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Un oasis musical de otro planeta

  • Más de 6.000 personas acuden al Festival En Órbita, que en su tercera edición vuelve a dejar clara su fórmula apta para todos los públicos

  • Lori Meyers y la escena granadina arrasan

El En Órbita inauguró ayer la temporada estival de festivales en Granada, y lo hizo por todo lo alto. Con una temperatura más que acogedora y sin lluvias torrenciales por delante, el público enfundado en camisa de piñas se dejó caer por la Feria de Muestras de Armilla no más tarde de las 14:00 horas. El cartel, eminentemente granadino, auguraba una jornada de lo más interesante -aunque menos rock que el año pasado- donde la atención recayó, sobre todo, en Lori Meyers. La banda de Loja, además de presentar su último disco -En la espiral-, celebraba en el escenario Planetario Cervezas Alhambra su 20 aniversario. Los nostálgicos, como cabía esperar, recordaron aquellos días donde Ham'a'cuckooo, Parapapa y Tokio ya no nos quiere eran los himnos principales del grupo.

"Nuestra idea de festival es una cita delicatesen, de calidad, eminentemente diurna y alejada de los festivales masificados. Nos desmarcamos de citas como el Bull Music Festival, con todo el respeto, porque no es lo que queremos. No pensamos crecer mucho más", reconoció su director, Carlos Díaz, en plena celebración de la cita musical que reunió a más de 6.000 personas, entre ellas jóvenes con camisas floreadas y maduritos con chaqueta de pana sin ningún interés por Eurovisión.

El grupo Ballena inauguró la jornada en el escenario Satélite con una propuesta que mezcló pop británico, pop español, algunas influencias americanas y hasta bossa nova. Algunos de los asistentes reconocieron en seguida a los veteranos integrantes -Alejandro Hidalgo, Juande Jiménez y Miguel Rueda-, puesto que han formado parte de grupos malagueños tan míticos como Fila India y Modo Bélica.

Fieles a su fórmula "música en formol, con mucho modulador en anillo", los murcianos Perro aterrizaron en el escenario Planetario para hacer sacudir el esqueleto del público. A pesar del calor y del escaso número de personas allí presentes -no eran ni las 15:00-, la banda mantuvo el tipo y dio un concierto de lo más redondo, donde no faltaron hits como A bailarlo!, Calipso Zombie Runner y OLRAIT.

Al inicio de la tarde, la alternativa y atrevida propuesta en inglés de Belako y el tirón de La Maravillosa Orquesta del Alcohol arrastró las primeras miles de personas al escenario principal; mientras que Margaux tocaba por primera vez en un festival. "Estamos muy emocionados por compartir cartel con bandas tan alucinantes", explicaba la banda minutos antes de subirse a las tablas. El joven conjunto, mitad granadino, mitad malagueño, regaló a los asistentes un actuación llena de canciones pop rockeras que apuntan maneras.

La escena granadina no dejó de brillar en todo el día con apuestas como los rockeros Martina Karsch y Vúfalo en el escenario Satélite. Sin olvidar a Dreyma, el dúo formado por Mel (vocalista en la banda Santa Marta Golden) y Cris (Tina & The Hookahs), premio a mejor artista emergente 2017 de Disco Grande (Radio 3). El conjunto sobresalió por encima de muchos otros grupos con un directo donde no faltaron temas como Monday Friday -su primer single-, Air, Come home o Fuego.

Uno de los momentos más especiales lo protagonizó Mama'Baker, uno de los puntales de la música pop rockera granadina en los 90. Cientos de personas, algunas de ellas en el festival sólo por ellos, aplaudieron el histórico y fugaz regreso tras 12 años sin subirse a un escenario. El conjunto lo hizo la misma semana que publicaba la reedición de su primer disco, Lunar, que ahora cumple 20 años.

Un lúcido y técnico José Ignacio Lapido deleitaba a sus seguidores con temas de su último disco, El alma dormida, antes de dar paso a los directos de Viva Suecia y Sidonie. "Hacer música pop en este país es muy difícil, pero nosotros hemos aguantado. Celebramos 20 años", exclamó el cantante de Sidonie, Marc Ros. Siglo XX abría un cachondo directo con varios karaokes protagonizados por el público. El grupo calentaba motores con El peor grupo del mundo y El incendio hasta llegar a Un día de mierda, donde subieron a un niño para tocar el teclado y cantar al principio.

Con las chaquetas ya puestas, el público aguardaba a Lori Meyers, que subió al escenario media hora antes de lo previsto y dispuesto a demostrar lo que la escena granadina ha certificado durante años: el talento no está reñido con la cercanía a las capitales. El grupo sacó brillo a su último disco, En la espiral, desde el inicio con Evolución, pero tampoco se olvidó de tocar viejas canciones como Dilema. Al cabo de un hora hits Tokio ya no nos quiere, Mi realidad y Luces de neón sonaron a gloria en un colofón de luces y color más que acertado en este oasis musical que es el En Órbita. ¡Largo vuelo!

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