"A la música lírica le sobra la pompa que tanto nos aleja de la gente"

José manuel zapata. tenor

El artista granadino actúa mañana en el Palacio de Congresos con su espectáculo 'Operazza'.

El tenor granadino José Manuel Zapata.
El tenor granadino José Manuel Zapata.
G. Cappa Granada

27 de septiembre 2013 - 05:00

Si la gente conociera un poco mejor al tenor granadino José Manuel Zapata, Antonio Banderas vería peligrar su primer puesto como el personaje preferido por los españoles para tomarse una cerveza. Cordial y dicharachero, Zapata huye de la pompa y el boato tanto como de desafinar en el escenario. Mañana actúa en el Palacio de Congresos para presentar su espectáculo Operazza.

-¿Qué repertorio va a interpretar en Granada?

-Presento Operazza, un proyecto de fusión. Su nombre se debe a la ópera, el jazz y la pazzia, que supone unir ambos conceptos. En el concierto nos pasearemos por el repertorio de la canción clásica lírica, interpretando obras de Albéniz, Paolo Tosti, Manuel García... La otra parte del concierto la conforman canciones de Cole Porter, Louis Prima, el cuarteto Cettra y Frank Sinatra.

-Dice que, cuando decidió estudiar bel canto, con 18 años, sus padres sólo le habían escuchado cantar canciones de José Luis Perales. ¿Ver que cantaba mejor que el autor de 'Y cómo es él' fue el espaldarazo o no tiene mucho mérito?

-Sigo admirando mucho a José Luis Perales. Es cierto que no tiene la voz de Nino Bravo, pero cuenta muy bien sus historias.

-Hoy en día, son muchos los padres que quieren hacer de sus niños, aunque tengan dos años, unos virtuosos del violín o del piano. ¿La formación en canto está infravalorada? ¿Cómo fue su caso?

-Eso ha pasado siempre. Mis padres siempre me apoyaron, pero no se obsesionaron con que yo me convirtiese en una cosa o la otra. Quizá la gente piensa que el cantante abre la boca y ya está. Nada más lejos de la realidad. Hay mucho trabajo, estudio y dedicación. Como con cualquier instrumento, con la diferencia de que tú siempre lo llevas a cuestas. Yo empece a formarme muy tarde, con 19 años. Los niños de 7 y 8 con los que iba a clase se echaban unas risas a mi costa...

-Por cierto, en su biografía oficial figuran como profesores los grandes maestros del canto. Pero no figuran sus años en el Instituto Fray Luis de Granada, un centro que, a comienzos de los noventa, era de lo más peculiar, con los profesores invitando a rondas de cerveza a los alumnos. ¿Su pasión por la ópera cuadró en el ambiente festivo del aquel centro?

-Es cierto. Tras el colegio Virgen de las Angustias me fui a estudiar al Fray Luis de Granada. Allí íbamos los que no éramos tan buenos estudiantes. Los buenos iban al Virgen de Gracia, donde, por cierto sufrían mucho más que nosotros. Siempre hablaban de un profesor, un tal Rubi, al que tenían pánico. En el Fray Luis, descubrí la vida. Me enamore por primera vez, di, o me dieron, mi primer beso, conocí a algunos de mis amigos del alma. Fui muy feliz en aquel ambiente tan variopinto. Además, el tiempo ha hecho que las cosas malas se me olviden. Conocí grandes profesores que me hicieron amar muchas cosas. Allí conocí al fallecido Esteban Valdivieso, que me inculcó el amor por la música.

-Hay incursiones en la música popular, como Montesarrat Caballé cantando Hijo de la luna, que no acaban de cuadrar. ¿Cómo se enfrenta usted a géneros como el tango? ¿Hay que ser menos virtuoso al cantar la música de la calle?

-Siempre desde el respeto. Es cierto que muchas de las fusiones que se intentan no salen como uno quiere. El virtuosismo en el tango viene desde la emoción. Si cantas perfecto, pero no hay pellizco, has fracasado.

-El ministro Wert se lleva una bofetada dialéctica en cada acto en el que coincide con artistas. ¿Qué le diría usted?

-Le preguntaría por qué un ministro de Cultura tiene ese brutal empeño en exterminarla. Por qué, si son imposiciones de otros ministerios, como se dice, no dimite y se marcha a su casa de manera digna. En mi opinión es el peor ministro de Cultura de la historia reciente. Es patético cuando se empeña en defender lo indefendible.

-Lleva el buen humor por bandera, es el único que se permite imitar a Chiquito de la Calzada en la presentación de un concierto del Festival de Música y Danza. ¿lo de ir de divo no va con usted? ¿Tener buen humor está mal visto en su profesión?

-¡Ni me acordaba! Intento siempre ser yo mismo. Siempre he sido así, a veces para bien, a veces para mal. Existen dos tipos de personas, las que tienen sentido del humor y las que no. Intento rodearme siempre de las primeras. No está mal visto, pero es cierto que a los músicos y a la música lírica les sobran pompa y boato, que tanto nos aleja de tanta gente

-Su último disco es a beneficio de una ONG. ¿Qué es lo que siente que tiene que devolver a la sociedad?

-El cariño y la generosidad con la que me ha tratado en todos estos años.

-¿Cómo son sus encuentros con Mariola Cantarero? ¿Se identifican el uno en el otro?

-Mariola es un ser especial. Una artista a la que nunca puedes dejar de mirar. Me identifico en muchas cosas con ella. Sobre todo la admiro infinitamente. De momento no tenemos nada juntos, pero me encantaría.

-Hay algunos que critican la poca formación actoral de los tenores cuando interpretan una ópera. ¿Cómo aborda usted estos papeles?

-Desde la verdad. Es fácil acomodar la interpretación cuando te ciñes a la historia y a lo que dice el texto. La época de los malos cantantes-actores, acabó hace tiempo. Y mi me parece muy bien

-Con 40 años recién cumplidos, ¿qué balance hace de esta primera parte de su carrera?

-Pues que he hecho cosas con las que un día soñé. Y que me siguen pasando cosas maravillosas, que espero poder valorar un día en su justa medida

-En su biografía dice que, de cantar bolos en la Comunidad Valenciana pasó, en cuatro escasos años, a debutar en el Metropolitan Opera House de New York, Teatro Real de Madrid o Deutsche Oper de Berlín. ¿Qué escenario siente más como su casa?

-Sin duda el Teatro Real. Pero cuando sueño, sueño con el Metropolitan.

-¿Los programadores creen que por ser granadino tiene que bordar la Granada de Agustín Lara?

-Eso también pasó a la historia. Cuando hay que cantarle a Granada, prefiero Adiós Granada de los Emigrantes.

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