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El rock pierde a uno de los suyos

  • Fallece Isidro Rodríguez, batería de Los Correcaminos, donde comenzó Amparo Sánchez Tras la disolución del grupo montó una peluquería en la que instaló un estudio de grabación

Los Correcaminos fue una banda de country rock con acento mexicano que se hizo un hueco en el panorama musical granadino a finales de los 80, con Amparo Sánchez a la cabeza. En la retaguardia estaba Isidro Rodríguez, el batería, que falleció el pasado domingo a los 48 años de edad. Estuvieron presentes en todos los conciertos organizados por la Diputación de Granada y llegaron a actuar también en fiestas de partidos políticos y en el Festival del Zaidín, con canciones como Entre rejas. Los Correcaminos tuvo una vida efímera pero todos sus integrantes siguieron vinculados a la música a excepción de Isidro, que cambió las baquetas por unas tijeras y montó una peluquería para caballeros junto a la calle Recogidas, lugar del que salían las crestas y los rapados más llamativos del momento después de ojear el último número de Interviú, que guardaba discretamente debajo del mueble de la gomina.

Amparo, que por entonces era la mujer de Isidro, se convirtió con los años en Amparanoia y triunfó con sus ritmos latinos en Francia y Latinoamérica. El guitarrista, Cándido Ariza, formó parte de los grupos Salvaje Pasión, Malditos los Celos y Hombres Solos y es uno de los rostros más conocidos del programa de televisión Tú sí que vales. Pero, incluso en su peluquería, Isidro nunca aparcó la música. Montó un estudio de grabación en un cuartillo al lado del lavacabezas y, en mitad de un pelado, si le llegaba la inspiración recortando las patillas del cliente, dejaba las tijeras y se enfrascaba en la mesa de mezclas para terminar una canción. Por allí pasaba buena parte del mundillo musical de la ciudad para repasarse el flequillo, hablar de música y, si se terciaba, comenzar una canción en su estudio.

Desde Madrid, Cándido Ariza lo retrata como uno de los hombres más "vitalistas" que ha conocido. "Parecía una rana dando saltos con las baquetas y encajaba muy bien en el estilo de Correcaminos", explica el músico, que recuerda que el matrimonio entre la cantante y el batería deparó alguna 'escena de matrimonio' en los ensayos. "Era un tipo muy noble que no entendía de medias tintas, para él todo era o blanco o negro y tenía una gran capacidad para arreglar cualquier problema", continúa sobre el batería, peluquero y, en los últimos años, guardia de seguridad en el Parque García Lorca de la capital, donde combinaba el uniforme con sus patillas a lo rockabilly que siempre lució, una manera de no olvidar jamás que, por encima de todo, él era un músico. Isidro Rodríguez, "un molinillo de café" en el escenario, fue enterrado ayer en el Cementerio de San José. El rock de Granada ha perdido a uno de los suyos.

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