Premiere histórica en Granada: 'Lorca en La Habana' lleva a la gran pantalla "el periodo más luminoso" del la vida del poeta

La película de José Antonio Torres y Antonio Manuel, que se estrena esta noche en el Festival Premios Lorca, es una obra audaz que explora, a través de entrevistas ficcionadas y música, la liberación del poeta en Cuba

Alfombra roja del talento local: la gala granadina despliega su magia en el Festival de Cine Premios Lorca

Un fotograma de película.
Un fotograma de película. / G. H.

En la noche de este jueves, el Festival Internacional de Cine Premios Lorca de Granada se convierte en el epicentro de un acontecimiento cultural que resuena con la justicia poética y el destino. A las 20:00 horas, en los Cines Megarama de la Avenida de la Constitución, se proyecta el documental Lorca en La Habana (Plano Katharsis, 2025), codirigido por José Antonio Torres y Antonio Manuel. Esta cita no es una parada más en la exitosa gira del film antes de su estreno en televisión y cines, sino el cumplimiento de un sueño largamente acariciado por sus creadores y un acto que se siente intrínsecamente necesario, pues, como subraya a Granada Hoy uno de sus codirector Antonio Manuel Rodríguez Ramos, "llamándose Lorca en La Habana tenía que llegar a dos puestos de honor. Uno era La Habana y ya estuvo. Y quedaba Granada."

El documental, dirigido también por José Antonio Torres, llega a la tierra natal de Federico García Lorca tras un periplo notable desde que se estrenó en la propia isla de Cuba. Los directores lo conciben como un “marco natural” para la cinta, un lugar donde encaja a la perfección "desde que se escribió la primera hoja de su guion". La película recupera la huella que dejó la feliz estancia de Lorca en Cuba en 1930, un periodo determinante en su vida que influyó profundamente tanto en su persona como en sus creaciones artísticas. Tal y como el propio poeta granadino dejó escrito: “Si me pierdo, que me busquen en Andalucía o en Cuba”.

Audacia Formal

Aunque enmarcado en el género del documental la clave de la producción reside en su audacia formal. Lejos de la convención biográfica, Lorca en La Habana se presenta como un viaje cinematográfico estructurado en un tríptico innovador. La cinta combina entrevistas con especialistas e imágenes de archivo que sitúan al poeta en la efervescencia cultural de la isla con una recreación de la última noche de Lorca en Madrid antes de partir a Granada y, de manera muy original, entrevistas ficcionadas con personajes cruciales que marcaron su estancia cubana. Sobre esta elección, Antonio Manuel Rodríguez explica el espíritu que atraviesa toda la obra: "Nosotros decidimos que si teníamos que hablar de Federico, Federico tenía que estar por todas partes. Es decir, la música y la poesía, que son las almas de Federico, atraviesan la película desde el comienzo hasta el final. Y luego teníamos que utilizar otros lenguajes propios, el surrealismo, el títeres, pero sobre todo el teatro."

Es precisamente este lenguaje teatral el que permite la incorporación de testimonios de quienes conocieron al autor. Los intérpretes, entre ellos Javier Jiménez Noia como Federico G. Lorca, Inima Dulce Fuentes (Flor Loynaz), Laura Martín (Lydia Cabrera) y Javier Vergara (José María Chacón y Calvo), Manuel Carrasco (Adolfo Salazar), Carlos Cruz (Nicolás Guillén) y Antonia Carranza (Madre de Lorca) protagonizan estas entrevistas ficcionadas con "palabras textuales" de sus contemporáneos. El realizador explica que este plano narrativo sustituye a la voz en off tradicional, y es el actor el que encarna "el alma de Federico", sirviendo de hilo conductor en este complejo mosaico. La otra parte del tríptico se completa con la visión experta y genuinamente cubana, con la participación de historiadores de la talla de Hugo Martínez Carmenes y Ciro Bianchi, que contextualizan la llegada de Lorca a la isla en un momento histórico complejo bajo la dictadura de Machado.

Gran revelación

La gran revelación del documental es cómo Cuba fue, para Lorca, un territorio donde encontró la libertad y la inspiración, reconciliándose consigo mismo antes de regresar a España para recibir a la República. El director profundiza en este hallazgo: "Cuando él huye del nacionalcatolicismo rancio-casposo de la España y de la Granada de la época que le obligaba a vivir con una máscara para protegerse, cuando él viaja huyendo de todo eso a Estados Unidos, resulta que descubre la crueldad del capitalismo salvaje y una tristeza inusitada. Claro, cuando él va a Cuba, inicialmente para estar una semana y se pasa la 98 días, lo que hace es vivir, sentirse rabiosamente libre. Ahí descubre el compromiso social, el compromiso político y descubre algo tan hermoso como que Guadalquivir nace en Andalucía pero desemboca en La Habana." Para el cineasta, Lorca encontró en el pueblo cubano un pueblo hermano: "Lorca se convierte en Cuba en claro embajador de la cultura andaluza, con la forma de pensar y el sentir del pueblo andaluz. Yo creo que eso es muy hermoso. Hay que colocarse en los ojos de Federico, cuando él desembarca en La Habana, lo que descubre es el alma."

Riqueza Musical

En el plano musical, la cinta luce una riqueza rítmica que subraya la naturaleza profundamente musical del poeta. La aportación del grupo cubano Kebolá y de Yoxgiel Martínez, compositor del poema musicalizado ‘Son de negros’, establece la conexión directa con las raíces. Pero es la canción original, la Habanera de la Máscara —escrita por Antonio Manuel Rodríguez, compuesta por Jesús Bienvenido e interpretada por el propio Bienvenido y la artista Roko—, la que se integra de lleno en la narrativa: "Yo creo que una canción original tiene que ser una canción hecha expresamente para celebrar musicalmente una película, ¿no? La música no es un estrambote con los títulos de crédito, está pensada para que recorra de punta a cabo toda la película."

La producción es un ejemplo de cómo la ambición artística puede imponerse a la escasez de medios. La película es "muy ambiciosa en su intención pero muy humilde en su producción" y ha sido posible gracias a la colaboración de las instituciones cubanas y la generosidad del equipo. La gente, comprometida con la película, ha conseguido sacar adelante un producto de mucha calidad, hecho de forma casi artesanal. Tras la proyección de esta noche en Granada, y el regreso al Festival Internacional de La Habana, la cinta iniciará su camino hacia el público general, con la firme intención de una pequeña gira en salas comerciales y, posteriormente, su difusión en plataformas como Filmin, una vez que se produzca su estreno en Canal Sur.

Para Antonio Manuel, el objetivo final es el más emotivo: "Hemos hecho un acto de justicia e incorporando en el mosaico esta pieza que creo que faltaba y que cuando se incorpora, vamos a ver a otro Federico que está completamente alejado de la tragedia, que es un Federico feliz, que es un Federico radiante. Yo no puedo imaginar a Federico cerrando los ojos sin verlo sonreír y demasiadas veces nos hemos volcado en esa visión triste, derivada de su trágico asesinato. Hay que hacer justicia con quien realmente fue Federico, que fue, eso, un ser de luz eternamente adolescente y feliz y contagiaba su alegría a todas las personas cercanas."

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