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"La poesía puede ser un arma de derribo"

  • La ganadora del prestigioso Premio Nacional de Poesía Miguel Hernández es la granadina Olalla Castro por su poemario 'La vida en los ramajes'

Este año, la ganadora de uno de los concursos de poesía más importantes del país, el Premio Nacional de Poesía Miguel Hernández, ha sido granadina. Ella, Olalla Castro (Granada, 1979), consiguió el premio con su primer poemario, La vida en los ramajes, un libro que "da voz a lo que normalmente se silencia y reivindica aquellas otras voces que permanecen invisibles en pos de los intereses del sistema".

"El libro", explica la autora, "se fue haciendo solo, tomando forma antes de que pudiera planearle un guión o una estructura". Desde luego, la poesía le apasiona porque "puede ser un arma de derribo". "Me inquieta, me sacude y me transforma. Viene a nombrar una herida vieja, a hablarme de mis propios fantasmas. Hay que tener en cuenta que es absurdo aferrarse a la lógica racional para leerla", confiesa.

El certamen, cuyo fallo se dio a conocer el pasado 8 de marzo en la ciudad de Orihuela (Alicante), contó con el concurso de 77 escritos procedentes de diversas localidades españolas. Por otra parte, el premio que recibió Castro constó de dos partes igualmente importantes para ella, una económica de 3.000 euros, y otra que supondrá la publicación de su poemario por la editorial Devenir, con una tirada de 1.000 ejemplares. Y es que la ganadora defiende los concursos como "uno de los mejores medios para que los trabajos de los jóvenes vean la luz, pues las editoriales difícilmente apuestan por autores nuevos". De hecho, ya se ha presentado a otros concursos que también ha ganado como el I Premio Internacional de Poesía Piedra del Molino, con su poema El camisón de Emily Dickinson, o los certámenes en los que quedó finalista como el Premio Gerardo Diego de Poesía para Noveles y del XV Certamen literario Villa de Colindres.

Castro está licenciada en Periodismo por la Universidad de Sevilla y también en Teoría de la Literatura por la universidad de la ciudad en la que nació. Aunque le apasiona la poesía, en realidad el género al que ha dedicado más atención desde hace tiempo, es el de la narrativa, concretamente los relatos de ficción. Sin embargo, no descarta nada por lo que, además de lo anterior, también ha escrito varios ensayos y artículos para periódicos locales y otras publicaciones: "Creo que cada dispositivo textual reclama una serie de códigos, un lenguaje propio que no siempre se aviene a las categorías genéricas prefijadas por la crítica". "Las propuestas literarias más interesantes del momento actual", continúa, "me parecen precisamente aquellas que exploran la hibridación textual y la mezcolanza de géneros, a la manera de Vila-Matas, Bolaño, Piglia o Magris".

Destaca que la clave de su escritura es, precisamente, esa mezcla: "Mi prosa está recorrida de punta a cabo por lo lírico y mi poesía se acerca a menudo a las técnicas y modos del microrrelato".

Para aquellos que se hayan quedado con ganas de conocer un poco más a Olalla, habría que resaltar que, además de escritora, es cantante y ha formado parte de varios grupos desde los dieciocho años. De hecho, durante cuatro años, asegura que pudo vivir de la música gracias a los tres discos que grabó con un grupo argelino-catalán, Nour, el cual también le permitió poder viajar por distintos países como Jordania, Argentina o México. Actualmente, acaba de sacar un disco con su hermano, De vuelta a la casilla cero. Y es que confiesa que la literatura le fascinó desde niña y, gracias a ella, llegó a la música, comenzando por el rap, un género que considera "más literario que musical"; otro ejemplo de la relación tan estrecha que guarda la literatura y la música. "La música rebasa los límites de cualquier otro código de expresión y constriñe menos, te permite llevar más lejos la intuición y la emoción. Para mí, es la libertad en el estado más puro, más primitivo", confiesa.

Por otro lado, para leer algo más de Olalla, se puede hacer a través de su blog, Soliloquio de la mujer bala, donde expresa lo que siente a través de la literatura. Un espacio que ella define como el lugar donde "van recalando todos esos textos (relatos, reflexiones, notas, etc.) huérfanos que no encajan en ningún otro contexto".

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