Artes escénicas

El regreso a las tablas en un otoño gris

  • Compañías y programadores hacen frente a una temporada en la que toca reinventarse y asumir retos

El regreso a las tablas en un otoño gris

El regreso a las tablas en un otoño gris

Casi nada en 2020 está resultando como se planteó inicialmente y los escenarios se han visto sacudidos por el mismo oleaje de incertidumbre que rodea todo lo demás. Pero la zozobra no implica necesariamente sucumbir al tsunami que ha supuesto la pandemia: a pesar de la obviedad, en la capacidad de adaptarse a la nueva realidad radicará la posibilidad de supervivencia de profesionales, compañías y teatros. Las programaciones, adaptadas y vueltas a adaptar, siguen su curso y hace unos días los teatros de la Junta de Andalucía presentaban su temporada para este otoño-invierno.

En esta ocasión, uno de los principios que han guiado a los programadores ha sido recuperar los espectáculos que se tuvieron que cancelar en el primer semestre del año. De esta forma no sólo se compensa a las compañías que se vieron directamente afectadas, también a los espectadores que no pudieron acudir a las funciones programadas.

Es la política que se está siguiendo, por ejemplo, en las cancelaciones de grandes conciertos previstos para el verano del 2020 y aplazados al de 2021. Esto permite que además de la devolución de los importes de las entradas se abra la vía del cambio por una nueva fecha, lo que puede suponer un balón de oxígeno vital en algunos casos.

Otra de las premisas adoptadas por los coordinadores de actividades de los teatros para esta temporada 2020-2021 es potenciar las compañías locales. En ese sentido, el director del Alhambra de Granada, Enrique Gámez, señala que los criterios que han regido este espacio son los habituales de “contemporaneidad, calidad y variedad de las propuestas –que incluirán tanto teatro, como danza, circo o música– pero prestando una especial atención al sector andaluz”. Esto responde a dos motivos: tanto a la situación de “debilidad” que atraviesa como a “la propia calidad de las compañías y el trabajo que están realizando”. “Lo cual no ha impedido que haya montajes tanto nacionales como internacionales”, puntualiza.

Una de las invitadas es Teatro Kamikaze, que abrirá el otoño sobre el escenario de la calle Molinos con Ricardo III. Su director de producción, Aitor Tejada, explica que la temporada para la compañía madrileña se plantea “tan rara como la vida en estos tiempos”: “No podemos hacer planes a futuro porque no sabemos si estaremos confinados”. Pero incluso esa eventualidad, a pesar de las dificultades que conlleva, encuentra maneras de sortearse. “Nosotros normalmente presentamos la programación a principio de temporada pero este año estamos programando mes a mes”, comenta Tejada.

Y en mitad de la tormenta que les está suponiendo las dos últimas semanas “caóticas” llena de cambios y contracambios en la Comunidad de Madrid, también hay destellos de esperanza. Por ejemplo, El Pavón Teatro Kamikaze, tan apegados a los temas de actualidad que han llevado a escena el juicio de 'La Manada' en Jauría, está ya recibiendo los primeros textos que tratan esta pandemia. Aunque ahora mismo se encuentran de gira con montajes ya ensayados y por lo pronto no trabajan en ninguna producción nueva, la posibilidad está ahí.

Algunas compañías, como Teatro Pavón, reciben ya los primeros textos sobre la pandemia

Eso permitiría hacer del defecto virtud. No sólo se trataría una cuestión que ha cambiado el curso de la historia reciente y la vida de cada uno, también permitiría que los actores usaran en escena y no sólo entre bambalinas herramientas de protección como la mascarilla o el gel de manos.  

Cuesta, sin embargo, hacerse a la idea y hay quienes se muestran más reticentes. Ese es el caso de Violeta Gil, responsable de la asesoría escénica y dramaturgia de otra de las obras que llegarán al Alhambra este mismo mes de octubre: Future Lovers, de la Tristura. “La gente que esté en procesos creativos en este momento de algún modo se verá influida por la situación, pero me parece peligroso reaccionar muy rápido: me gusta tomar distancia para que no se convierta todo en comentarios. Ya vivimos en la época del comentario, sobre todo el político de las tertulias televisivas”.

Por lo pronto, Tristura lo que sí ha hecho es adaptar de alguna manera los movimientos en escena, aunque sea por obligación gubernamental. “Acabamos de llegar de Alemania y allí hemos tenido que hacer variaciones porque no estaba permitido que los actores se tocaran”, relata Gil, quien asegura que eso les ha servido para descubrir cosas que podían funcionar. “Al final, tanto en la vida como en el arte, cuando encuentras trabas te creces”.

Hay países como Alemania en los que no se permite a los actores tocarse en escena

Pero no todo son obstáculos. La parte más positiva y sorprendente para Aitor Tejada ha sido el apoyo del público, que ha seguido llenando el patio de butacas después del verano, igual que ha ocurrido con Tristura en los Teatros del Canal.

Para garantizar la seguridad de sus espectadores, en el caso de los escenarios de la Junta de Andalucía se ha optado por reducir el aforo incluso por debajo de los límites permitidos. Así, en lugar del 65% de las entradas autorizado sólo saldrá a la venta el 50% . Y junto a las correspondientes medidas de ventilación y desinfección de los espacios, se colocará a los asistentes de forma alterna -“como las piezas de los tableros de ajedrez” en palabras de Enrique Gámez- y de esta forma guardar la una distancia interpersonal adecuada. “Siguiendo los protocolos no tiene que haber problemas para actores, técnicos y público. Es lo mismo que ocurre con los deportistas en los campos de fútbol o las pistas de baloncesto”, apunta el director.

Al final, parece que todo se reduce a ingenio e higiene. Toca reinventarse y apretarse el cinturón porque, como reza la canción,“the show must go on”.

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