La pintura asiática en su justa precisiónLa contemporaneidad de una muestra coral

Bernardo Palomo / Bernardo Palomo

19 de noviembre 2012 - 05:00

A Paco Montañés lo venimos siguiendo desde hace tiempo; todavía como jovencísimo estudiante de la Facultad de Bellas Artes granadina, aparecía en muchos foros impactando con sus contundentes maneras, sus formas básicas llenas de poderosa expresividad y su dibujo determinante y de gran elegancia, bases sustentantes de cualquier acción artística que requiriese una estructura pictórica de rigurosa entidad plástica y que el joven pintor demostraba dominar con precisión. Lo hemos visto recorriendo caminos comprometidos por donde transcurrían los más apasionantes episodios de un Arte, en general y de una pintura, en particular que recuperaba los esquemas tradicionales de la representación, esos que mantienen vivos los gestos valientes de la pincelada, de la forma amplia, de la ilustración ilimitada, sin restricciones, expresiva y sin fronteras plásticas, estéticas y representativas.

El artista nacido en la Alcalá la Real de Martínez Montañés, de Manolo Vela, de Diego Ruiz Cortés, de Dolores Montijano, de José Manuel Darro, de Rafael Revelles… está en posesión de un lenguaje de gran pureza donde las formas pictóricas adquieren una máxima potestad expresiva. Con un conocimiento exacto y poderoso de la técnica y con un interés apasionado por aprender las realidades plásticas más remotas, Paco Montañés nos ofrece un variado repertorio artístico fomentado en esas calidades técnicas de las que es poseedor.

El artista, a lo largo de esto años ha viajado a Japón donde se han imbuido de las técnicas pictóricas tradicionales para desarrollar un conjunto de series, algunas de las cuales, ahora, presenta en este espacio expositivo, estación término del mejor Arte que se ha hecho en España en los últimos treinta años.

El Libro del Japón es una pieza comenzada en el 2001, fecha de su primera visita al Japón. Se trata de un libro plisado con hojas de papel de arroz sobre las que paco Montañés realiza unos retratos a tinta, con una técnica precisa, exigente y sin posibilidad alguna de rectificar la pincelada.

Son obras que requieren una gran contención artística, una capacidad grande de decidir cada golpe de pincel con decisión y precisión; lo que permite comprobar el gran equilibrio técnico del artista que asume, así, tradiciones pretéritas donde se funde lo oriental y lo occidental en un trabajo sólido y riguroso.

Junto a estas Japonese serie, el pintor nos presenta otro libro compuesto por una gran página de más de quinientos centímetros en el que pone en práctica los esquematismos expresivos de la pintura oriental, con un desarrollo de profunda sencillez, quedando todo supeditado a la interpretación de una realidad ejecutada con limpieza y sujeta a unos justos registros de representatividad, sin distorsiones que distraigan la mirada sobre la esencia de lo pintado.

El tercer conjunto de obras lo compone la serie de porcelanas JDZ. En ellas Paco Montañés emplea, de nuevo, una técnica parecida a la que utiliza sobre el papel de arroz, con una precisión total y sin poder rectificar una vez posado el pincel sobre la superficie esmaltada.

Aquel Paco Montañés que nos auspició seguros horizontes de pintura grande, viene a confirmar su aplastante poder creativo. Pinceladas únicas que eternizan una pintura sin fronteras y, sobre todo, sin tiempo y sin edad.

Paco Montañés. Palacio Condes de Gabia.

Aunque ya hemos hecho partícipes, en estas mismas páginas, nuestra opinión de que una exposición llegada de la Universidad de Granada con los alumnos de su Facultad de Bellas Artes tendría que tener su espacio natural en el Palacio de la Madraza, hay que comenzar diciendo que, tal como está el interés artístico para los dirigentes del Vicerrectorado de Extensión Universitaria, mejor ha sido, que por trascendencia y entidad, se haya pensado en el Palacio de los Condes de Gabia, para acoger la muestra con la selección de los mejores trabajos de los alumnos de los últimos cursos de Bellas Artes.

Además, teniendo detrás a Paco Baena, es toda una garantía de que las cosas se van a realizar con rigor y seriedad; algo que se observa desde el título de la muestra, que alude a una cita china que el gran Jorge Luis Borges, en Otras inquisiciones desarrolla para efectuar una especie de arbitrario ordenamiento del universo. Algo que contrasta, probablemente con toda la intención del mundo, con el escaso desarrollo organizativo como se plantea la muestra, cuyo único hilo argumental puede que sea el que las obras provienen de la promoción del 2012 de los alumnos de Bellas Artes. Lo demás, responde a los infinitos planteamientos por donde transita la creación más inmediata. Es decir, que nos encontramos ante una muestra coral, variada, patrocinadora de amplia estética y llena de una contemporaneidad aplastante y fuera de toda duda. Estamos en las rutas verdaderas por donde siempre ha circulado la realidad que se crea en aquellas estancias que, en otros tiempos, fueron Manicomio de la ciudad y que desde hace unos años es una fructífera factoría, muy bien organizada, de buenos artistas.

No hay nada más que echar un vistazo a la Sala Alta del Palacio de la Plaza de los Girones para que uno se dé cuenta que la oferta que allí se presenta goza de mucha calidad, que los jóvenes artistas han pasado el mero perfil formativo para adentrarse por espacios creativos más amplios, en los que anida el compromiso artístico con los tiempos actuales. Las obras se ajustan, en fondo y forma, a los esquemas de un Arte con carácter, donde las coordenadas no se limitan a unos mínimos planteamientos de simple corrección, sino que se adscriben a formas y maneras de una plástica con sentido, abierta y no exenta de calidad, bastantes veces, de mucha calidad.

Me imagino, porque conozco los entresijos de la Facultad, que los dieciocho proyectos escogidos habrán tenido mucho ilustres compañeros de viaje, merecedores de otras exposiciones como éstas. Sé que había otras muy buenas posibilidades; pero es bueno que los futuros artistas ya entren, desde el principio, en la dinámica de saber asumir que unas veces se puede estar y otras no.

Los nombres son merecedores de un futuro seguimiento cercano; la primera toma de contacto ha sido de lo más satisfactoria y esperanzadora. Estamos seguros que casi todos están en posesión de una clarividencia artística importante. Sus nombres auguran diáfanos horizontes. Son los siguientes: Sonia Torres, Oihana Cordero, Pedro Paz Porto, Paula Molina Mañas, Fran Pérez Rus, Martina Marqués Fedelich, Juan Raúl Rodríguez, Dulce González Amate, Rebeca Mayo, Virginia Cañabate, Francisco Cedenilla Carrasco, María de los Ángeles Jiménez, Alejandro Pérez Clotilde, Blas José Romero, Alberto Martínez Martín, Noelia Cobo, Candela Sierra Sánchez y Eva Rodríguez Góngora. ¡Téngalos presentes!

Bellas Artes. Palacio Condes de Gabia.

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