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Una ópera en el gueto

  • Facundo Agudín graba para el sello IBS la versión original de 'El emperador de la Atlántida', ópera escrita por el compositor Viktor Ullmann en el campo de concentración nazi de Terezín

Producción de Gustavo Tambascio de 'El emperador de la Atlántida' .

Producción de Gustavo Tambascio de 'El emperador de la Atlántida' . / Javier del real

Entre las múltiples infamias de la infamia nazi, la del campo modelo de Theresienstadt se cuenta entre las más odiosas y repulsivas que se conozcan, por la refinada combinación entre crueldad y cinismo en que se sustentó su existencia. Theresienstadt era el nombre alemán de Terezín, una pequeña localidad amurallada a unos 60 kilómetros al norte de Praga, que tuvo su origen en una fortaleza levantada por el Emperador José II a finales del siglo XVIII. A mediados de 1940 la Gestapo se hizo con el control de la prisión en que había devenido la fortaleza, y desde finales de 1941 el régimen convirtió el pueblo en un gueto, campo de tránsito hacia Auschwitz para judíos bohemios y moravos.

Terezín fue el lugar de concentración de prisioneros distinguidos: antiguos militares condecorados, personalidades políticas, científicas y artísticas de paso hacia el exterminio. La gestión de su vida cotidiana fue delegada a la comunidad judía (sobre uno de sus rectores, Benjamin Murmelstein, dejó el recién fallecido Claude Lanzmann un testimonio inolvidable: El último de los injustos, que presentó en 2013 en el Festival de Cine Europeo de Sevilla). Un programa específico de tiempo libre permitió desde 1942 el desarrollo en el gueto de actividades culturales de todo tipo, con presencia muy significativa de la música: en Terezín llegaron a coincidir ocho pianistas de primer nivel, siete directores de orquesta (entre ellos, el gran Karel Ancerl, uno de los más ilustres supervivientes), hasta cuatro conjuntos sinfónicos y varias formaciones corales y de cámara.

El lenguaje de Ullmann es mucho más sofisticado que el de Kurt Weill en su Mahagonny"

En 1944, los nazis usaron Terezín como arma propagandística al permitir una visita de tres delegados de la Cruz Roja por un itinerario que había sido convenientemente adecentado, lo que sirvió al régimen para venderlo al mundo como el modelo del trato que daba a sus prisioneros. La hipócrita operación de propaganda había empezado unas semanas antes, cuando Kurt Gerron filmó en el campo un documental (El Führer regala una ciudad a los judíos) en el que la realidad había sido siniestra, orwellianamente adulterada.

De las 56 obras musicales que se han documentado en Terezin, casi la mitad fueron escritas por Viktor Ullmann (1898-1944), nada menos que 25 (de las cuales han sobrevivido 23), desde su llegada el 9 de septiembre de 1942 hasta su deportación a Auschwitz el 16 de octubre de 1944, donde sería gaseado dos días después. Entre ellas se cuenta Der Kaiser von Atlantis, una ópera en un acto compuesta a partir de un libreto del joven Peter Kien, quien compartió su cautiverio y su trágico destino. "No conozco ningún ejemplo en la historia de una obra escrita en colaboración entre compositor y libretista que fueran obligados a convivir de esta forma, en pocos metros cuadrados", comenta Facundo Agudín, quien al frente de un equipo de solistas y de su orquesta Musique des Lumières ha grabado la ópera de Ullmann para IBS Classical.

"Con Lisandro Abadie y Pablo Kornfeld, y gracias a la amable atención de la doctora Heidy Zimmermann, que custodia el manuscrito original en la Fundación Sacher de Basilea, trabajamos desde 2012 tratando de limpiar los errores de la edición de Schott. Nuestra hipótesis es que convivieron dos versiones posibles de la obra: una de ellas, que podríamos llamar primaria, preliminar, más irónica y sarcástica, más angulosa y filosa en su poesía; la otra, paralela, más amable y diplomática, que seguramente se empezó a concebir con el sueño de que pudiera algún día autorizarse su estreno en el campo, lo que no sucedió nunca". El problema es complejo ya que "en la única fuente musical existente conviven superpuestas las dos versiones del libreto, lo cual venía a mostrar las condiciones en que se hizo el trabajo, tanto la escasez de papel como la rapidez con la que iban incorporándose las correcciones".

Una colaboración con la directora de escena Louise Moaty y el conjunto Ars Nova de Philippe Nahon permitió una primera presentación de la versión original, siguiendo el trabajo de Agudín y sus colaboradores, en una producción que recorrió Francia entre 2014 y 2015, base de este trabajo. "Reunimos a solistas con personalidades fuertes. Buscamos un plantel internacional, tratando de que se oyeran formas de hablar distintas. Estamos satisfechos con el resultado. Ojalá este álbum sirva para impulsar la imagen de Ullmann y para que su música tenga mayor difusión".

Para Facundo Agudín la obra es para el público "una cosa demoledora; hay un ADN conectado con Weill y Brecht, el Weill de Mahagonny, sólo que pienso que el lenguaje de Ullmann es mucho más sofisticado. Sería muy reduccionista decir que Der Kaiser es una ópera política. Es mucho más. Pero si lo es, lo es en el sentido en que también lo es Nabucco. La sublimación del contexto sociopolítico en el que la obra fue escrita es absoluta, y su nivel poético, alucinante".

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