Origen (es) ¿qué es Origen?
El Palacio de Carlos V acogió este miércoles la propuesta del Ballet Flamenco de Andalucía con la Accademia del Piacere en el marco del Festival Internacional de Música y Danza de Granada
El Festival de Música y Danza de Granada 2025: programa completo, horarios y escenarios
Asimetrías y volúmenes, penumbra, eclipses, bustos y un compás en ⅝; juegos, fiesta, deseo, gritos y, de repente, la calma, pausa, silencio... Recogimiento procesional y balanceo de palio al aire para una virgen oscura y ahogada en su propio rostro, virgen que al fin se libera de todo lo que la censura y baila… Y ¡cómo baila! Canarios de Gaspar Sanz, sones de Heinrich Ignaz Biber, invención y hallazgo, deliciosa e inexplicable fantasía para un gentil ballet que rompe las costuras y respira de forma espasmódica como un corazón multiforme. Retablo alterado, ufano trastorno, claroscuro de Caravaggio, Laocoonte reinventado; la mirada del público se desplaza de manera caótica pero absolutamente cautivada por un escenario repleto de danzas, ilusiones y músicas cuando “al alba o de madrugada, con la ciudad muda y callada de fondo, emergen seres: desconocidos, arrinconados por siglos, excluidos de la luz”, como afirma el demiurgo Juan Dolores Caballero, responsable de la dramaturgia y director de escena en Origen. La semilla de los tiempos.
***** Origen. La semilla de los tiempos. Ballet Flamenco de Andalucía y la Accademia del Piacere. Dirección artística y coreográfica BFA: Patricia Guerrero. Dirección musical, composiciones y arreglos: Fahmi Alqhai. Lugar: Palacio de Carlos V. Fecha: 25 de junio de 2025.
Pues sí, querido/a lector/a: no tenía otra manera de comenzar este breve texto que con un intento posiblemente malogrado por hacerte sentir un mínimo de la explosión de afectos, silencios y gestos que este miércoles pudimos vivir cuando se venía una iluminada noche veraniega en el prodigioso patio circular del Palacio de Carlos V: era entonces cuando se presentaba el Ballet Flamenco de Andalucía con esta composición colectiva en la que la arrolladora personalidad coreográfica de Patricia Guerrero (Granada, 1990) ha encontrado la última horma de su tacón. La angulosidad de su figura, su impecable ejecución técnica y una fascinante sencillez -nada nuevo al hablar de la bailaora granaína- hallaron resonancia coreográfica en un cuerpo de baile tan rico en individualidades como exquisito y exuberante en su acción coral.
Si en la era del neobarroco se dan “formas en la que se produce una pérdida de la integridad, de la globalidad, de la sistematización ordenada, a cambio de la inestabilidad, la polidimensionalidad, la mudabilidad” -como afirma Omar Calabrese-, Origen elude necesariamente cualquier ánimo historicista -con una intervención afrodescendiente cuando menos problemática- para plantear una suculenta invención rebosante de momentos arrebatadores: desde el enérgico y etéreo solo inicial de Hugo Aguilar a la quietud contenida en el episodio Cenizas: la gloria es efímera, la memoria eterna; del sobrecogedor campanillero encarnado por Eduardo Leal al delirante baile de máscaras desfiguradas del quinteto femenino liderado por Lucía la Bronce; del festivo y guasón aquelarre de miriñaques al portento técnico de Jasiel Nahin. Con la iluminación de Olga García, que reforzaba cada uno de los episodios de este singular devenir de penumbras, disimulos e insinuaciones, Origen ofreció también la oportunidad de reimaginar un barroco flamenco neobarroco en las músicas de la Accademia del Piacere bajo la dirección musical, composiciones y arreglos de Fahmi Alqhai en constante conversación con Dani de Morón a la guitarra y Agustín Diassera a la percusión. Las voces de la soprano Quiteria Muñoz y la cantaora Amparo Lagares Díaz también compartieron lugar e incluso diálogo durante un íntimo momento de recogimiento, cuando un intenso Salve Madre irrumpió en el escenario.
Episodio central
A todo ello hay que añadir el esplendoroso -y se me van acabando los adjetivos- despliegue de vestuario que todo el ballet fue mostrando y cambiando, a veces de manera sorprendentemente eficaz y ágil, para exhibir todas las cualidades de su vocabulario gestual. Pablo Árbol demostró de nuevo -y ya va siendo norma- una delicadísima sensibilidad para conseguir el máximo expresivo de cada cuerpo en movimiento. En este sentido, fue especialmente sutil y astuto el vestuario de Patricia Guerrero en su paso a dos con Alqhai durante el episodio central del espectáculo.
Como afirma el filósofo Georges Didi-Huberman, la raíz no existe: “Solo hay raíces, una cantidad necesariamente indefinida, pululante e incalculable, vivaz y monstruosa quizás, de raíces”. De la misma manera, podríamos afirmar que no existe un único origen, no hay verdad absoluta y la única certeza es lo impuro, lo raro, lo anormal, lo adulterado. Solo existen múltiples orígenes y quien intente explicarlos mostrará más de sus propios anhelos, miedos y quimeras que de aquello que pretende aclarar. Solo es posible pensar en orígen(es). Pero ¿qué es Origen?
Como toda identidad, la realidad histórica es siempre inasible y, en muchos casos, una ficción. La tradición no es otra cosa que una forma de convicción para distinguirse del otro, de aquello que nos resulta extraño. Origen nos da la oportunidad de soltarse y acercarse a una maravillosa ensoñación, una excitante mezcla de deseos e ilusiones que convenció a un público absolutamente entregado y que se deshizo en aplausos al final.
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