Actual

No habrá paz para Pepe Cantero

  • El actor granadino participó en el rodaje de Enrique Urbizu que se hizo con el Goya a la Mejor Película · lnterpreta a un camarero que se atreve a negar la última copa a Santos Trinidad, el personaje de José Coronado

Al recoger su Goya a la mejor película por No habrá paz para los malvados, Enrique Urbizu dedicó el premio a todos los actores del filme, "del primero al último". Y en esta mención entra Pepe Cantero, el penúltimo del reparto. El intérprete granadino aparece al principio de la cinta poniendo un güisqui tras otro a Santos Trinidad, el inquietante personaje interpretado por José Coronado. El policía alcohólico y ludópata le pide a Cantero que baje el volumen de la tele y este le replica: "Es que ha perdido el Madrid". A sus amigos se le pone un nudo en la garganta cuando se atreve a negarle la última copa antes de desaparecer de la escena barriendo el local. Y Santos Trinidad se va directo a un puticlub en el que también le niegan su ron con unas gotitas de Coca-Cola, sólo que esta vez se lía a tiros con todo hijo de vecino que se le pone por delante. "La escena era más larga porque había otro actor que estaba en la barra al que le ponía un arroz negro y después un carajillo de anís", explica Cantero sobre el último actor del rodaje al que se refería Urbizu.

La escena se rodó a las tres de la mañana en un bar auténtico "en el que la ensaladilla rusa andaba, un local cutre pero cutre". Y allí estaba al mando Enrique Urbizu, "un director tremendamente metódico que no deja nada a la improvisación, de los directores que más cuida cada detalle". Hasta su camarero, que sólo dice dos frases, tiene toda una historia personal a cuestas. Al cineasta vasco le hizo mucha gracia el acento granadino de Cantero, "ese tono nuestro tan arrastrao". Y entonces le trazó un pasado a la medida: "Es un hombre de Almuñécar que vino a Madrid, comenzó a trabajar de camarero y luego pagó un traspaso y se quedó con el bar que abre a las cinco de la mañana para los del mercado... Y eso para un personaje que aparece en dos escenas", resalta el actor. "Aunque uno sea un pequeñísimo secundario es también una pieza más, en el cine todo es una máquina de relojería donde hasta la última micra de tornillo es importante porque si falla se viene abajo todo", continúa el actor que ha rodado con Bigas Luna, Borau, Bardem, Juan Luis Buñuel o Josefina Molina, ganadora del último Goya de Honor, con la que trabajó en Entre naranjos. También con Gonzalo Suárez en La reina anónima, aunque no incluyó en el montaje final una escena con Carmen Maura "que fue todo un día de rodaje".

Pero volviendo a No habrá paz para los malvados, Cantero recuerda que viajó a Madrid en autobús -VIP, eso sí- para enfundarse una camisa de camarero llena de manchas . El realismo ante todo. Y antes de comenzar a rodar su escena cenó con el resto del equipo "en un restaurante estupendo" para acabar en su destartalado bar y jugarse el tipo con José Coronado, con el que trabajó en series como Periodistas o Hermanos de leche. Alrededor, un equipo de cerca de treinta profesionales atentos al "acción" de Enrique Urbizu, "un director que no deja mirar el combo ni al protagonista", recuerda Cantero. "Con él tienes la sensación gratificante de que no eres dueño de lo que haces al cien por cien, ni siquiera Coronado, y es la sensación de estar muy protegido, de que lo que haces pertenece al director".

Es la historia de Pepe Cantero en No habrá paz para los malvados,una película donde tiene el valor de negarle la última a Santos Trinidad. En la vida real, le vaciaría una botella tras otra...

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios