La psicodelia física y emocional de Rufus T. Firefly captura uno de los momentos más brillantes en la clausura del Tendencias de Salobreña

El festival, fiel en su empeño de alejarse de las réplicas macro festivaleras, es uno de los formatos genuinos más sólidos que atrae un turismo diferente a la Costa Tropical

La banda Rufus T. Firefly durante la clausura del Tendencias
La banda Rufus T. Firefly durante la clausura del Tendencias / E.T.

El Festival Tendencias de Salobreña despidió este viernes su 34 edición con una energía desbordante y un lujo totalmente asimétrico que desparramó autenticidad y fuerza a partes iguales. Todo ello gracias a la impresionante actuación de Víctor y Julia, Rufus T. Firefly, que arropados con su banda cautivaron a los más de 1.200 asistentes que subieron hasta el Paseo de las Flores del pueblo.

Los de Aranjuez ofrecieron un concierto cargado de hipnotismo y psicodelia indie rock, presentaron sus nuevas canciones lenticulares como la portada de su flamante disco Todas las cosas buenas. Temazos como Magnolia, Canción de paz, El principio de todo o la esperanzadora Nebulosa jade se sucedieron uno tras otro sin apenas respiro. Lo mejor de lo mejor y sin pausas pero con mucha variedad de registros. Lujazo para una clausura especial.

Un día antes, en el mismo recinto, se disfrutaba de un concierto diferente con Trio Vibrart porque la música de cámara en formato trío llenó de emoción silenciada la noche del jueves con el piano, el violín y el violonchelo de tres sobresalientes y jóvenes músicos clásicos como son Juan Floristán, Miguel Colom y Fernando Arias. Virtuosismo lleno de elegancia y tremendamente enérgico bajo la impresionante luz de verano de un Castillo Árabe mágico.

El miércoles y abriendo los conciertos del festival pasaba por el Auditorio Municipal el cantante y compositor madrileño Luis Brea que marcó el inicio de programa con su rock indie cargado de melancolía y nostalgía pero con temas muy bien elegidos de todo su repertorio comenzando con su más reciente Remedios pero pasando también con canciones como Discotecas y Mil razones finalizando con un bis donde hizo un guiño a Los Planetas.

Por último no nos olvidamos que el festival costero siempre da rienda suelta a sus fantasías literarias y expositivas, este año dando el lugar que se merece al artista belga Colin Bertholet que ha presentado su libro-objeto Mirando hacia abajo en formato exposición que se podrá visitar en la parte alta del pueblo, junto a la Iglesia, hasta el 4 de agosto y por la que han pasado ya ciento de visitantes.

El festival, fiel en su empeño de alejarse de las réplicas macro festivaleras, es uno de los formatos genuinos más sólidos que atrae un turismo diferente a la Costa Tropical granadina. Cita imprescindible en el calendario musical de verano.

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