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Un nuevo rey Midas para Granada

  • Los más pequeños disfrutan con las aventuras del arqueólogo, mientras los adultos destacan las imágenes de lugares tan reconocibles

  • Los personajes 'tópicos', lo que menos gusta

Cines de toda España, y de forma preferente de Granada, acogieron ayer el estreno de la segunda entrega del arqueólogo español más famoso de la gran pantalla: Tadeo Jones 2: el secreto del rey Midas. El título es premonitorio, pues las butacas de la sala estaban llenas de público de todas las edades. Padres con sus hijos, abuelos con sus nietos e incluso algunas parejas de adolescentes que no quisieron perderse la vuelta de este famoso héroe.

Al margen de su excelente factura técnica y argumental, el gran reclamo de la película en la provincia eran sus ubicaciones. No en vano, sitúa parte de su acción en la provincia de Granada.

Mientras los más pequeños se deleitaban con las variopintas situaciones a las que tenía que hacer frente el arqueólogo con sus amigos en esta nueva entrega, los más mayores no podían dejar de comentar en voz baja el nombre de las localizaciones de la ciudad nazarí: la Cuesta del Chapiz, la iglesia de Santa Ana, la Carrera del Darro, el puerto de Motril, etc. Y es que no todos los días se ve en el cine una persecución en moto por las cuestas del Albaicín.

Tampoco faltan referencias y guiños al carácter turístico de la ciudad, con la presencia de souvenirs 'typical spanish' como los vestidos y las figuritas de gitana o la presencia de parejas de turistas japoneses armados con sus características cámaras fotográficas.

Las tiendas, el característico empedrado de las calles, la decoración de los balcones o incluso la propia vegetación del lecho del río Darro, demuestran un trabajo de investigación y una atención al detalle, por parte de los realizadores, que resulta simplemente abrumador.

Y si hablamos de la ciudad de Granada y su entorno, tampoco podía faltar su edificio más emblemático: la fortaleza roja de la Alhambra. Los bellos jardines, los juegos de luces y sombras, e incluso los enrevesados mocárabes, que recubren y adornan la estructura de este monumento, quedan plasmados con una nitidez asombrosa. No es de extrañar que más de uno en la sala soltara una pequeña exclamación de asombro durante el visionado. Especial relevancia dentro del complejo palaciego tiene el patio de los Leones, cuya fuente desempeña un papel fundamental dentro de la película.

Todo esto convierte a este film de animación en un gran escaparate para la ciudad, que recoge de manera tan fidedigna todos los rincones del entorno de la fortaleza árabe y del Albaicín, que bien puede considerarse como una de las películas que mejor recogen el ambiente urbano de Granada.

Menos gustó la apariencia del personaje secundario granadino: un taxista gitano rebosante de duende y aspecto cañí. Si su caracterización podría tener un sobresaliente en cuanto diseño, los asistentes más mayores manifestaron sus dudas sobre la forma de expresarse del taxista. Y es que salvo un sentido "¡Lavín!" -quintaesencia del vocabulario granadino- la forma de hablar del conductor no llegó a convencer del todo a los más grandes de la sala.

Pero esta mancha resulta demasiado pequeña como para deslucir el brillo dorado de una película que ha conseguido colmar las expectativas, tanto de adultos como de los más pequeños. Chavales como Héctor o Dídac, pero también madres como María Ángeles o abuelas como Pura, que acudieron para ser testigos del regreso del más famoso arqueólogo de la animación española.

Una espera que por la cara de entusiasmo del público parece estar justificada. A Tadeo no le hace falta ser Midas para convertir lo que toca en oro.

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