arte

Lo que el recuerdo fija

  • La segunda exposición de la sala La Empírica nos sitúa ente la inquietante obra de Luisa Alba, una artista granadina de absoluto interés

Hace unos meses se puso en marcha el proyecto La Empírica en Granada; este que esto les escribe, por causas mayores, no pudo publicar la crítica sobre esta nueva sala y sobre la primera exposición que allí se produjo, la del artista conceptual Manolo Quejido; muy buena elección para inaugurar una sala de exposiciones absolutamente necesaria. Ahora, aprovechamos esta segunda muestra, la de la artista Luisa Alba, para dar cumplido reconocimiento a un proyecto que viene como lluvia de mano a la profesión artística, por las manifiestas carencias de posibilidades que la actualidad ofrece.

La aparición de un nuevo espacio expositivo en Granada supone todo un acontecimiento al que hay que valorar y agradecer enormemente en un panorama artístico, como decía, bastante necesitado y con muchas carencias. De todos es conocido que quitando la programación de la Diputación para sus salas, Centro José Guerrero y Condes de Gabia, lo que plantean Caja Granada y Caja Rural -demasiado poco para lo que podrían- y, últimamente, con Belén Mazuecos, afortunadamente para todos, manejando, con solvencia, criterio y rigurosidad, el timón de la exposiciones de la Universidad, poco más de entidad encontramos en una ciudad que necesita infinitamente más.

No podemos olvidarnos -es de justicia reseñar sus actuaciones- de las pocas galerías que en Granada funcionan -todavía- , Ceferino Navarro, Arrabal y Cía y Toro, abiertas a pesar de los pesares. Pero es poco, demasiado poco, para una plaza como esta que siempre estuvo entre las de mayor prestigio y hasta donde acudían los mejores del escalafón. Existen, asimismo, espacios donde, de vez en cuando, se realizan ciertas ofertas expositivas pero, insisto, muy poco, para donde estamos.

Por eso, la noticia de que La Empírica abría sus puertas nos llenó de suma alegría; máxime cuando quienes están detrás del proyecto pertenecen a la cultura, conocen los entresijos de la misma y pueden aportar solvencia y trascendencia a un espacio expositivo absolutamente necesario. La nueva sala de exposiciones se encuentra situada en la céntrica calle Casillas de Prats y sus mentores, Mar Garrido, Cecilio Madero, David Martínez, Juan Mercado, Manuel Moral, Miguel Morales, Enrique Nogueras, José Vallejo y Manolo Vela, pretenden que sea, al mismo tiempo que un espacio donde presentar muestras de calidad, un lugar de encuentro y un foro de opinión donde los diversos esquemas de la cultura encuentren acomodo y generen un espíritu crítico para que, en esta sociedad de claros adocenamientos y manipulaciones , cada cual pueda encontrar una ruta para expresarse y saber a qué atenerse.

La segunda exposición de La Empírica nos sitúa ente la inquietante obra de Luisa Alba, una artista granadina de absoluto interés que, en esta ocasión, nos presenta su trabajo en torno al dibujo, resultado de un proyecto realizado tras la consecución de la Beca Formarte del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte y su estancia en París. Precisamente la capital francesa, con su exuberante patrimonio artístico, visual y, por supuesto, emocional, sirve de base para el trabajo de la joven artista que positiva, de una forma tremendamente personal, su particular visión de la ciudad, mezclando estampas fijadas en la memoria y cuya su transformación plástica hace que cada una de ellas provoque imágenes y recuerdos que al ser fijados mediante el dibujo adquiere posibilidades representativas muy diversas.

Cada uno de los papeles que se presentan en los espacios de La Empírica nos sitúan, al mismo tiempo, en una fórmula plástica y en un momento determinado de la memoria sobre cada situación vivida. Lucía Alba dibuja sobre papeles muy finos superpuestos, la tinta traspasa los mismos y al hacerlo va dejando unas marcas diferentes en cada papel. El resultado son variaciones de una misma realidad. Ésta va manifestando diversas situaciones; la presencia y la ausencia diluyen sus posiciones ilustrativas y la realidad se acomoda a nuevos ejercicios que hacen potenciar los registros que la memoria ha manifestado y que el material plástico se encarga de fijar.

La obra de Luisa Alba, atractiva, jugosa, diferente y llena de sentido plástico nos envuelve en las red impredecible de lo que el recuerdo evoca y plantea un desarrollo artístico muy bien acondicionado para que continente y contenido fluyan con poderosas intenciones estéticas.

Una exposición muy esclarecedora de una artista que nos ha convencido y que demuestra las buenas intenciones que anima el proyecto de la Empírica sobre los artistas de todo el estamento artístico. Si con Manolo Quejido se buscó un referente absoluto de un realidad compleja y fortalecida con el tiempo, con la obra de Luisa Alba se nos plantea los muchos caminos que el arte nuevo tiene, para poder circular con el mayor de los entusiasmos creativos. La obra de la artista granadina nos sitúa en los esquemas de una figuración con carácter, donde lo real va perdiendo argumentos ilustrativos en beneficio de una expresión exultante donde la mirada atrapa novedosas posiciones.

Estamos ante una buena exposición que marca las acertadas directrices firmuladas desde esta nueva sala de exposiciones que viene a llenar de ilusión esta Granada con mucho que ofrecer.

luisa alba

Sala de exposiciones La Empírica. Granada.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios