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La música del subsuelo

Lugar: Sala El Tren. Fecha: Sábado, 6 de marzo. Aforo: 1/2 entrada.

Para que luego se quejen las bandas de que no tienen sitios donde tocar. La noche del sábado la oferta para ver rock and roll en Granada era sencillamente abrumadora. Los resucitados Magic en Amsur; The Brew, combo de blues y rock británico en la Who; otro tanto a cargo de Free Bird en Alexis Viernes; r'n'r de corte más clásico con The Sun Rockets en La Barraca; Time en SugarPop; fiesta blues en Moment O2 y Arbonaida en La Telonera; 2ª Rock'n'Roll Party con los suecos The Movements y Jailbreakers en Planta Baja y por la patilla, y finalmente el concierto que nos ocupa en la sala El Tren. Como seguimos sin tener el don de la ubicuidad, nos decidimos por los sonidos más oscuros y la escena más underground con tres poderosos tríos que tenían como denominador común su pertenencia al sello malagueño Alone Records. Un concierto agotador no apto para oídos sensibles que se abrió con Orthodox, un trío sevillano que partiendo del doom explora otros territorios del metal con desarrollos progresivos. Tras ellos unos esperadísimos Viaje A 800, un grupo que a pesar de su accidentada trayectoria se ha labrado una merecida reputación como grupo de culto. Más allá de su indiscutible solvencia instrumental, los algecireños se desmarcan del cliché en el que caen irremisiblemente muchas bandas cercanas al metal, gracias a su amplitud de miras y al espíritu abierto y alérgico a la ortodoxia con que afrontan su música. Es verdad que hay mucho de hard rock en su propuesta. Ahí está la innegable influencia de Black Sabbath, sí, pero también otras muchas que delatan una personalidad permeable que les hacen inmunes al pastiche: desde la psicodelia más clásica al stoner rock, de los grupos del seminal sello Triquinoise al movimiento hardcore norteamericano, del rock progresivo al grunge. En ellos se encuentran Metallica con Smash y Vírgenes Adolescentes con The Melvins. Y el resultado es uno de los grupos más personales que ha dado el underground patrio. Después de su lección llegó el turno de Moho. También en formato de power trío, su planteamiento está más cercano al thrash metal y no resulta tan audaz como el de Viaje A 800, pero con un concierto atronador y medido milimétricamente pusieron el broche de oro a una noche vibrante.

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