Carmen Peire. Escritora

"Los relatos cortos deben ser como los poemas: perfectos"

  • La escritora, acompañada por Miguel Ríos y Jesús Ortega, presenta en 'Los martes de la Cuadra Dorada', su segundo libro de cuentos, 'Horizonte de sucesos'

Los agujeros negros 'viven' de devorar galaxias. Su fuerza de gravedad es tan sumamente extrema que no sólo 'engullen' estrellas, sino que ni siquiera dejan que escape la luz. De ahí su total oscuridad en el espacio. Y en la frontera que existe entre la materia a punto de ser tragada y el agujero negro hay una zona, semejante a una gigantesca cascada que cae, llamada 'horizonte de sucesos'. Es la frontera entre el Universo conocido y la ruptura de espacio y tiempo del agujero negro. Horizonte de sucesos (editorial Cuadernos del Vigía) es, precisamente, el título del libro de relatos cortos de la escritora y productora musical Carmen Peire. Lo presentarán esta tarde, dentro del ciclo Los martes de la Cuadra Dorada, en la Casa de los Tiros, Miguel Ríos y Jesús Ortega. A las 19.00 horas.

"Yo, que soy de Letras, admiro enormemente el mundo de las ciencias", dice Carmen Peire. "Pensé que si existen agujeros negros y horizontes de sucesos en el gran cosmos, también deben existir en el micro-cosmos de la vida diaria, estar en nuestro mundo. Lo que cuento son pequeñas historias fronterizas, como fronterizos son los horizontes de sucesos".

Su anterior libro de relatos cortos, Principio de incertidumbre, también está basado en el lenguaje científico: es un principio de la ley cuántica. "Lo cierto es que, si yo pudiera volver a nacer, sería astrofísica", comenta la escritora. "La Tierra ya está explorada, pero el Universo está lleno de sitios por explorar todavía. En mi caso, un libro, el primero, me llevó al otro".

Los relatos abordan las historias en barrios marginales, casas de acogida o enanas marrones que llegan a la Tierra. "Los títulos van jugando un poco con las historias que voy contando", señala Peire. "Me gusta, además, escribir sobre los espacios fronterizos, que siempre han sido muy sugerentes en la literatura".

A Peire le fascina el lenguaje científico por su carga poética, pero también lo que se hace a la inversa: la forma en que los científicos hacen alusiones literarias a inventos. "En Japón están trabajando ahora en un experimento por el que quieren escribir utilizando fotones. La máquina en la que están experimentando se llama Dulcinea. La física tiene también la tendencia a buscar nombres literarios".

La presencia de Miguel Ríos como presentador del acto se debe a la relación de amistad que tienen los dos desde hace años. "Yo siempre he trabajado en el mundo de la música como productora, como promotora de conciertos. Me he movido entre el mundo de la música y el de la literatura. Conozco a mucha gente en la música y, para la presentación del libro he querido unir dos mundos, el de la literatura, representado por Jesús Ortegas, que es un magnífico autor de relatos cortos, y el de la música, con Miguel Ríos. Miguel ya presentó mi anterior libro y es una persona que siempre me ha animado mucho. Quería leer este libro antes de que saliera y le gustó mucho. Otra cosa, además, es que mañana [por hoy] es 8 de marzo, y quería celebrarlo con mis amigos", explica.

Para Carmen Peire, el mundo de los relatos tiene muchas más exigencias que el de las novelas. "Los relatos son muy intensos. Cada historia te entra y te saca. A mí me gusta hacerlos muy cortos. Los relatos deben ser como los cortometrajes o los poemas: perfectos. Si en un relato se te va una frase, se nota muchísimo. En una novela no. Cada relato tiene que tener su propio lenguaje, su propia personalidad".

¿Y nunca se le ha ocurrido unir en un mismo libro música y literatura? "Tengo algunos relatos hechos sobre el mundo de la música, pero me parece interesante contar otras historias que pasan en el mundo. Tengo algún cuento sobre personas que secuestran notas musicales, y también una novela, que no he publicado, que es una venganza contra el mundo de la música. La dejé hace tiempo, pero la he vuelto a retomar, porque a una novela hay que dejarla reposar un tiempo. No sé qué escritor tenía como método guardar lo que escribía en siete cajones: lo más nuevo lo guardaba en el de abajo del todo, y lo que hasta entonces había estado en ese cajón, subía al que tenía encima, y así sucesivamente. Sólo corregía lo que había llegado al primer cajón. El texto que más había dormido".

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