Richard Bona cierra el Festival Internacional de Jazz
El mítico bajista camerunés recibirá la Granada del festival como reconocimiento
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Richard Bona es luz, en estado puro. Su música siempre nos trasladó un sentir de África que iba más allá de los clásicos ritmos, de la antropología que ha construido el mito de ese viejo y sabio continente. La música propia del bajista camerunés va a cerrar el 45 Festival Internacional de Jazz de Granada, que ha recorrido ya otras latitudes, como Cuba y, por supuesto, Estados Unidos. Recibirá el galardón de la Granada del festival, una pieza artística, siempre exclusiva, creada por MA DUO, el tándem de artistas compuesto por Carmen Almecija y Augusto Moreno. Escucharemos a Bona por tercera vez, pero siempre es una ocasión única. Por eso agotó rápidamente todas las entradas. Un festival, por cierto, que debería tener más apoyo económico, a la altura de las pretensiones de Granada como ciudad cultural, pero que sigue siendo posible gracias a ayuntamiento de la ciudad, ese mismo proyecto de capitalidad, Caja Rural de Granada, Fundación La Caixa, Metropolitano de Granada y el laboratorio farmacéutico Procare Health, en una lista que debería crecer en los próximos años. No olvidemos que es un festival veterano y de gran prestigio nacional e internacional.
Un grande
Con el permiso de algunos grandes en vida, como Ron Carter, o de los nuevos clásicos como Avishai Cohen, este músico en una referencia en su instrumento, destreza que combina atreviéndose a cantar con un estilo propio, que permite falsete bien hecho cuando es necesario. No cabe en este artículo el conjunto de apreciaciones laudatorias de la prensa generalista y especializada a lo largo de su ya dilatada carrera, en la que se ve lejano su salto a París para formarse, de joven, en composición, iniciándose con Salif keita y Manu Dibango. Eran los inicios de aquel niño que nació en una pequeña aldea llamada Minta, en Camerún.
Quizá uno de los grandes nombres a los que lo asociamos es Joe Zawinul, que protagonizó un concierto inolvidable en Granada. Después, ha participado en proyectos con los mejores, desde Herbie Hancock hasta Quincy Jones o Chick Corea, pasando por Pat Metheny, Bobby McFerrin, Chucho Valdés o George Benson. También es formador de jóvenes talentos en Nueva York, lo que debe ser una suerte y todo un honor para los que reciban sus enseñanzas. Ganador de diferentes premios, su música es, seguramente, espiritualidad en estado puro, lo que se agradece en unos tiempos que banalizan la música, convirtiéndola en éxito comercial o destreza técnica. No hay mejor cierre para un festival que seguir aquello para lo que se inventó el jazz, para ensanchar el alma.
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