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Dos poetas de un tiro

  • Luis García Montero y Joaquín Sabina provocaron colas en el Palacio de Carlos V para asistir a su encuentro literario.

Había una gran cola, y no la mía”, dijo Sabina en una ocasión sobre uno de sus conciertos. La de ayer daba la vuelta al Palacio de Carlos V. ¿Era por el encuentro entre el cantautor y el poeta Luis García Montero o por la conferencia sobre arte islámico que tenía lugar a la misma hora? En esas aparecieron los ‘dos poetas de un tiro’ entre un público entregado –alguno incluso confesó estar “en erección”–.

Sabina apareció con una gran mochila y sacó enseguida un paquete de Ducados. “Aquí recuerdo intentar tocar una teta a una guiri en mi época de estudiante y Carlos V ni me ayudó”, dijo el de Úbeda como presentación. “Estoy en compañía del príncipe de los poetas, y soy consciente de la cursilería”. Y prosiguió con el ‘club de la comedia’ para referirse al ‘incansable’  presentador del acto, el periodista Tom Martín Benítez, quien podría publicar su intervención, eso sí, en un doble tomo. “Tom es una persona muy cercana a mí porque aunque no nos conozcamos, es una estación de metro cerca de mi casa, Antón Martín”.

Luis García Montero se aferró enseguida a sus libros y leyó su poema Nocturno, dedicado a la Granada de los años ochenta. Después prosiguió con un poema que sirvió de prólogo al primer libro de versos del “Baudelaire con guitarra madrileña”. Al acabar Sabina afirmó no haberse equivocado cuando decidió asistir al “Gay Festival”, dijo en referencia al tono elogioso del poema. Así que Sabina respondió con otro poema, en esta ocasión dedicado a Luis García Montero. “Mientras pongas música a mi balada conmigo vas, mi corazón te lleva”.

Para el verborreico incorregible había llegado el momento de volver a su show tras beber un sorbo de un vaso de agua extrañamente amarilla. “Yo no iba a estar en el cartel”, confesó. “Llamaron primero a Muñoz Molina y no podía, así que me llamaron a mí, que también soy de Úbeda”. La organización pretendía traer también a un músico. “Llamaron a Chiquilicuatre pero estaba en Eurovisión”, sabineó Sabina.

Llegado el turno de preguntas –tras otra prolífica charla del moderador inmoderado–, un joven preguntó con voz vacilante “¿qué hay detrás de la música?”. García Montero tomó la palabra para recordar la reseña de una actuación de Lola Flores en Nueva York. “No sabe cantar, no sabe bailar, no sabe interpretar... Pero no se la pierdan”. Por su parte, Sabina afirmó que “una buena canción es una buena letra, una buena interpretación, una buena melodía y algo más que nadie sabe lo que es pero que es lo que importa”.

Ya más distendidos, el de Úbeda citó “al gran poeta Ortega Cano”. Y cantó, pero no Y sin embargo. “Y estamos tan a gustito...”, entonó entre la carcajada general. García Montero recuperó la seriedad para reflexionar sobre la poesía. “No debe ser un ejercicio sectario, escribimos para dialogar sobre la vida con la gente”, explicó. “La poesía no piensa en los titulares, busca el matiz, la palabra precisa, y esto no es una actividad sectaria porque a la gente no se la puede tomar por tonta”.Y Sabina, que se atrevió a interrumpir al moderador en una de sus divagaciones, añadió que “no habrá años para agradecer a Luis García Montero  que haya puesto la poesía en la calle sin quitarle una pestaña de rigor”.

“¿Se puede escribir poesía siendo exaltadamente feliz?”, preguntó a continuación una espectadora, momento que aprovechó Sabina para ir a los servicios entre la mirada divertida del público por su excesos pasados. Así que tomó la palabra García Montero: “La actividad literaria la realizan personas que no pueden ser felices pero que no renuncian a vivir alegres y dueños totalmente de su destino”.

Justo en la mitad de la siguiente pregunta, de tintes políticos, regresó Sabina. “Estaba cagando”, dijo para el jolgorio de los presentes. Y Sabina, que se unió al grupo de artistas que ‘votaron con todas sus fuerzas’, recordó las críticas a la canción Defender la alegría con la que apoyaron a Zapatero. “Cada uno la defiende a su manera”, apostilló el poeta granadino, votante de Izquierda Unida.

Después charlaron sobre la literatura basura y sobre los éxitos de ventas. Y García Montero, con Almudena Grandes justo enfrente, defendió a los autores que venden 300.000 ejemplares. “¿Es que no hay tanta gente capaz de leer un buen libro”?, dijo el poeta poniendo a salvo su matrimonio. Por su parte, Sabina sostuvo que “hay que defender la lectura, aunque sea del Código Da Vinci”. “Uno se puede quedar dos días tirado en el aeropuerto, te ha puesto los cuernos la mujer, no tienes amigos... Pero si tienes un libro puedes llorar en su hombro”.

Y al final, en alegre procesión, la ‘extraña pareja’ abandonó el Carlos V para seguir sus diatribas, ya sin moderador.

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