Fotografía

Fernando Bayona, un artista universal entre Granada y Madrid

  • El artista ha conseguido exponer sus obra en los más importantes centros del mundo y sus piezas lucen ya en las colecciones de los mecenas contemporáneos más importantes

Hay un antes y un después de Circus Cristi, la muestra que Fernando Bayona exhibió en la Corrala de Santiago de la Universidad de Granada en 2010. Mucho ha llovido desde aquella serie de imágenes que se retiraron por la polémica que suscitaron: ya se han vendido y forman parte de algunas de las colecciones de los mecenas contemporáneos más importantes. En esta década ha protagonizado su propio stand en ARCO y ha desarrollado una intensa y exitosa carrera internacional. De todo ha ocurrido en la vida de este artista pero lo que no ha vuelto a suceder, curiosamente, es una exposición en Granada.

Y eso que la vida de Fernando Bayona, (Linares, Jaén, 1980), se desarrolla entre esta ciudad y Madrid. “He vivido ya más años en Granada que en mi tierra natal”, comenta el artista. Licenciado en Bellas Artes por la UGR, su carrera creativa arrancó con la escultura pero pronto dio el salto a la fotografía y es en este ámbito en el que ha cosechado sus mayores logros.

Alumno brillante en su etapa universitaria, completó su formación con un máster en Fotografía y Diseño Visual en la Universidad NABA de Milán, así como diversos cursos y residencias en prestigiosos centros de creación nacionales e internacionales. Pronto despuntó como artista visual y sin haber cumplido los cuarenta sus trabajos ya se han exhibido en centros expositivos de Miami, Nueva York, Buenos Aires, Bruselas, Berlín, Milán, Roma, Venecia, Osaka, Túnez, Madrid, Barcelona, Valencia, Bilbao… Así como en ferias internacionales como Art Miami o Basel.

La última individual, este mismo 2020 en la Sala de Exposiciones del Instituto Cervantes de Belgrado, es El luto y la piedra. El año anterior, tras el éxito de La memoria traidora para el stad de ABC en ARCO 2019, triunfó con el Aparato de las apariencias, en la Galería Almanaque Fotográfica, en Ciudad de México.

Precisamente México es un país que lo ha acogido con los brazos abiertos. “A raíz de lo de ARCO el año ha sido tan brutal de trabajo que me ha costado el divorcio”, cuenta Bayona. Sus obras forman parte ya de la colección de Pedro Slim, artista, comisario, mecenas y primo del multimillonario mexicano Carlos Slim, o en la Embajada de México en Colombia. Pero también tiene piezas en las colecciones de arte contemporáneo, museos e instituciones como Bayer y Meyer, de Alemania; Sony, de Reino Unido; Forma (Centro Internazionale di Fotografía) o la Fundación Luciano Benetton, de Italia; o el Centro de Arte Dos de Mayo de Madrid, además de numerosos ayuntamientos.

Sus proyectos han sido distinguidos con numerosas becas, entre las que destacan la Manuel Rivera, Iniciarte, Desencaja, La Térmica o BilbaoArte en España; Eberhard y BSI en Suiza; KabushikiKaisha en Japón o la de la Agencia Magnum y NABA en Italia. “Las becas son importantes porque dan mucha visibilidad”, comenta Bayona, que también trabaja como gestor cultural a raíz de toda esta experiencia. “La labor del gestor cultural es relacionar a artistas de su generación con espacios o convocatorias artísticas. Dotas así de programación cultural a instituciones que necesitan a alguien que le de las claves para iniciar un proceso de becas, una colección de arte... Y yo desde que terminé la carrera me he desenvuelto bastante bien en ese mundo y al final lo que hago es transmitir esas vivencias. Te conviertes en un vaso comunicante entre tus compañeros y las administraciones”.

También han obtenido numerosos premios nacionales e internacionales como Estampa de la Comunidad de Madrid; el Unicaja de Fotografía; el Premio José María Vidal de la Fundación Arena de Barcelona o los prestigiosos World Photography Awards de Londres.

En el ámbito empresarial, es director de Bayona Studio, centrado en el sector de la producción, imagen y comunicación, habiendo dirigido campañas publicitarias como la de BSI en Suiza o Turismo del Gobierno Canario.

Sorprende con ese currículum su silencio en Granada. “Ocurre con más artistas. Fíjate que en treinta años de la Facultad de Bellas Artes sólo hemos salido dos fotógrafos que viamos de esto –Miguel Ángel Tornero y yo–. Y no somos los únicos que no tenemos casi presencia, ocurre con otros artistas”, comenta el creador en una conversación la que salen nombres como Marina Vargas, Paco Pomet o Santiago Idáñez.

“No hay exposiciones mías porque no me lo proponen. Creo que por temor a que vuelva a suceder lo que ocurrió porque me pusieron el san benito de artista polémico y eso no me ha abandonado en mi carrera porque los temas que trato son polémicos”, pero el artista, también señala la dinámica de la ciudad y sus programadores culturales. “Granada no deja de ser una ciudad un poco cateta en ese sentido: concejales, Universidad... Mira hacia afuera y no cuida su cantera, al menos en el arte. Tanto que se le llena la boca con Lorca, en su momento no era nadie y tuvo que irse a Nueva York o Madrid para que se le valorara”, comenta Bayona, quien señala que curiosamente los artistas que más exponen aquí no hacen casi nada fuera. Con una pequeña excepción, La vida de los otros, expuesta en el Museo García Viedma, Armilla, en Granada en 2015, subraya que él casi todo lo ha realizado fuera.

"Granada no deja de ser una ciudad cateta: concejales, Universidad... Mira hacia afuera y no cuida su cantera"

A pesar de no ser profeta en su tierra, es de los pocos que ha podido dedicarse a la producción artística y la gestión cultural en exclusiva. “Es una suerte porque no hay estadísticas pero de todos los estudiantes que salen por promoción, que son unos 200 o 250, sólo hay uno o dos que puedan vivir de esto. Es un porcentaje bastante pequeño. Yo no me dedico a la docencia nada más que de forma esporádica pero evidentemente tiene que formar parte de nuestro día a día”.

Por eso él cuando imparte alguna clase o curso cuenta “las claves y las verdades que no se suelen contar” aunque sea “joder al alumnado”. “Entiendo que hay que ser sincero. El arte no es un mundo idílico. Hay una gran precariedad económica, laboral, sentimental si me apuras. Porque al fin y al cabo aguantar a un artista es bastante complicado. ¡Si nos resulta hasta a nosotros mismos difícil aguantar todas las subidas y bajadas emocionales que esta profesión conlleva!”, refiere el artista.

Una de las cosas que ha modificado actualmente la vida de todos pero en especial la de los artistas y su relación con el mercado, según Bayona, son las redes sociales. “Te permiten llegar a gente que está interesada en el mundo del arte. Yo no tengo muchos, como 12.000 seguidores, pero entre ellos hay compradores fieles que luego visitan tus exposiciones, críticos, comisarios, directores de museos, gente que sigue tu trayectoria...”. Toda esa exposición pública, como cuando se recibe una beca y se tiene más presencia en los medios, “al final repercute en poder trabajar más”.

Por eso pasarán a formar parte también de sus próximas obras, porque el artista trabaja ya en una serie en la que se contraponen las imágenes de perfil que los usuarios muestran en Grindr y los retratos del artista. “Todas mis series orbitan de alguna manera sobre el sexo, el amor, las drogas, la religión. Los grandes componentes de nuestras vidas y las grandes pulsiones que hay detrás de nuestra toma de decisiones. Y si lo reducimos, al amor y al sexo”.

Por eso en sus últimas series, Bayona también “reflexiona sobre el uso del cuerpo como soporte laboral por tres colectivos profesionales –esto es, como objeto de deseo intangible– en el caso de los stripper o actores porno; o bien aquellos que son subordinables a través de una contraprestación económica, en el caso de los chaperos”. El título de la serie, La vida de los otros, hace referencia al juego de identidades y ficciones llevadas a cabo por estos trabajadores para proteger su intimidad. “Una suerte de álter egos o máscaras virtuales que los disocia de su persona”.

Las escenografías cuidadas que realiza en ocasiones con la ayuda de un equipo de carpinteros en otras con la de su propia familia y el entorno cercano; el trabajo con actores profesionales para escenificar esas reflexiones sobre el propio cuerpo, el amor o el sexo en todas sus variantes, forman parte del universo característico que es ya marca de la casa Fernando Bayona. Pero ahora está abriéndose a otras corrientes. Sin abandonar su mundo, el artista y bebiendo “de la fotografía, el cine o la moda”, evoluciona en paralelo hacia imágenes más conceptuales, como su serie de líquidos arrojados al aire, y la búsqueda de localizaciones más que decorados, lo que le ha llevado a un progresivo interés por la arquitectura, como se aprecia en la serie, Paragraph 175.

“Soy tan atípico que no tengo ni cámara de fotos. Yo sólo utilizo la fotografía para contar historias porque es lo más directo”, cuenta este fotógrafo que toma sus imágenes gracias al patrocinio de marcas como Canon o Pentax.

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