Crítica

Una nueva música de las esferas

  • La Orquesta Ciudad de Granada presenta en el Auditorio Manuel de Falla la última composición de Iluminada Pérez, un estreno mundial que también incluyó el ballet de 'El sombrero de tres picos'

Un momento del concierto de la OCG.

Un momento del concierto de la OCG. / José Albornoz / OCG

Bajo el título La música de las esferas, la Orquesta Ciudad de Granada presentó el pasado viernes la última obra de la compositora Iluminada Pérez Frutos, en lo que fue el estreno mundial de esta nueva visión del sonido del cosmos. Junto a esta nueva partitura se interpretó la suite de ballet de El sombrero de tres picos de Manuel de Falla, dentro de la programación Encuentros Manuel de Falla que cada mes de noviembre el Archivo Manuel de Falla organiza.

La primera obra del programa, I suoni dei corpi celesti, ha sido un encargo de la OCG, en colaboración con la SGAE y la AEOS, que nuestra orquesta estrenó el pasado viernes en el Auditorio, y que será interpretado también este fin de semana en el Auditorio Falla de Cádiz. Iluminada Pérez Frutos es una compositora actual que representa las últimas tendencias creativas dentro de una coherencia estética y un profundo conocimiento técnico y musical; la autora se ha acercado varias veces a la particular relación que para ella existe entre la música y los sentidos, no limitándose solo al oído, sino buscando además sinergias con la vista o el tacto. Así, la obra va acompañada de una creación audiovisual de Francis López que proyectaba en la sala una serie de luces e imágenes similares a lo que podría ser estar sumergidos en el cosmos, muy a propósito con el espíritu de la obra.

El título hace referencia a la teoría pitagórica de que los astros, y en concreto el sol, la luna y los planetas para el filósofo conocidos, al desplazarse en sus respectivas órbitas producían un sonido cósmico que conformaba la denominada música de las esferas. La compositora, sin embargo, va más allá del enunciado pitagórico, y por medio de investigaciones sinestésicas se adentra en un viaje imaginario para descubrir los sonidos de los seis planetas propuestos por Kepler, vinculándolos a diversos colores. El resultado es una obra compleja, sonoramente muy atrayente y sugestiva, en la que se potencia el juego tímbrico y la tonalidad expandida como metáforas de un mundo todavía parcialmente desconocido en el que se hacen posibles sensaciones auditivas que escapan a nuestra naturaleza.

La experiencia sensorial propuesta por Iluminada Pérez Frutos fue, sencillamente, preciosa, circunstancia que aprovechó hábilmente el joven director Julio García Vico para extraer de la OCG el máximo partido. La orquestación reflejaba un profundo conocimiento de las posibilidades tímbricas, con combinaciones muy sugerentes y ricas que hacen de cada una de las seis partes de esta obra un catálogo de imágenes sonoras muy colorido. Cabría destacar el importante papel de la percusión numerosa, con instrumentos poco habituales como las campañas tubulares o el palo de lluvia, que fue creando sonoridades muy descriptivas y brillantes. Hubo momentos muy hermosos a nivel motívico igualmente en las cuerdas, con melodías muy líricas y llenas de personalidad, como el diálogo entre el violonchelo y la viola solistas mientras los violines permanecían en silencio.

La segunda obra del programa rendía homenaje al compositor Manuel de Falla, al que cada mes de noviembre se le dedica una especial programación por el archivo que lleva su nombre y atesora su obra. En esta ocasión le tocó el turno a El sombrero de tres picos, un ballet que se inserta en el movimiento de renovación de la escena española a comienzos del siglo XX. Compuesto en colaboración con Gregorio Martínez Sierra y María Lejárraga en lo que adaptación de la novela de Pedro Antonio de Alarcón se refiere, la obra contó en su día con colaboraciones de excepción tales como las del empresario Sergei Diaghilev, el coreógrafo y bailarín Leónide Massine o el pintor Pablo Ruiz Picasso, que realizó los figurines del vestuario. Se interpretó del Sombrero la partitura de concierto de dos suites de danzas que Falla preparó tras el estreno del ballet completo en Londres en 1919. Para las dos breves intervenciones vocales se contó con la colaboración de la mezzosoprano Belén María Herrero, que solventó con belleza y expresividad el corto papel asignado en la obra. En una versión muy colorista, García Vico al frente de la OCG demostró la buena sintonía existente entre ambos; el director sacó sonoridades muy ricas y equilibradas, con una rítmica brillante que completaba el sentido melódico de los distintos números y su riqueza tímbrica. El director nos reveló de este modo su particular visión de la obra de Falla, llena de optimismo y vivacidad, gracias a la elección de unos tempi animados y una métrica precisa y eficaz. Su gesto es expresivo y muy controlado, con dirección que sorprendía en ocasiones hasta el punto de casi lanzarse a bailar en el podio, pero en cualquier caso controlando con expresivos movimientos el resultado orquestal.

La OCG, bajo la dirección de Julio García Vico, se mostró como una formación llena, potente y expresiva. El resultado no dejó indiferente y fue premiado por una prolongada ovación del numeroso público, que de este modo reconocía, además de la profesionalidad de nuestros músicos, el haber conocido una magnífica batuta sabía perfectamente hacia dónde y cómo quería llevar a la orquesta; este director, que es ya asistente de Simon Rattle, dará mucho de que halar en un futuro no muy lejano.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios