Pedro G. Romero: "Val del Omar es seguramente el director más importante en España, si Buñuel me lo permite"
El artista, investigador y comisario cultural lidera el ciclo Flamenco García Lorca, que se desarrollará en Granada de 2025 a 2027 y esta semana arranca con el ciclo Estampas
Pedro G. Romero, Premio Nacional de Artes Plásticas, capitanea un ciclo en el Centro Lorca que durará tres años
Pedro G. Romero, Premio Nacional Artes Plásticas, ha visitado este martes Granada para presentar uno de los grandes proyectos culturales del Centro Lorca en esta nueva etapa de concordia. El artista, investigador y comisario cultural lidera el ciclo Flamenco García Lorca, que se desarrollará en Granada de 2025 a 2027 e incluye cine, diálogos artísticos, conciertos y publicaciones inéditas. Del 10 al 12 de septiembre arranca en el espacio de Romanilla una de las cuatro propuestas en las que se divide: Estampas, que proyectará nueve películas que evocan el flamenco, la vanguardia plástica y la mirada lorquiana a través de las obras de autores como Val del Omar.
Pregunta.–¿Qué significa comisariar un ciclo sobre Lorca y el flamenco tras tantos años dedicados al arte y a la investigación en este ámbito?
Respuesta. –Es una oportunidad, un lujo poder tener el marco que te da Federico García Lorca para replantear el flamenco de otra manera. También para releer de forma distinta a Lorca y su relación con el flamenco, que lleva demasiado tiempo en un espacio de confort. Intentamos abrirlo a nuevas propuestas, desde reconsideraciones históricas de esa relación hasta la posibilidad de entender el flamenco no solo con los tópicos andaluces, sino como un campo artístico en el que caben muchas formas de vida y de expresión: el cante y el baile, sí, pero también maneras de vestir, de entender el mundo, la pintura, el cine, el teatro o la poesía.
P.–¿Cree que hay malentendidos en torno a la relación entre Lorca y el flamenco?
R. –Sí. Existe una relación mitológica muy fuerte, pero a veces se reduce a un tópico de atracción turística, a un “trenecito” para visitantes. En realidad, la conexión de Lorca con el flamenco es muy profunda. Su Teoría y juego del duende lo convierte en un manifiesto estético. Y su influencia en el cante, la guitarra o el baile es obvia desde el principio. Lo interesante es que los propios flamencos, muchas veces, no han seguido al pie de la letra lo que Lorca escribió. Él pedía conservar la pureza y, sin embargo, Camarón en La leyenda del tiempo o Morente en Omega lo usaron para romper el molde. Esas contradicciones son muy potentes, iluminan el proyecto y permiten huir de los lugares comunes de un folclore más o menos rancio y de una estética muy televisiva que suela adornar adornar la relación Lorca-Flamenco.
P.–La primera entrega del ciclo incluye cuatro apartados: Estampas, Trovos, Guitarra y Revista. ¿Qué se podrá ver en Granada estos días?
R. –Son como los primeros pasos de un camino que culminará en las exposiciones del final del año y publicaciones. Estampas, en este caso, es un ciclo de cine con cortos y mediometrajes que muestran la diversidad de formas de entender la relación entre flamenco y audiovisual. Por ejemplo, está Val del Omar, que es seguramente el director más importante en España, si Buñuel me lo permite. Es un creador plenamente flamenco que bebe del universo de Lorca. Poner ese modelo en el centro es fundamental.
P.–¿Y en Trovos?
R. –Ahí hemos querido invitar a artistas flamencos para que trabajen con otros creadores que, en principio, están fuera del género. Aunque, en realidad, con casos como Luz Arcas y Ortiz Nuevo es difícil saber quién está dentro y quién fuera. Lo mismo ocurre con Refree y Alfredo Lagos, o con Daniel Alonso y Rocío Márquez. Son artistas que dialogan con el flamenco desde lugares no comunes. Habrá otras diez o quince propuestas en esta línea. Algunas podrán acabar en espectáculos, discos o grabaciones; otras se quedarán en el camino. Lo importante es dar espacio a la experimentación.
P.–Uno de los momentos más simbólicos es la sección Guitarra.
R. –Sí. Queremos dar protagonismo a la guitarra de Lorca, la que se conserva en la Huerta de San Vicente. Dani de Morón ya la tocó en la presentación del proyecto y ahora lo harán Refree, Alfredo Lagos y Emilio Caracafé. Cada uno se enfrenta a ella de manera distinta. Todo el que la toca lo asume como un reto, con una enorme responsabilidad, porque no es solo un instrumento: es el símbolo de lo que significa la guitarra de Lorca. Lo más parecido que tenemos al Lorca vivo hoy día es precisamente su guitarra.
P.–También se inaugura la colección Revista. ¿Qué encontrará el público en ese primer número?
R. –Con el folleto que acompaña las jornadas iremos sacando pequeñas publicaciones. En esta ocasión, el material estrella es un texto inédito de Ramón Gómez de la Serna, que es una reconsideración del texto que hizo para el Concurso de Cante Jondo de 1922. Lo publicó en francés en una revista surrealista traducido por Alejo Carpentier, y ahora Andrés Soria lo ha devuelto al castellano original. Es muy interesante porque Ramón representaba lo contrario a la visión de Falla: él defendía justo esos elementos que otros consideraban que corrompían el flamenco. Hace de ellos un monumento al exceso, al esperpento, pero llevado a una dimensión lírica.
P.–En paralelo sigues trabajando con artistas como Niño de Elche, Perrate o Luz Arcas. ¿Pasarán por el ciclo?
R. –Sí, están invitados. Son estancias de cuatro o cinco días de trabajo que luego pueden desembocar en conciertos, performances o proyectos casi independientes del nuestro. No todos de los 21 proyectos llegarán a un resultado final en forma de espectáculos o discos, pero lo importante es abrir ese espacio de investigación.
P.–El ciclo se prolongará hasta 2027. ¿Cómo se inserta en la estrategia cultural de Granada hacia la capitalidad europea de 2031?
R. –Supongo que todos estos eventos las instituciones los proponen también para lo que yo llamo la “cultura del cumpleaños” -las capitales culturales, los centenarios, los aniversarios...- en la que estamos insertos. Ahí nos movemos, claro. Este proyecto se inscribe en esa dinámica, pero espero que vaya más allá de lo conmemorativo. Lo fundamental es que, a partir de esta redefinición, la relación de Lorca con el flamenco en Granada sea mucho más profunda y tenga más identidad que el mero asunto decorativo con que a menudo se ha tratado.
P.–Has hablado también de la turistificación del flamenco y de Lorca. ¿Qué te preocupa de ese fenómeno?
R. –No me preocupa tanto por los artistas, porque el flamenco siempre ha tenido la capacidad de transformar lo peor en algo sublime, sino por cómo se empobrece la relación popular con Lorca. Antes era espontánea y hoy está cada vez más mediada por la cultura del branding y del souvenir. Enrique Morente, por ejemplo, trabajó toda su vida para redefinir las relaciones entre Lorca y el flamenco desde la sensibilidad de un artista popular. Eso es lo que temo que cada vez aparezca menos.
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