Los Planetas muestra su lado flamenco en Pamplona
El grupo actúa en el Festival Flamenco on Fire con una selección de temas vinculados a este género
Los Planetas salen por la puerta grande de Granada
A punto de cumplirse un año del concierto de Los Planetas en Granada, dentro de su gira aniversario por Super 8, los astros se alinean ahora apuntando en otra dirección muy distinta, Pamplona, donde el grupo actuó este viernes dentro del Festival Flamenco on Fire, recuperando una parte de su repertorio, desconocida quizá para muchos, más cercana a este género, por otra parte, muy vinculado a su tierra.
La influencia del flamenco en la discografía de Los Planetas es indiscutible y “esta conjunción planetaria y psicodelia terrenal puede servir de puerta entrada al flamenco a públicos que nunca lo hubieran hecho de manera directa”, explican desde el festival, citando de paso a Enrique Morente, pieza clave en este acercamiento al género por parte del grupo, quien decía que hay muchas puertas por las que se puede entrar en el flamenco y que cada persona tiene que encontrar la suya.
La leyenda del espacio (2007), es, sin duda, la referencia del grupo más claramente vincualada al género, con un título que ya supone un homenaje explícito a La leyenda del tiempo, de Camarón de la Isla. En él, el grupo reinterpretan palos flamencos como los tientos (El canto del Bute), los verdiales (Si estaba loco por ti) o la soleá (Negras las intenciones), todo ello mezclado con el rock psicodélico y distorsiones. Mención aparte merece Tendrá que haber un camino, la canción que cierra el disco y donde colabora Enrique Morente –con quien Eric ya había colaborado en Omega, junto a Lagartija Nick–, quien ayudó al grupo a descubrir un nuevo terreno por el que transitar.
La relación de amor de Los Planetas con el flamenco continuó tres años después con Una ópera egipcia (2010) en la que se profundizan en la simbiosis flamenco-rock y en el que vuelve a aparecer la voz de Enrique Morente en La pastora divina, una seguriya en la que también participa Antonio Arias, líder de Lagartija Nick.
En Zona temporalmente autónoma (2017) retoman la estructura flamenca en un álbum que también incorpora referencias a la actualidad sociopolítica. En Espíritu olímpico, resuenan ecos de bulería, mientras que Ijtihad conecta con las raíces árabes del flamenco andaluz. Las canciones del agua (2022) es una continuación de su fusión flamenca, abordando temáticas de Andalucía y Granada. Colaboran nuevamente con artistas flamencos, consolidando su identidad dual: rock indie y flamenco contemporáneo.
Lorca y heredia
No es la única relación del festival con la ciudad de la Alhambra. Este jueves la Compañía Antonio Najarro con Romance Sonámbulo, basándose en uno de los poemas más emblemáticos del Romancero Gitano de García Lorca. El madrileño se apoyó en un gran ballet para representar en cinco cuadros un montaje que llevó al espectador a lo onírico del lenguaje, preñado de emociones y de momentos estelares. Se hicieron visibles coreografías cuidadas, un vestuario espectacular, una meditada iluminación y proyecciones que dan continuidad al transcurso, además de implicar al espectador en el relato de lleno. La luna y Lorca, el poeta y su Granada vital, con la Alhambra y el Albaicín como elementos que sirven de contexto, el bosque, la niebla, el mar...
El cuerpo de baile, formado por catorce miembros, se mostró versátil, en castañuelas, piruetas e interpretación. El ritmo celestial baja a la tierra para que tome protagonismo el idioma flamenco, que tuvo espacio propio con la voz de María Mezcle.
Alba Heredia tomó el relevo con Cueva de Rocío, un espectáculo que toma el nombre del lugar, en pleno Sacromonte, donde fue bautizada.
Con la compañía en el cante de El Bola y José del Calli, la guitarra de Juan Jiménez, la percusión de Lucky Losada y la presencia bailora de Rober el Moreno. Alba comenzó su recital por seguiriyas, de rojo y flecos, con raza y decisión, absolutamente infalibles, metiéndose de lleno en tangos de Graná en un despliegue de poderío.
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