Hubo poetas mujeres en torno a la Generación del 27? ¿Cuántas somos capaces de recordar? Pocos lectores no especializados pueden responder a estas preguntas. La antología Peces en la tierra, recién publicada por Vandalia, cubre esa laguna cumpliendo una doble función: la divulgación de la obra de una serie de escritoras que -salvo tres o cuatro excepciones- son completamente desconocidas y la indagación en los motivos de dicho desconocimiento. Para explicarlo, la encargada de la edición, Pepa Merlo, ofrece junto con esta estupenda antología un prólogo minucioso. En él, descarta el aislamiento de estas escritoras -y otros argumentos facilones- como la causa de su práctica desaparición de la historia de la literatura. Muy al contrario, escribe Merlo, "ellas se movieron en el mismo tiempo y en el mismo entorno, con las mismas influencias y ambiciones (…), estuvieron ahí, presentes, en cualquier manifestación civil o cultural". Merlo proporciona en esa dirección un excelente caudal de información sobre las publicaciones, revistas y actividades literarias en las que participaron estas autoras, sobre la relación de ese auge intelectual con el incipiente desarrollo civil que lograron las mujeres en nuestro país durante la II República.

Entre 1931 y 1936, el analfabetismo femenino se redujo ostensiblemente en España, las mujeres accedieron al voto, al Congreso de los Diputados y al Gobierno, pudieron divorciarse sin necesidad de mutuo acuerdo, la Generalitat de Cataluña legalizó el aborto. La guerra civil atajaría ese proceso que ha sido estudiado en multitud de investigaciones académicas pero que aún está lejos de formar parte de nuestra historia oficial. Si en las antologías y en los manuales de literatura hay un espacio marginal y reducidísimo para poetas como Ernestina de Champourcin, Josefina de la Torre o Concha Méndez, es prácticamente imposible cruzarse con nombres como la magnífica Elisabeth Mulder, la neopopularista Casilda de Antón del Olmet o la vanguardista Margarita Ferreras. En total se trata de veinte autoras, cuya obra y trayectoria intelectual podemos hoy valorar en su contexto. Peces en la tierra es una antología plural, como prueba la diferente adscripción ideológica y política de las autoras seleccionadas. Es una antología rigurosa, empezando por un prólogo que rechaza argumentaciones superficiales e indaga en las contradicciones históricas del momento. Es una antología profundamente reivindicativa, porque no teme el análisis de las trampas que las mujeres pueden llegar a tenderse a sí mismas en el camino de la emancipación.

En un poema de su libro Versos y estampas escribió Josefina de la Torre: "No te acerques al estanque: / antes me he mirado en él / y vi su fondo a través / de mi sombra. No te acerques / al estanque: / tendrás el pecho hondo y frío / y tembloroso del agua". Como todo el mundo sabe, no hay nada que tiente más nuestra desobediencia que un imperativo. Por eso, la prohibición con que empieza esta cita funciona secretamente como una invitación. Una invitación a mirarse en el estanque de las poetas del 27, porque aunque no lo supiéramos allí también hay peces.