de hecho, la primera parte de mi último libro de poemas, La luz que enciende el cuerpo, se llama precisamente Las mujeres de Hopper, como el libro de cuentos. En el proceso de escritura, yo parto del cuadro y lo que me sugiere, para posteriormente intervenir con mi propio imaginario afectivo. Yo me siento habitada por los cuadros de Hopper. Personalmente, me siento muy afín a su imaginario afectivo y a su universo pictórico, además de a las mujeres que aparecen en sus pinturas, por las que me siento muy atraída. Me parece que están siempre esperando que suceda algo extraordinario, son apasionadas, lúcidas, a la vez que tienen conciencia de su soledad, del posible fracaso, algo que me interesaba enormemente.

-Por el primero de los relatos, Nighthawks, recibió el Premio Federico García Lorca de cuentos de la Universidad de Granada en el 2007, de esto hace ya unos años. ¿Cuándo decidió seguir o realizar un proyecto como este?

-Estos cuentos fueron escritos entre 2006 y 2012, lo que pasa es que es un libro que durmió. Durante estos años he publicado poesía y novela, pero no había publicado cuentos, excepto Nighthawks. En el momento que escribo este primero, que posteriormente resultó ganador del Premio García Lorca, me decido y dedico los próximos cinco años a hacer esto, ya conscientemente. 

-En el relato Ventanas en la noche aparece la siguiente frase: "A la joven le gustaría que se intercambiaran las posturas, para observarlo protegida, oculta y revelada solo a ratos por la penumbra, y que él se moviera delante de sus ojos desnudo y envuelto en una toalla". Este es un tópico repetido a lo largo de gran parte de los relatos, ¿podría explicar la carga significativa de la mujer como objeto de miradas masculina?

-La literatura es una cuestión de miradas, yo creo en la literatura como artefacto visual. Aunque no sólo lo visual, que es un factor importantísimo, repercute en la intensidad erótica. Por supuesto, tanto la mujer como el hombre pueden ser objeto de miradas, masculina o femenina. Se ha criticado mucho, y con razón, el hecho de que la mujer sea objeto de mirada masculina por la cosificación. Sin embargo, creo firmemente que la mirada tiene un potencial de seducción y erótico que no cosifica, y que debe mantenerse y reivindicarse, ya que puede darse perfectamente desde el respeto absoluto. Considero importante construir personajes femeninos que disfruten de la sensualidad. 

-Sin embargo, a pesar de las equivocaciones, las mujeres que conforman sus relatos parecen mostrar un prototipo de mujer: todas ellas, aunque nostálgicas, son imaginativas y poderosas. ¿Cómo cree que son las mujeres que conforman sus cuentos?

-También creo que tienen fragilidades. Por ejemplo, en un personaje como Cora en Una mujer al sol, de quien podríamos decir que tiene una depresión. Para mí era importante intentar crear personajes femeninos que se movieran en este equilibrio entre la lucidez y los sueños. Se trata de una apuesta por la intensidad, aunque no solo amorosa, sino que también vital y profesional, que siempre se debe equilibrar con la lucidez, el análisis y la inteligencia. Y me permito pensar que esto cobra mayor importancia para las mujeres, que tanto hemos caído en estereotipos. La mujer siempre entendida como amorosa, delicada, sacrificada y un largo etcétera, lógicamente ha ido reivindicando la inteligencia y el análisis. Sin embargo, yo quería plasmar la simultaneidad de ambas. Por otra parte, es relevante la presencia de las niñas, que protagonizan dos de los cuentos, las cuales tienen un elemento mágico significativo. Me parecía importante que la fantasía estuviera vivido como lo cotidiano desde la infancia.

-¿En qué medida cree que las narraciones feministas ayudan a potenciar el mensaje del movimiento?

-Yo creo que la literatura nos cambia a nivel íntimo, pero sumando cambios individuales de conciencia se pueden conseguir cosas. Los escritores debemos ser honestos a nuestro propio imaginario afectivo, a nuestras propias apuestas de escritura, porque después esta honestidad impacta en el lector. No debemos rehuir contradicciones, de hecho todos las tenemos, los personajes también. 

-Esta es una obra inconfundiblemente interdisciplinar. A parte de Hopper como influencia plástica, ¿qué otras alusiones a obras literarias, musicales y cinematográficas puede encontrar el lector?

-Desde el jazz encontramos a Billie Holiday, Janis Joplin o Guns N´Roses, y canciones como Summertime Ojos negros. En cuanto a la literatura, encontramos referencias a Gil de Biedma, a Viau, Galdós, Flaubert o Tolstoi. Y películas como Vértigo, que aparece en La mujer del sombrero rojo. Me interesaba que estas contribuyeran a la construcción de una atmósfera, aunque actualizada, en clave contemporánea.

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