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Una obra de Benedetti sobre la tortura, en El Apeadero

  • 'Pedro y el Capitán', de Círculo Teatro, recrea la dictadura argentina

La tortura. El horror. La humillación. Eso es lo que podrá contemplar el público esta noche, a las 21.00 horas, y mañana, a las 20.00 horas, en la sala El Apeadero con la obra Pedro y el Capitán, de Mario Benedetti, a cargo de la compañía Círculo Teatro bajo la dirección de Blanca Vega. Se trata de una historia que indaga en la psicología de los torturadores que fueron implacables durante la dictadura argentina que arrancó en 1976.

La obra está interpretada únicamente por dos personajes, Pedro, un opositor argentino al régimen del general Videla y sus secuaces, al que da vida Antonio Aguilar, y el Capitán, el tipo encargado de los interrogatorios tras las sesiones de tortura, encarnado por Manuel Monzón.

"Pedro es secuestrado en el proceso de 'reorganización' del país iniciado por Videla, que así era como llamaban a la dictadura argentina de 1976, y permanece encarcelado durante cuatro meses en una sala de interrogatorios", comenta Antonio Aguilar. "La obra aborda la relación entre ambos personajes y el horror de la tortura".

El escenario está dispuesto de tal manera que el público pueda rodearlo por todas partes y estar muy cerca de los actores. "La obra está dividida en cuatro actos, que son los cuatro momentos en que Pedro desaparece de la escena para ser torturado. En ningún momento se ve lo que le hacen, pero el público tiene una sensación muy real de los castigos que le están infligiendo pese a que no se oye tampoco nada. La gente lo siente todo como muy real", señala Aguilar.

Éste es el primer montaje de la compañía cordobesa Círculo Teatro y también los primeros papeles que realizan Antonio Aguilar y Manuel Monzón. "Me costó mucho meterme en el papel de torturado. Al comienzo pensábamos que no podríamos hacerlo, pero tras cinco meses de ensayo, lo logramos", comenta Aguilar, que recalca también los esfuerzos por conseguir el acento argentino al hablar. "Teníamos un amigo argentino que venía a vernos un par de veces por semana y nos corregía los defectos. Lo curioso, es que, tras ver el montaje, muchos uruguayos piensan que tenemos acento uruguayo y muchos argentinos piensan que tenemos acento argentino".

A lo largo de una hora y veinte minutos, el público asiste horrorizado a todo el proceso de deterioro en el estado de Pedro. "En alguna ocasión tuvimos que desalojar a algunas personas del público porque se habían desmayado".

La obra emociona, dice el actor cordobés. "Al final del montaje, yo tengo que hacer un parlamento llorando. En varias ocasiones oía a gente entre el público llorando más fuerte que yo, y eso impacta mucho".

La obra se ha representado con notable éxito en Córdoba, en Málaga, en Palma del Río, en Puerto Llano y, tras Granada, irá a Jaén. "Somos ahora mismo una compañía que está empezando, y queremos darnos a conocer", comenta el actor, a quien llama mucho la atención la respuesta del público. "Al comienzo, queda todo el mundo en silencio, muy impactado. Pero somos muy conscientes de que cuando han abandonado el teatro están reflexionando sobre lo que acaban de ver. No es una obra de puro entretenimiento que se olvida al salir a la calle. Es una obra que hace pensar a la gente". Y es que la tortura, como el horror infligido por unos seres humanos contra otros, da que pensar.

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