Arte

Nosotras, otra vez

  • Los absurdos complejos que a nada conducen y que no responden a la realidad

'Miriam pensativa', de Ángeles Agrela.

'Miriam pensativa', de Ángeles Agrela. / R.G.

Confieso que lo del exceso de querer, por activa y por pasiva, potenciar la creación hecha por mujeres, me aburre por absurdo y engañoso. Llevamos unos años que si no aparece el nombre de una mujer en cualquier asunto, ya se condecora al hecho con la etiqueta indeleble de injusto, machista y todo cuanto usted, amable lector, quiera por no ser correcto con el trabajo de las mujeres. La verdad que, ya, todo esto huele un poco a rancio y a sumo interés de los que poco –o nada– tienen que argumentar. Miren ustedes, lo he dicho de todas las maneras: no existe arte femenino ni arte masculino; ni lo que los hombres hacen es más bueno que lo que ejecutan las mujeres, ni mucho menos. Hoy en día, porque, así debe ser, los que están medianamente enterados de todo esto y los que están ajenos a los burdos planteamientos de lo políticamente correcto o incorrecto, saben que la realidad artística no tiene en cuenta si las obras han sido realizadas por hombres o por mujeres. Lo que realmente importa es la calidad de las mismas; su importancia formal, plástica y estética. Lo demás son pataletas mentirosas y dialécticas espurias de los abanderados de la nada para conseguir un espacio de audiencia que, de otra manera, a pie de campo, en la soledad de los estudios, no tendrían eco alguno, por la mediocridad de lo que hagan o de lo que piensen.

La realidad artística no tiene en cuenta si las obras han sido realizadas por hombres o por mujeres. Lo que realmente importa es la calidad de las mismas

Viene todo a esto a ocupar este espacio periodístico porque no es de recibo que instituciones artísticas de tanta importancia como el CAAC de Sevilla, el Museo Ruso de Málaga o el Carmen Thyssen, también, de la capital de la Costa del Sol, hayan caído en ese manifiesto error de entrar en ese juego tonto de programar exposiciones sólo con mujeres. Es algo fuera de toda lógica y que no esperábamos de tales significativos centros de arte. A mí me parece muy bien la organización de exposiciones sólo con artistas mujeres; lo mismo que parece muy bien catálogos en los que aparezcan sólo autores hombres. Claro que todo ello si la realidad expositiva que se pretenda, el concepto de la muestra y los planteamientos estéticos de los autores, así, lo requieran. Lo que ocurre, y todos los sabemos, es que detrás de todas estas manifestaciones artísticas con sólo mujeres, sólo existe la necesidad de quedar políticamente correcto y no pasar a la posteridad como elemento retrógrado al que no le va eso del asunto de género. Mala cosa si eso es así.

En el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, esa institución de todos los andaluces que está en la antigua Cartuja de Sevilla y que, a veces, no hace las cosas mal del todo –siempre que la apuesta por la contemporaneidad sea beneficiosa para todos y que se abran los espacios de la antigua fábrica de Cerámica de los Pitman a todas las realidades, vengan de donde vengan y estén promovidas por una crítica abierta y no tan descaradamente cerrada como a veces lo está–, presenta en estos días una exposición titulada Nosotras, de nuevo, con obras de Lara Almarcegui, María Cañas, Ruth Ewan, Guerrilla Girls, Gloria Martín, Ángela Melitopoulos, Marta Menujín, Inmaculada Salinas, Leonor Serrano, Annika Ström y Carrie Mae Weems. La exposición no tiene absolutamente pega artística alguna; sólo que se hace aduciendo a ese espíritu absurdo de género. Lo mismo ocurre con la muestra en el Museo Carmen Thyssen de Málaga titulada Perversidad. Mujeres fatales en el Arte Moderno; una exposición interesante, a la que le sobra todo el signo feministas que se le haya prestado para estar de plena actualidad en los días conmemorativos donde la política engañosa quiere apostar por una dimensión de la mujer que, en otros momentos, pasaría muy desapercibida. Igualmente, el Museo de las Colecciones rusas, presenta, en estos días, nada más y nada menos que tres exposiciones protagonizadas por las mujeres y sus circunstancias: Santas, reinas y obreras. La imagen de la mujer en el arte ruso, Libres y decisivas. Artistas rusas, entre tradición y vanguardia y Obras de artistas rusas en la Colección Krystyna Gmurzynska. Sin comentarios.

Viendo todo esto uno piensa que la cosa se está sacando de su contexto más lógico. Me hago la siguiente pregunta ¿Por qué están donde están las Ángeles Agrela, Mar García Ranedo, María Cañas, Gloria Martín, Ana Barriga, Marisa Mancilla, Belén Mazuecos, Paloma Gámez, Rosa Brun, Montse Caraballo, María Estepa, Aixa Portero, Asunción Lozano, Mari Ángeles Díaz Barbados, Marina Núñez, Asunción Jódar, Marina Vargas, Irene Sánchez, María Alcaíde, Nuria Carrasco, Paloma de la Cruz, Regina de Miguel, Verónica Ruth Frías, María José Gallardo, Noelia García Bandera, Cristina Lama, Cristina Martín Lara, Victoria Maldonado, Florencia Rojas, Leonor Serrano Rivas, Natalia Domínguez, Inma Parra, entre muchísimas y muchÍsimas? Pues, porque son autores de una obra grande, sin sujeciones y abiertas únicamente a la máxima creatividad. ¿Están por debajo de los Jacobo Castellano, Miki Leal, Eduardo Millán, José Piñar, Jesús Zurita, José Miguel Pereñíguez, Fernando Clemente, Javier Palacios, nacho Estudillo, Rubén Guerrero, Juan del Junco, entre otros, por citar sólo a artistas andaluces? Los que así lo crean están en otra dimensión. ¡Por favor, sentido común!

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